martes, 29 de septiembre de 2020

NECROT: Mortal (Tankcrimes, 2020) USA.


Por Simón García López.

He de reconocer que no me entusiasmo fácilmente con los grupos actuales de Death Metal clásico y con clásico, como no puede ser de otra forma, me refiero a aquellos que siguen los estándares de composición y sonido de toda la vida y de las bandas más conocidas e históricas.

Hay millones, millones de bandas que personalmente no me aportan nada porque para escuchar lo clásico ya tengo a los clásicos. No creo que tenga que ser ofensivo esto si es que alguien se siente mal por tal afirmación. En primer lugar la afirmación es mía, no tuya. Tú piensa y escucha lo que quieras. En segundo lugar, si un grupo busca sin ocultarlo ser igual por ejemplo que Death, no debería parecerle mal ni a la banda ni a los fans que se destaque esto. Se puede ser muy bueno y a la vez muy poco original. Del mismo modo se puede ser muy original y al mismo tiempo muy malo. Si es que hay de todo en la viña del señor. 

Lo que me hace tilín es aquello que es bueno o muy bueno y además intenta tener un sello de identidad propio. Dentro del Death metal clásico está prácticamente todo escrito, pero de vez en cuando aparecen grupos como Necrot que aportan una de esas piezas que quizás faltaba entre todas las del conjunto y que lejos de sonar a esto o lo otro, se diferencia como único hasta cierto punto. 

Este “Mortal” tiene algo especial. Define definitivamente el sonido e intenciones de la banda y se convierte sin ninguna duda en uno de los grandes discos de Death metal de este 2020. Otro es el “Speciation” de Faceless Burial, (tremendo) pero ese lo veremos en otro momento.

Haciendo un esfuerzo se puede quizás sacar qué convierte en especial o diferente este “Mortal”. Voy sobre la marcha, porque no es una única cosa la que debemos tener en cuenta. Si un disco es bueno es por un conjunto de cosas que agrupadas nos entran por le oído y tocan la campanita de nuestro corazoncito sensible.


En primer lugar el disco suena genial. Es el primer impacto. Totalmente natural, limpio pero potente y crujiente al mismo tiempo. Nada de plastiqueos, tentación que por suerte ha desaparecido en el Death Metal, Dark Death, Blackened Death y todos los subgéneros más oscuros en su rama más underground. Insisto, más undergruond, en la verdaderamente interesante y donde se hacen cosas de verdad originales y que merecen la pena. Otra cosa que se nota en seguida es que son buenos músicos y que saben lo que se hacen. El disco está perfectamente ejecutado y los arreglos y punteos denotan la calidad de Luca Indrio y Sony Reindhardt como músicos y compositores, así como todo el trabajo de Chad Gailey a la batería aparentemente simple pero intenso, sin adornos o florituras estilísticas, ni tan siquiera en los redobles de batería pero con pegada y ajustado a lo que la canción pide. Es un Death metal clásico que puede recordar a Autopsy, Demilich o Bolt Thrower pero más complejo estructuralmente y moderno al mismo tiempo, con mucho ritmo y mucho toque macarra al estilo High on Fire. En ningún momento se anquilosa en estructuras clásicas o densidades pantanosas al aire tan típicas y predecibles. Los cambios son constantes y originales, siempre destinados a mantener e incrementar la intensidad de las canciones, siete en total, de larga duración todas ellas, pero que para nada se hacen largas o aburridas. Si por ejemplo el riff es clásico una de las cosas que suelen hacer es alterar el compás para romper ese clasicismo, como en la final “Mortal” donde la voz, con ese eco tan clásico sueco a lo largo de todo el disco, me recuerda a lo largo de todo el disco, pero ahí sobre todo al Dan Swäno de “Unorthodox”. 


Estas son reunidas algunas de las claves de esta obra, conjunto homogéneo y poderoso, que ha despertado como no podía ser de otra forma el interés tanto en público como en crítica. 

Necrot se asientan definitivamente con este segundo trabajo como una de las bandas de Death Metal más importantes y de futuro. Les seguiremos la pista. 


A la venta aquí.







© Diario de un Metalhead 2020. 


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