📝 Santiago Lobato.
“Sábanas vacías” es un medio tiempo con una atmósfera que evoca la etapa del F.U.C.K. de Glenn Hughes, aunque Escobedo no se adentra en el funk, ni mucho menos. Sin embargo, el riff de la canción me recuerda al ex-Purple, y el hecho de que el tema evolucione hacia lo intenso y adquiera un tono “purpleano” me transporta aún más a aquella época del bajista y compositor británico. Escobedo, mente inquieta y amante de involucrarse en mil proyectos —unos más exitosos que otros, pero siempre de calidad— abre el disco con una canción que despierta la curiosidad y te invita a seguir escuchando.
Le sigue “Inmerso”, el último single hasta la fecha. Un tema estremecedor, todo un hit, con una letra impresionante y una auténtica lección de cómo escribir una canción. Es la demostración de que estamos ante uno de los grandes compositores del país, un todoterreno del rock. Emocionante tanto por la letra como por la música, en la que los teclados orquestales y las guitarras acústicas se combinan para ofrecer uno de los momentos más brillantes del disco. Un temazo que no me canso de escuchar.
“Thamar y Amnon” es otro de los platos fuertes. Una delicada oda construida a partir de un poema del Romancero gitano de Federico García Lorca. Los versos, inspirados en un episodio bíblico, relatan la pasión incestuosa de Amnon por su hermana Thamar. Trasladada a la actualidad, la historia puede reflejar la parte más impulsiva del ser humano o la complejidad de las relaciones modernas. Era un tema escandaloso entonces, y lo triste es que hoy algunos aún condenarían al artista solo por escribir sobre ello. La música de Escobedo se muestra sensible y acorde con la letra; una canción con la que, estoy seguro, el mismísimo Lorca se habría emocionado. Con un estribillo mágico. Otro temazo.
“Agua para tu sed” es una canción que ya había sonado en acústico en directo. Aquí, Escobedo se acompaña de la eurovisiva Ruth Lorenzo. No es la primera vez que la popular vocalista se acerca al rock: años atrás colaboró con el mismísimo Jeff Beck. El dúo resulta realmente brillante. La canción, un medio tiempo acústico con orquestaciones muy bien trabajadas, mantiene el nivel altísimo que ya esperábamos de un disco que, corte tras corte, no deja de sorprender gratamente.
“Solitud”, tema que da título al álbum, es más intenso, más cañero, y quizá más de lo que muchos esperaban de Escobedo. La letra es intimista, y la canción resume bien el espíritu del disco.

“Apocado”, publicada en 2023, no es la única pieza anterior al lanzamiento. De hecho, la mayoría de los temas habían salido previamente como sencillos, vagando por las plataformas. Es una buena noticia que ahora estén reunidos en este trabajo. Se presenta en versión acústica, oscura y triste. “Aire, fuego, tierra y mar” sigue una línea similar, y pertenece a la misma etapa.
Sorprende el vuelco que le ha dado a “La luna me sabe a poco”, de Marea. Un tema de los primeros tiempos de los pamploneses, de cuando aún sonaban más cercanos a Platero y Tú que a ellos mismos. Escobedo transforma una canción directa en una delicada versión al piano, a años luz de la original. Se acompaña del violín de Charly López, además del piano de Raúl Perona y Fredi Peláez. El resultado: una interpretación rompedora.
“Lucha de gigantes”, el clásico de Antonio Vega, es el único caso en el que Escobedo se mantiene más fiel a la versión original. Es una canción que lleva tiempo interpretando en directo y que por fin queda inmortalizada en disco.
“Insensible” es una pieza rescatada de sus tiempos con Savia, reelaborada aquí con un aire más emotivo, profundo e íntimo. Una revisión que encaja perfectamente en el espíritu de "Solitud".
“Dolores se llamaba Lola”, de Los Suaves, aparece avanzada la escucha. Escobedo casi reescribe la canción, despojándola de electricidad y dotándola de nuevos pasajes sonoros, en los que destacan de nuevo el piano de Raúl Perona y el violín y la viola de Charly López. El resultado es sencillamente increíble.
Cierra el disco “Y sin embargo”, de Joaquín Sabina, perteneciente al multiventas "Yo, mi, me, contigo". Una canción emblemática y un reto a la hora de reinterpretarla, pero Escobedo lo hace con brillantez, logrando que la versión resulte tan disfrutable como la original. Piano y violín vuelven a acompañar este excelente cierre para un álbum que es, sin duda, una gran idea: reunir canciones y versiones que vagaban por las plataformas y darles una segunda vida.
Canciones y covers que renacen gracias a este “Solitud”. Una muy buena idea.
1 Sábanas vacías 04:21
2 Inmerso 04:15
3 Thamar y Amnom 04:33
4 Agua para tu sed 04:11
5 Solitud 03:50
6 Apocado 03:56
7 La luna me sabe a poco 03:33
8 Aire, fuego, tierra y mar 04:38
9 Lucha de gigantes 03:18
10 Insensible 05:00
11 Dolores se llamaba Lola 04:34
12 Y sin embargo 05:03
Carlos Escobedo continúa actualmente inmerso en su gira ‘En estado puro 2025’, estando previstos próximamente conciertos de presentación de “Solitud” en Valladolid, Zaragoza, Valdealgorfa (Teruel), Bilbao, Barcelona, Talavera de la Reina (Toledo), Estella, Cartagena, Madrid y Valencia. Entradas a la venta (excepto para Barcelona y Estella) en Enterticket, https://www.enterticket.es/artistas/carlos-escobedo



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