By Diego Rodríguez Liébanas.
Dave Mustaine es uno de esos personajes sin los cuáles
el mundo del Metal no se entendería tal como es. No hay trimestre desde hace 30
años en el que no haya una declaración suya hurgando en alguna herida o
diciendo alguna sandez por el puro placer de oírse graznar.
Se ha ganado a
pulso su fama de bravucón, llorón, bocachancla, engreído… Detractores a
puñados. Gente que lo odia a muerte. Con él la afirmación no deja a nadie indiferente adquiere significado pleno. Podemos
seguir… Tiene problemas con sus compañeros de banda desde el inicio de los
tiempos y los cambios de formación en MEGADETH son algo habitual. Líder
intransigente, nadie toca una nota de más en escena o se pone un atuendo
determinado sin su consentimiento. La empresa MEGADETH tiene dueño. Seguimos.
El cabrón, siguiendo el cliché de rockero americano arrepentido de sus juergas,
ahora adora al Señor y no bebe ni una gota de alcohol. Capaz de hacer
declaraciones a favor de “La Causa” del IRA, de expulsar de una gira a Rotting
Christ por no querer tener nada que ver con grupos satánicos o de dedicar un
álbum a Dios, mi mujer, mi familia y mi
país, por ese orden, sus declaraciones en política han ido girando a la
derecha y girando a la derecha en un verdadero Mustaine meets Ted Nugent. Ese
es Dave Mustaine, hace y dice lo que le apetece cuando le apetece desde hace
décadas. Y esa personalidad fuerte alejada del postureo y poco dada a rehuir la
polémica le ha dado también una fiel legión de seguidores por todo el mundo.
Ahora hablemos de música. La discografía de MEGADETH desde Killing Is My Business… (1985) hasta Cryptic Writings (1997) está
conformada por siete discos entre los que se encuentran obras notables,
sobresalientes y verdaderos clásicos imprescindibles. Pocas bandas pueden
presumir de una muestra musical tan sólida, variada, original y, en diferentes
momentos, vanguardista a lo largo de sus quince primeros años de vida. Y pocas
bandas procedentes de los ochenta supieron sobrevivir tan bien al terremoto
musical de los noventa. Pero esta trayectoria musical infalible llegó a su
final en 1999 con la publicación de Risk, disco que marca un antes y un después
en la vida de la banda. El chorro de creatividad ilimitado, sobre todo a nivel
compositivo, se agotó y la banda entró en una deriva musical errática que se
prolonga hasta nuestros días. De hecho, la publicación de dos discos
sobresalientes como United Abominations (2007) y, sobre todo, Endgame (2009)
significó una sorpresa mayúscula ya que nadie daba ya un duro por ellos. Pero
así como vino se fue y el globo se desinfló de nuevo con sus dos siguientes
obras.
Y así nos plantamos en 2016. ¿Puede Dave Mustaine
aportar algo interesante a nivel artístico a día de hoy? Es decir, más allá de
gestionar de forma certera una empresa lucrativa que da pingües beneficios… ¿Es
capaz Dave Mustaine de componer y grabar música que haga disfrutar a los
metaleros? La respuesta es sí, ateniéndonos a lo que se nos ofrece en este
Dystopia. Chris Broderick y Shawn Drover son historia. La, en un principio,
sorprendente incorporación de Kiko Loureiro, reputado guitarrista brasileño
conocido por su trabajo al frente de Angra, se ha confirmado como una decisión
acertada a la vista de los resultados. Aunque sólo ha podido meter mano en la composición
de tres temas, ambos estilos se han conjuntado muy bien sonando compactos y
complementarios. Es de sobra conocido que a Mustaine le gusta combinar su
estilo agresivo y pirotécnico con guitarristas que aporten otros recursos y
sonoridades más dulces y melódicas. Loureiro quizá no llegue a la versatilidad
de Broderick pero sus maneras más Heavy Metal le dan a las canciones una
potencia y un dinamismo muy atractivos. No es tonto Dave Mustaine contratando,
aunque sea de forma interina, a Chris Adler, batería de Lamb Of God, uno de los
grupos del momento. Su trabajo se antoja esencial para que todas, y digo todas,
las canciones del disco suenen contundentes y tengan el punch necesario para no caer en momentos carentes de empuje y
nervio.
nos ha tocado disfrutar
de la mejor cara de la banda
Hace ya muchos años que MEGADETH ampliaron sus límites
musicales hasta el tope y ya no son vanguardia de nada pero es incontestable
que Mustaine ha creado un espacio musical amplio por el que la banda se mueve
desde entonces con un sonido propio que no varía demasiado de un disco a otro.
Las coordenadas están marcadas y el éxito y la solvencia musical del disco de
turno radica en la mayor o menor inspiración a nivel compositivo del amado
líder. El trío inicial de canciones con The
Threat Is Real, Dystopia y Fatal Illusion reverdece viejos laureles
y muestra la mejor cara de la banda a nivel compositivo desde hace años.
Dystopia, por ejemplo, es un tema Made In Megadeth por los cuatro costados. No
me imagino a otra banda facturando un corte de esas características en ese punto
intermedio que se perfila entre el Metal potente post-Thrash y el Heavy Metal
melódico tipo Iron Maiden. Fatal Illusion
es mi canción preferida del disco. Qué gran capacidad ha tenido de siempre Mustaine
para componer inicios de canciones interesantes y aquí tenemos otro ejemplo de
ello justo antes de que Dave Ellefsson acometa el mejor riff de bajo en el que
se ha visto involucrado en años.
Si las siguientes canciones tuvieran el mismo nivel que
las tres primeras estaríamos hablando de un disco estratosférico al nivel de
sus obras más elogiadas. Pero no lo tienen. El caso es que en Death From Within y Bullet To The Brain la banda baja un peldaño. Pero sólo uno. Son
buenos temas en los que el disco no pierde empuje y siempre te encontrarás
alguna grata sorpresa con el trabajo de rítmicas espectacular de Megadave o los
solos incisivos de Loureiro así como la superposición de solos tan propios de MEGADETH en el que las guitarras se juntan y se separan siguiendo la misma
línea melódica o yendo cada una por su lado. Ya lleva años pasando y no es
ninguna novedad que escuchando alguno de los nuevos temas de la banda se te
vengan a la mente riffs y melodías pertenecientes al pasado. Bien, pues aquí
tenemos a un hermano bastardo de Symphony
Of Destruction en forma de Post
American World. Es imposible escuchar el riff de la canción y no imitar a
los argentinos con el Megadeth, Megadeth,
aguante Megadeth. Con otra de esas extensas y originales partes iniciales
comienza Poisonous Shadows, canción
emotiva con una atmósfera melancólica muy lograda aunque creo que se alarga de
forma innecesaria. Conquer Or Die es
un tema instrumental compuesto mano a mano por Mustaine y Loureiro que bien
podía haberse quedado como bonus track a mi modo de ver ya que no deja de presentarnos
una serie de solos sobre una estructura insulsa que únicamente sirven para
recordarnos lo buenos instrumentistas que son sus ejecutantes.
Si las tres primeras fueron buenas las tres últimas no
les van a la zaga. Lying In State,
recupera la intensidad requerida además de cierta
frescura debido a que no rememora viejas líneas en un tema que es puro nervio.
Lourerio deja su marca con un solo sencillo pero muy efectivo en uno de los
cortes destacados del disco. The Emperor
es uno de los cortes más directos con un riff sencillo y un estribillo pegadizo
en lo que se convierte en una de las canciones más divertidas. Que Megadeth es
una gran banda de versiones no es ninguna novedad. Acreditados quedan los
galones con el trabajo realizado en el pasado en Anarchy in the UK, No More
Mr. Nice Guy, Paranoid… Por lo
tanto, Foreign Policy, de los punks
angelinos Fear, no es ninguna excepción llevando un trabajo excepcional que
lejos de suponer una canción de relleno la convierte en uno de los highlights
del disco. Recordemos que Fear están capitaneados por Lee Ving, amigo personal
de Mustaine con quien ya compartió aquel olvidado proyecto llamado MD. 45. Con
esta versión llegamos al final de este nuevo capítulo discográfico de Las
Aventuras de Megadave. En esta entrega nos ha tocado disfrutar de la mejor cara
de la banda. ¿Qué nos deparará el futuro?
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