📝 Larry Runner.
📷 📝 Jorge López Novales.
Verse envuelto en un tinglado de organización a nuestro nivel siempre te da y te quita.
Normalmente quita más que da. Económicamente no da para vivir y contento te vas a casa si no te resta en la cartera. Así que si todo sale bien, regresas con una satisfacción personal difícil de explicar y poco más. Esta vez dio mucho, hasta el punto de hacer que el 5 de abril de 2025 quede para la posteridad como uno de los mejores días de mi vida.
Entre las cosas que me perdí por estar en el frente, fue la actuación de Corvus V, que se vinieron a Oviedo a darlo todo como invitados de la gira de Scanner. Así que Novales se encarga de charlar del grupo que abrió la noche y luego vuelvo yo para contar el resto.
Corvus V.
Esta era mi tercera vez con la banda leonesa Corvus V. La última vez que los vi fue en Puerto de Vega en formato concurso. Ese día, el infortunio se cebó sobre ellos. No pudieron mostrar su valía, pero esta noche ofrecieron su mejor cara.
La banda ejecuta un metal moderno sin complejos. Es cierto que tienen unas orquestaciones electrónicas y algún ritmo que puede aludir a lo industrial (con “Inferno” como su máximo exponente), pero se convierte en algo muy ameno cuando se combinan con estribillos melódicos más heavies o el “groove” más contundente. El conjunto es algo atmosférico, oscuro.
Lo más cómodo sería tirar de ordenador, pero tienen a Víctor López dando un elemento diferenciador a los teclados y aportado los efectos.
El sonido de Corvus V, a pesar de las notables diferencias, no fue algo incompatible con el power metal alemán que nos esperaba después.
Irrumpen con un look postapocalíptico que en otro contexto sería ridículo, con los horarios a rajatabla. En este caso, causa impacto y resalta su interpretación. Tras unos temas, las máscaras se convierten en una molestia (el calor era una buena señal del nivel de asistencia).
Aunque su batería, Diego Duro, aguantó con la máscara hasta el final sin perder un ápice de intensidad.
Rub Serra mete aporta mucha intensidad como vocalista- un frontman más que correcto con el público-, y tiene variados registros. Diego Sahe lleva el peso de las seis cuerdas y aportó una buena dosis técnica con riffs pegadizos (que no está reñido con lo de moderno).
Llevaron a su terreno una versión de Black Sabbath, “Children of the Grave”, que fue bien recibida.
Sonó bien y me gustaron. A pesar de la tentativa de Rub de armar un wall of death, que hubo en el tramo final y que no fue a mayores, la gente se lo pasó muy bien.
Scanner.
Quién me iba a decir a mí a finales de los 80, cuando quemaba la cinta grabada con el “Hypertrace” que un día me iba a codear con aquella banda alemana tan increíble. Los uniformados Scanner vinieron a Oviedo y la sensación fue de auténtica abducción. Oviedo se convirtió en Terrion.
La Gong hasta arriba. Poco importa que sólo Axel Julius permanezca de los originales en la banda. Las canciones son las canciones y eso es lo que importa, más aún cuando la interpretación de las mismas roza el excelencia sin que el grupo pierda una gota de carisma con respecto a lo que se cocinaba hace cuatro décadas.
Efthimios Ioannidis al micro canta las canciones a la perfección, con unos agudos excelentes y ya lleva más de 20 años siendo la voz del grupo, mucho más que cualquier otro vocalista anterior.
Venían presentando su último “The Cosmic Race”, del que soltarían tres temas, aunque el que esto escribe entró bien avanzada la actuación, cuando la labor de producción estaba finiquitada y no pudo disfrutar del show por completo pero sí llegar para lo mejor.
Así que no os puedo contar demasiado de la primera parte del concierto. Cuando por fin me pude infiltrar entre la gente, la banda estaba terminando con “Rubber Man”. Así que me sumé de verdad a la fiesta con “Eutopia” del “The Judgement”, un disco al que creo que no le di bastante estopa en su día y que creo que voy a recuperar, porque no sé si era la euforia de ver la Gong hasta arriba, pero me sonó a auténtica gloria, con esa carga de melodía tan brutal y los agudos de Efthimios. Bien pensé que el grupo se traería algunos coros grabados como sus compatriotas Freedom Call y Brainstorm hicieron en nuestras anteriores fiestas, pero no. El show de Scanner es totalmente orgánico, sin aditivos, como los de antes. Nada de disparar movidas desde la mesa. Auténtico directo. Lo mucho que se agradece sentir a un grupo real al 100% en estos tiempos de perfección artificial. “Eutopia” sirvió para empezar a menear el cuello acompañando su ritmo machacón ideal para darle al headbanging y endurecer el cuello.
“Terrion” vino detrás y obviamente, me hinché a cantar su estribillo, aquel que cantaba de adolescente y que, sorpresa, aún recordaba cuando días antes me dio por retomar el cd de “Hypertrace”: “!It's a place called Terrion; In a time of love and freedom; Such a place that we call Terrion; Can be real when mission is done”. Y es que los hits de Scanner son tan intensos y adictivos como estribilleros y con las afiladas guitarras de Axel A.J. y Max Rybarski y la contundencia de Sascha Kurpanek a la batería y el bajo y coros del genial Jörn Bettentrup, es el no va más.
“Scanner’s Law”, de su último “The Cosmic Race” nos recordó a lo que venían y sirvió para tomar aire para la recta final en la calurosa Gong, cuya audiencia se mostraba totalmente entregada, algo que quedó totalmente con “Warp 7”, himno de himnos del grupo y que nos hartamos también de cantar.
Con “Buy or Die” (“Terminal Earth” también fue maravilloso), nos recordaron que el merchan estaba allí para acabar con él, algo que se perpetró arrasando con los vinilos y algunos productos más. Poco se llevaron para Vigo. Normal por otra parte, pues Scanner es un grupo que no para de interactuar con el público, de chocar las manos, de soltar púas, de hacer a la gente feliz con esos gestos que otros venden tan caros. Y es que ellos disfrutan tanto en el escenario que contagian a los que están en el pit. Simpatía y canciones. Mucho que enseñar a las bandas de hoy en día, aunque una vez más vimos a pocos músicos locales en la sala. Quizás algunos piensen que no tienen nada que aprender. Así les va.
Para cerrar “Across the Universe”, con la que, obviamente me harté de cantar. Mientras sonaba solo pensaba en que la alargaran y nos hicieran repetir una y otra vez el estribillo para que aquello no se terminara. Era la última del set y me empezaba a inundar la bajona. Al término de la canción anunciaron que iban con una más, lo cual me emocionaba. Qué guapo, vieron la Sala a reventar (el de Oviedo fue el mejor concierto de la gira) y se van a portar tocando una más. Pero las cosas no fueron como esperaba. De repente el grupo me pide subir al escenario y Andrés Abella, road manager del grupo aparece con una tarta de cumpleaños para ponérmela en las manos mientras el grupo me felicita a base de abrazos con Efthimios Ioannidis arrancándose con el “happy birthday” mientras se dirigía a la audiencia para que le acompañara. ¿Quién lo iba a imaginar?
Y así terminó el show, con la banda haciéndose la photo finish invitándome a formar parte de ella con la gente posando de fondo en una Gong que rozó el sold out a pesar de las muchas coincidencias del sábado con otros conciertos repartidos por la región a la misma hora e incluso un muy importante partido de fútbol en Gijón que seguro algo restó (algo que jamás tendría en cuenta alguien como yo, que soy también futbolero).
Gracias Scanner. Gracias Kivents y Andrés Abella. Gracias Rossy. Gracias Maitane. Gracias a todos los auténticos Metalheads que allí estuvisteis y que sois los mejor de esta Asturias nuestra. Que nadie nos venga dando lecciones. Entre todos Oviedo fue Terrion por un día.
© Diario de un Metalhead 2025.
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