martes, 8 de febrero de 2022

Sólo hay que abrir la cabeza. Aunque sea a hachazos.


Por Simón García López.

Me encanta el Death metal. Me rodean decenas de personas que escuchan Death metal. Intento saber y aprender cada día del estilo comprando libros, leyendo artículos, entrevistas, etc. Estoy atento a sus constantes evoluciones, desde mediados de los 80 hasta el día de hoy, y en todas ellas encuentro siempre algo apasionante. Me encanta la música en general, pero quizás el Death metal sea el estilo que más ha marcado mi vida. 

Ahora bien. El Death metal tiene sus cosas malas también y una de ellas son sus fans. No todos por supuesto. Un tipo de fan particular que también se puede encontrar en otros estilos "puros" con más o menos las mismas características. Fan anclado en el pasado, anquilosado, incapaz de tener una discusión sin imponer. Lo veo a diario. Lo acabo de ver y por eso este artículo. Porque estoy cansado de intolerancia, cosa que por otra parte los fans de la música extrema bastante sufrimos de la gente en general, de algún que otro melómano y de no pocos metaleros por cierto. 

El caso es que entro en una página de Facebook de Death metal y alguien, sabe dios de dónde, pone una foto del “Harmony Corruption” y del “Utopia Banished” y dice que esos son para él los discos esenciales de Napalm Death. No pasa nada, son sus gustos, pero se inicia una pequeña y normal discusión hasta que uno sienta cátedra y comenta: "Scum". 

Han pasado 35 años de "Scum". Napalm Death han sacado 16 discos, infinidad de Ep´s, directos, versiones, singles... ¿Y el disco esencial de Napalm Death es "Scum"? ¿El “Harmony corruption”? ¿El “Utopia banished”? Me encantan esos discos pero, ¿de verdad esos son los esenciales?

Este comentario que podría parecer inocente, no lo es. Sacar a debate la discografía de una banda y nombrar el primer disco anula el debate. Es algo parecido a la Ley de Godwin, que dice así: "A medida que una discusión en línea se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis tiende a uno." Cuando esto ocurre, el que hace esta mención pierde porque entre otras cosas hace que el debate se seque. Podéis ver a diario en debates políticos constantes menciones al Nazismo y a Hitler, pero ahí quien lo hace gana, porque la Ley de Godwin es una ley no escrita para poner orden en foros y parar a listillos y populistas, todos esos que campan a sus anchas en nuestro panorama sociopolítico. 

Si establecemos la analogía con los debates dentro del Death metal, mentar al Nazismo en un debate normal es como mentar el primer disco de una banda. Jaque mate. Victoria. Se acabó el debate. ¿Se acabó? ¡No! Aún se puede ir más lejos porque en el Death metal... ¡Hay demos! Esto lo vi con mis propios ojos en una discusión sobre Sinister. ¿Cuál es el mejor disco de Sinister? Tal, cual, hasta que el listo de turno pone el "Cross the styx". A buen seguro estaba orgulloso en su casa después de haber demostrado su pureza, pero amigo, el destino le tenía preparada una vuelta de tuerca implacable. Sin esperarlo, alguien de la nada apareció y comentó: "Lo mejor de Sinister son las demos". BOOOOM. Imposible de superar. Hasta ahí llega, permítanme que lo diga, la estupidez en este tipo de discusiones donde gana el que más grande la tiene. Ojo, claro que lo que te puede gustar más de Sinister son las demos, pero lo siento, no son lo mejor, además de que no todas las demos de Sinister son igual de buenas. 

A mí toda esta pureza ya me hincha los huevos. Todos estos habitantes de la casa Slytherin del Death merecen una lección. Aquí hay unas cuantas cosas que deberían de ponerse negro sobre blanco de una vez por todas. 

Si vas a opinar sobre los discos esenciales de Napalm Death, por ejemplo, deberías haber escuchado todos los discos de Napalm Death. O de Gorefest. O de Malevolent creation. Me da igual la banda clásica con amplia discografía. Es cuanto menos sospechoso que dentro del Death metal siempre que se menciona a una de estas bandas siempre se destaquen los primeros discos. ¿Casualidad? Claro que no. Es que ese fan seguramente no ha pasado de ahí por motivos tan variados como por ejemplo que le haya pillado en la edad del empalme y descubrimiento musical, haya flipado con la explosión del Death metal y todo lo demás con los años le haya dado igual. También se explica porque el Death metal primigenio tuvo una época dorada que terminó a mitad de los 90 cuando las bandas referentes empezaron a sacar discos experimentales y en general claramente peores. El Grunge, el comienzo del NU metal acto seguido, Pantera, Machine Head, la MTV y demás factores tuvieron la culpa. Las discográficas dejaron de apoyar el estilo, muchas bandas se separaron y aparentemente murió uno de los estilos más vibrantes e importantes de la última parte del siglo XX. Aparentemente, porque para nada murió. Había un montón de bandas haciendo discos cojonudos y a punto estaba de explotar una nueva ola de bandas que marcarían el camino en el nuevo milenio. Dying Fetus, Nile, Origin, Hate Eternal, Decapitated, Aborted, Gojira, Iniquity, Yattering... Pero ese es otro tema.  

Este fan anquilosado y enfadado con todo aquel que venga a destrozar su mundo de pureza es el comúnmente denominado “True”. El “True” puede serlo por elección, por convicción, está claro, pero en general lo es por ignorancia, desidia y estupidez. Se reconoce por frases como “el primero es el mejor”, o incluso “las demos son lo mejor”. Se mueve por detalles como que su banda admirada de juventud recupere el logo clásico (“han vuelto”) o la estética de las portadas de sus primeros trabajos (“han vuelto”). La música que hayan hecho entre medias da igual (“es mala”) e incluso da igual la que hagan con portada y logo clásico (“es buena”). El “True” es un ser complejo dentro de su aparente simplicidad, porque en muchos casos la calidad de la música le da igual por extraño que esto pueda parecer. Si la estética de la banda es clásica, o si el logo lo es, o si usan la distorsión al máximo del Heavy metal boss, característica sueca por excelencia, o si meten mucha caña y cantan muy gutural, ese grupo es digno de admiración. Da igual que sean una mierda, porque lo importante es que son brutales o clásicos, o clásicos y brutales al mismo tiempo, y tienen la esencia que hay que tener. 

Una melodía es una mierda. 

Una voz limpia es una mierda. 

El “True” además es un ser altivo. Está por supuesto en poder de la verdad y eso da una seguridad y un poder prácticamente omnímodo. Lo mejor es que esa altivez, lleva al desprecio y decide que no merece la pena hablar con alguien que dice que el “Heartwork” es el mejor disco de Carcass. Para qué perder el tiempo con gente inferior y blandengue. El Fary, personaje muy similar al “True”, describió en una entrevista hace muchos años al “hombre blandengue”, añadiendo para terminar haciendo gala de esa altivez que menciono: “Lo desprecio”.

Además, he comprobado que el “True” está extendido por todas partes del mundo por igual. No atiende fronteras. Es un fenómeno alucinante y preocupante a partes iguales porque son ejército y están enfadados. Sobre todo se enfadan y mucho cuando alguien opina de manera diferente, hecho del que extraemos la cualidad definitiva del “True”: la tolerancia. 

Los que habéis llegado hasta aquí sois los tolerantes de verdad a buen seguro, porque el “True” estará en redes insultándome desde hace unos párrafos. A vosotros, los que quedáis, no hace falta que os repita que para hablar hay que saber de qué se habla. No niego que esos discos mencionados de Napalm Death no sean esenciales, que lo son, pero esa banda ha pasado por muchas épocas, su discografía es reflejo de los tiempos que les tocaron vivir, es historia del metal extremo y no se pueden menospreciar para entender a Napalm discos como el “Diatribes” por ser comienzo de una época creativa convulsa, el “Enemy of the music business” por su vuelta a los orígenes, o el “Utilitarian” por su experimentación extrema. Por ejemplo. Son absolutamente esenciales, al igual que lo son discos como el “Rise to ruin” de Gorefest, el “Uprising” de Entombed”, el “Envenomed” de Malevolent Creation, el “Litany” de Vader, el “Majesty and decay” de Immolation, el “The stench of redemption” de Deicide”, el “Obsideo” de Pestilence o el “Torture” de Cannibal Corpse por citar unos pocos grandes discos de bandas clásicas que a buen seguro el “True” se ha perdido para nuestra desgracia. 

Y ya que estamos, el Death metal está viviendo una tercera época dorada, desde la vertiente más oscura, con bandas como Dead Congregation, Krypts, Ulcerate, Corpsessed, Faceless Burial, Blood Incantation, Tomb Mold, Necrot, Of Feather and Bone y muchísimas bandas más con una propuesta súper interesante. Sólo hay que abrir la cabeza. Aunque sea a hachazos. 

© Diario de un Metalhead 2022.

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