El pasado 19 de julio acudimos por fin al festival de Burgos Zurbarán tras varios intentos fallidos en años anteriores. Enfocamos todas nuestras energías en el sábado, (el viernes por obligaciones de vida fue imposible) con un cartel más que potente del que iba especialmente por los tres nombres más reconocibles: Stratovarius, Evil Invaders y Crazy Lixx.
Tras un viaje sencillo y dejar nuestras cosas en el hotel, nos aventuramos a descubrir donde se celebraba este festival gratuito. Un parque, el de San Agustín, que parece un oasis entre el tráfico que le rodea. Un lugar repleto de árboles. Fue magnifico sentarse en sus bancos junto a lugareños y extraños a la espera de que empezara el evento.
Los primeros en romper el hielo el sábado fueron los catalanes KILMARA.
Un concierto elegante, con un sonido aceptable, sin llegar a ser perfecto para lo que su propuesta necesita, un metal progresivo con toques power. Me gustaron bastante para empezar la jornada, y sobre todo su cantante Dani Ponce, con un registro muy top. Centraron su set sobre todo en sus tres últimos discos, cuyas portadas iban apareciendo en la gran pantalla del fondo. Contaron con un nutrido público para ser las primeras horas y caer un sol de justicia. Fue bastante gracioso comprobar como lo que de normal pasa al revés, a consecuencia del sol, hizo que las tornas cambiaran, y es que todo el público se apelotonó en las primeras filas para poder coger sombra ante el implacable sol.
Tras ellos dimos una vuelta por los puestos y comprobamos la gran creatividad de los allí presentes. De hecho, nos llevamos dos posavasos pintados a mano, que parecían parches, con figuras relevantes del heavy metal y derivados. Un regalo perfecto para unos buenos amigos.
HELL IN THE CLUB fueron una muy grata sorpresa. Pensaba que eran otra banda local o nacional. No me había informado del resto del cartel porque me gusta llevarme este tipo de sorpresas. Desde Italia y practicando un hard rock básico muy divertido y agradable para la hora en la que estábamos. Tezzi al micro animó el asunto aún más. Desprendieron muy buen rollo entre un público cada vez más nutrido. Eso sí, lo de los coros pregrabados…

EVIL INVADERS eran una de las mayores razones de peso de mi presencia en Burgos, y es que los belgas me conquistaron hace tiempo con su “speed metal” caótico y a la vez muy medido. Los cambios de registro vocal de Joe son pura delicia. Y no me defraudaron en absoluto. A piñón desde el primer momento. Costó que se moviera el pit, aunque fue a consecuencia de las arengas del propio Joe, que dieron lugar a continuos circle pits y algún que otro wall of death. De todas formas, lo que percibí es que la mayoría de la gente desconocía a la banda, pero salieron contentos. Yo más que satisfecha, aunque igual un pelín más de fuerza en la voz de Joe no hubiese venido mal. Tremenda banda y tremendo verlos en estas condiciones y como quien dice “por la patilla”.
La afluencia de gente en este punto de la tarde era increíble. Mareas de camisetas negras de todo tipo entremezcladas con curiosos eran la tónica general. Fue prácticamente imposible ver nada de BLAZE THE TRAIL en el otro escenario. Solo nos quedó escuchar algún que otro break y comprobar, subida a una de las vallas del fondo, que aquello era misión imposible.
La eficacia del personal que trabajaba para el festival era increíble, seguramente la mayoría voluntarios. Fue pedir un bocadillo de tortilla de patata y en el momento te lo daban y caliente. Y no un bocadillo de chichinabo, un señor bocata. De hecho, tuve que darle el final del mismo a mi querido acompañante, porque ya no podía más.
CRAZY LIXX eran otra de esas bandas en mi lista de cosas “hard rockeras” pendientes de ver.
Nos quedamos a media distancia, con la pantalla a nuestra derecha para poder ver algo. Mis sensaciones fueron un poco meh. No es que tuviese muchísimas expectativas pero me quedé un a medias. Un setlist que me dejó bastante fría y un sonido normalillo tirando a “¿eso es verdad o no?” Quitando la voz de Danny que sí que se veía que cantaba él, o al menos eso parecía, todo el rollo de coros no sé qué me da que estaba más que pregrabado. Y no tendría ningún problema con ello si no fuera porque el resto de la banda hacía obviamente como si cantara y me quedaba todo un poco impostado.
Pero a ver, no descubro nada. No es ni la primera ni la última banda que hace esto y menos en este estilo. Aún recuerdo la que nos clavó RECKLESS LOVE en la Sala Totem, en Pamplona, y siguen gustándome mucho. Pero las cosas como son. Y en el caso de CRAZY LIXX a diferencia de RECKLESS LOVE, no me digáis por qué, pero me parecían más macarras y con eso… Se desinfló el asunto. Mira que su último disco “Thrill of the bite” me parece bueno, pero desde luego “Who Said Rock n' Roll Is Dead”, no entra entre mis preferidas.
Me sentí bastante huérfana de hits, de clásicos, de remover la caja de los recuerdos, quitando “Blame it of love”, y es que no hay que olvidar que esta banda debutó en 2007 y ya tienen ocho discos a sus espaldas. También meter una versión de BONFIRE, por mucho que quieras homenajear…
INJECTOR me revivieron por completo. Después de CRAZY LIXX y el cansancio que ya hacía mella, los murcianos arrasaron con tu thrash metal. Tenía muchas ganas de verlos porque había oído muy buenas referencias, y todas muy acertadas, he de decir, tras verlos. Profesionales, directos, concisos, y muy técnicos en algunos pasajes. La pena es que el sonido no era el mejor que se podría esperar, pero no impidió que saliera con una sonrisa de su actuación.
STRATOVARIUS era el plato fuerte y se notó. Fue complicado elegir un sitio para disfrutarlos, y comenzaron mis verdaderos quebraderos de cabeza con el tema “festival gratuito” (tema que tratare en otra entrada/publicación).
Centrándonos en lo estrictamente musical, STRATOVARIUS me encantaron. Nunca había podido verlos y fue sonar acordes de “Eagleheart”, “Paradise” o “Black Diamond” y fue como abrazar a mi yo adolescente. Un set bastante dirigido a contentar al fan clásico, sin arriesgarse demasiado más allá de las más nuevas, que ya no lo son tanto como “Unbreakable” o la más reciente “Survive”. No tengo un pero para los finlandeses, incluso la balada “Forever” fue preciosa, aunque no todo lo que podría haber sido por la “gente”. No pueden estar tocando eso y que se escuche “mas rápido, me duermo”. Te saca de la atmósfera por completo.
Terminamos la jornada como pudimos viendo a los franceses OVERDRIVERS, una banda que bebe por completo de AIRBOURNE, y que animaron al personal ya a unas horas complicadas.
Aguantamos para poder ver un poco por curiosidad a las japonesas BRIDEAR, quienes llevaban desde el jueves por Burgos de turisteo, por lo que comentaron. Sin duda, un gran atractivo para la gente pero que a mí, tras dos o tres canciones más todo el cansancio acumulado solo hicieron que me fuera a descansar.
Mi más sincera enhorabuena al Festival Gratuito Zurbarán Rock por lo que están consiguiendo y por estos carteles tan interesantes, en plena ciudad de Burgos y de manera accesible para todo el mundo.
El año que viene cambio de ubicación, mas apartada del centro de la ciudad. ¿Algo aún más gordo? Estaremos al tanto.
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