miércoles, 30 de enero de 2019

HAMLET: Berlín (2018, Maldito Records)


Por Larry Runner.

Tres décadas ya dándole. “La Ira” su anterior trabajo fue un discazo, otro más, que nos encantó. El típico disco de Hamlet que querías que tocaran entero en directo. Tenía la crudeza de siempre con el punto de accesibilidad sónica, o de comercialidad si lo quieres entender así, como para volverte loco y tararear los temas .

“Berlín” es más serio, más oscuro, mucho menos directo. No entra a la primera, o al menos a mí no me ha entrado de forma tan fácil como “La Ira.” 

Del título, “Berlín”, explican que “…lo llamamos así porque queríamos englobar el concepto de las letras en un lugar o imagen (un poco como hicimos con “Syberia”) y encuadrar los sentimientos de los textos en torno al sufrimiento, la lucha, el salir victoriosos de ellos y seguir evolucionando. Y un poco lo mismo con la música, una ciudad siempre inconformista y en constante evolución en ese punto" .

En “Berlín” encontramos el punto de mala uva de una banda odiada y amada casi a partes iguales, lo segundo quizás movido por la envidia, deporte nacional en este país. Siempre han sido únicos, han ido a la suya y los que les han tratado de imitar no les han llegado ni a los tobillos ni a nivel de actitud ni musicalmente.


Quizás nunca hayan sido los más simpáticos pero sí los más correctos. La gente profesional del mundillo suele sentirse cómoda trabajando con ellos, por algo será en una escena donde casi todos los que pasamos por ella tenemos que hacerlo de forma amateur.

El portadón en blanco y negro, así como el artwork, vuelven a ser obra de Víctor García-Tapia de Darkhorse Estudio.

Para la grabación eligieron los Sadman Studios de Madrid junto a Carlos Santos (Somas Cure, Toundra, Wormed, Adrift, Vita Imana…), mientras que para la mezcla y máster han acudido a Will Putney, que ha trabajado con gente como Thy Art Is Murder, Body Count, Northlane o The Amity Affliction entre otros .

La producción es cristalina, suenan limpios quizás como nunca antes y es de agradecer esa nitidez.


Riffs contundentes, de los de siempre de Hamlet y las tonalidades graves a las que nos tienen acostumbrados y que echaremos de menos el día que nos digan que se han cansado, que esperemos sea nunca. Y por supuesto, las voces desgarradoras de Molly, un frontman que vive las canciones en vivo como pocos y se entrega con ese aire de arrogancia que tanta envidia arrastra.

En “Berlín” han apostado por su parte más oscura y cruda, aunque sin perder sus siempre presentes aires melancólicos y por supuesto melódicos, a pesar de la rudeza de algunos temas e incluso la velocidad, pues hasta blast beat aparecen en este álbum. 

Llevan muchos años con un sonido tan personal como inimitable, al que van añadiendo pequeñas pinceladas con las que van evolucionando sin que apenas te des cuenta. Unos número uno. Y “Berlín” un grandísimo disco.

http://www.hamlet1.com/







© Diario de un Metalhead 2019.