viernes, 17 de junio de 2011

CINDERELLA: Barakaldo. 11.06.2011


Texto: Larry Runner.
Fotos: Sergio Blanco.

Inquietud. Eso es lo que tenía antes del concierto. Agitación. Esos nervios que tras casi treinta años acudiendo a conciertos rara vez sientes. Y es que sabía lo que me aguardaba en la Rock Star. Ver a Cinderella tenía un sabor especial, y la sensación que recorría mi cuerpo era seguramente la misma que siente mi padre cuando se dispone a abrir un gran reserva con motivo de una celebración señalada.

Han sido muchos lustros esperando y deseando ver a la banda de Filadelfia. Veinticinco años han pasado desde que se publicó su primer disco Night Songs del cual aún conservo la cassette original guardada con cariño.

Hace una década ni me imaginaba el poder llegar a verlos. Tras la reunión de 2006, esa meta comenzó a parecerme alcanzable. Lo que nunca pensé fue que el día que los llegase a disfrutar en vivo, los vería con la formación original: Tom Keifer, Eric Brittingham, Fred Coury y Jeff LaBar.

Imaginaba que si algún día lograba mi objetivo y podía verlos sobre un escenario, sería una banda con varios cambios de músicos en sus filas, como ha pasado en las últimas citas con cada una de las formaciones míticas que he visto, y fuese del estilo que fuese. Desde LA Guns a Vicious Rumors, pasando por Death Angel. Raramente vemos una formación con todos sus miembros originales o con su line-up más brillante. Ya ni siquiera Slayer o Judas Priest. Tras casi tres décadas los hay que cambian de vida y abandonan la carretera. Los hay que se enfadan con sus compañeros y en el peor de los casos algunos incluso han fallecido. Han pasado muchos años y es lo lógico. Así que lo experimentado el pasado sábado tiene aún mayor envergadura.


Ansia. Sentía furor, hasta que por fin Jorge Salán salió a entretenernos y a intentar calentar el ambiente de la Rock Star, algo que no llegó a conseguir del todo. Su brillante actuación no fue correspondida por el público asistente, gran parte del cual no disfrutó de su show, por apurar su problema con el tabaco hasta última hora, a las puertas de la sala, antes de que los protagonistas de la noche saliesen a escena.

El madrileño dedicó el concierto a la memoria del recientemente fallecido, querido y admirado Gary Moore. Over The Hills And Far Away abrió la actuación y Dedication, de Thin Lizzy la cerró. Pero por supuesto no todo fueron versiones, y por el medio quedaron algunos de sus temas, entre ellos mi favorito Fuerza y Aire. Una buena puesta en esceba que inmerecidamente no se vio recompensada por el respetable. Quizás fuese que no era yo el único que esperaba con inquietud a las estrellas de la noche.

Y por fin llegó el momento esperado. El mío y el de casi un millar de personas que se ubicaron frente al escenario de la Rock Star. Once Around The Ride fue el frío tema de apertura que además sonó de forma deficiente. Shake Me la siguiente, logró comenzar a levantar el ánimo, aunque a Tom Keifer se le veía un poco incómodo a la voz.


La imagen choca bastante con la de los videos ochenteros. Obviamente, ya no hay tantos pañuelos ni laca. Realmente no sabía lo que me iba a encontrar. Me he negado en los últimos meses a visionar ningún video reciente de la banda para no hacerme juicios de valor previos. Quería juzgarlos por lo que yo iba a presenciar en directo, y no ir con ideas preconcebidas por malos videos de youtube de otras salas, con sonidos y calidad deficientes.
Heartbreak Station fue el pistoletazo real de salida. El sonido ya había mejorado y la audiencia empezaba a cantar y a entregarse. El auditorio terminó por calentarse del todo con la siguiente:  Somebody Save Me. Ya eran imparables.

Night Songs, Coming Home, Second Wind ... parecía que no íbamos a tener descanso. Una tras otra fueron sonando todas las grandes canciones que han hecho de ellos una banda de leyenda y el sudor se apoderaba de las primeras filas.

El megaéxito Don´t Know What You Got (Till It´s Gone), nos llenó de emoción desde los primeros acordes interpretados por Tom Keifer al piano. Sin duda la mejor de las canciones que figuran en su repertorio y la que les ha hecho eternos desde que fuese número uno en Estados Unidos a finales de la década de los ochenta, cuando se convirtieron en una banda multiplatino con Long Cold Winter.

Empalmada con la anterior llegó Nobody’s Fool, la otra gran balada. La actuación estaba llegando a su fin y nadie se había dado cuenta. Gypsy Road rompió el romántico y nostálgico momento para al término de la canción anunciarnos que aquello se terminaba y abandonar las tablas.

Volvieron para un bis, con la maravillosa y bluesera Long Cold Winter para a continuación dejarnos con ganas de más tras interpretando, con saxo incluido a cargo de Tom Keifer, la fantástica Shelter Me.


Estuvieron geniales, sonaron bien y Tom Keyfer abrochó las bocas de aquellos que decían que estaba acabado. Suenan compactos. Cautivaron y sin duda son una banda de las grandes, que quizás debiera estar tocando en escenarios de mayor calibre.
Quizás lo único rechazable fue el tiempo de actuación, apenas hora y cuarto. Se nos hizo demasiado corto. Al menos deberían haber tocado un par de temas más, lo cual habría sido perfecto de haberse tratado de las dos que yo más eché en falta Push, Push y sobre todo Fallin´ Apart At The Seams. Ese par de temas más les habrían dado el 10, aunque probablemente y a pesar de ello haya visto uno de los mejores conciertos que vaya a presenciar este año.

Repertorio:
Once Around The Ride
Shake Me
Heartbreak Station
Night songs
The More Things Change
Coming home
Second Wind
Don't know what you got (Till it's Gone)
Nobody's Fool
Gypsy Road

Bis
Long Cold Winter
Shelter me

La noche no terminaría ahí. Al llegar al hotel, nos esperaba una sorpresa. En la puerta nos íbamos a encontrar con Eric Brittingham y Jeff LaBar. La emoción no me dejó articular palabra.


Fotos: Sergio Blanco
Texto: Larry Runner

© Larry Runner 2011

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