“Daimon” viene a romper ese silencio discográfico y de alguna manera el contacto con los fans, aunque para verles en vivo aún habrá que esperar algún tiempo. El grupo se ha ocupado en las últimas fechas de acercarse a sus seguidores a través de algunas firmas de discos repartidas por varias ciudades. La respuesta ha sido exitosa y nadie parece haberles olvidado.
Lo que en 2019 se anunció como un parón al final ha coincidido con una parada para casi todos. Ahora que todos se han echado a la carretera como posesos, con unos resultados mediocres salvo para los más grandes nombres, el grupo sigue en capilla esperando tiempos mejores, aunque la espantada de Adventus seguro que los pone antes a tiro.
Pero no es de eso de lo que hemos venido a hablar hoy, si no de su nuevo álbum, este “Daimon”, distinto a todas sus obras anteriores aunque por supuesto con algún punto en común. Un álbum que puede que sea el arranque a una nueva era pero sin romper con todo lo anterior, sin renunciar a su pasado y su brillante legado.
Doce son las canciones de un disco que presenta algunos temas de la vieja escuela, como fueron los singles “Solo sé” y “A por ellos”, canciones con el sentimiento WarCry de toda la vida que sirvieron para abrir boca para sorprender luego con lo que llegaba, algo que se podía intuir con la oscura “La hora de sufrir”.
Una vez más han cuidado el detalle. Vuelven a tirar de digipack con portada en relieve para ofrecer un plus, como ya ocurriera con “Momentos”, “Donde el silencio se rompió” e “Inmortal”. Es un disco que merece la pena tener en físico, que cuando lo ves genera una necesidad de poseerlo, de tocarlo y que si has estado avispado en las últimas semanas, puede que ahora mismo lo tengas firmado como el que esto te escribe. Valores añadidos que hacen que veas a gente muy joven llevarse a casa un cd cuando se supone que su generación no es de comprar ya ese formato.
En la ilustración de portada aparece un Eduardo Castejón, joven actor asturiano, al que algunos confundieron con Keanu Reeves. A Eduardo lo puedes ver en el video “La hora de sufrir”, dirigido por el cineasta José Luis Velázquez. El grupo no ha escatimado en esfuerzos y recursos para hacer que “Daimon” fuera especial.
No sabemos si tratar de especial o no que el trabajo gráfico sea obra de Daniel Alonso y la grabación venga de la mano de Dani Sevillano. Llevan tantos años unidos a ellos que probablemente lo especial sea eso, la comunión, la unión durante tantos años para hacer que WarCry sea a veces algo más que un grupo. Eso sí, la masterización se la encargaron a Brad Blackwood, ganador de un Grammy en esos menesteres (Soulfly, Alter Bridge, Lamb of God ...).
Sobre lo musical, contar que lo primero que me llamó la atención del disco fueron los solos de guitarra. El trabajo de Pablo García en ese sentido es absolutamente apabullante. Son tan increíblemente deslumbrantes que tras escuchar los singles, lo único que quería hacer al tener el disco entero en mis manos era saber qué hacía el carbayón en el resto de canciones. La primera escucha fue básicamente dedicada a ver qué había liado en las canciones que aún no conocía. Pablo se sale en todas y cada una , con unos solos en los que rinde tributo a algunos de los más grandes guitarristas del mundo, ídolos que hicieron y hacen que su técnica crezca cada día. Escuchando el álbum pienso que ha escrito unos solos tan realmente brutales como para que el día de mañana, si sale de la banda, el que venga detrás se tenga que cagar encima para reproducirlos o simplemente cambiarlos y joder la magia de las canciones, algo que en vivo no se perdonaría.
Luego de una primera escucha y aplacada nuestra sed de guitarra feroz, ya nos fijamos más en las canciones de este disco que probablemente no entre de forma inmediata y necesite de un largo recorrido para llegar a atraparte. No es un álbum directo de power metal patatero, es un álbum con melodías muy adornadas, con unas armonías vocales muy bien trabajadas para adaptarse al momento actual, tratando todo con muy buen gusto y, desde luego, sin excesos. No es un disco de gritos excesivos, aunque alguno hay. Los años pasan para todos, pero tampoco hace falta querer hacer siempre lo mismo y no hay que pretender aparentar lo que no se es. No hace falta. Así que sí, quizás sea el disco menos exigente para un Víctor García que todos sabemos que es único.
WarCry nos ofrece un disco de Heavy Metal melódico contemporáneo, que aún así arranca con un “A por ellos” muy de la casa. Tras el inicio llega probablemente el álbum más oscuro del grupo. Un disco donde aflorar sentimientos de aflicción, de duelo, quizás de tristeza, también de un tanto de nostalgia, de pena, evidentemente no es que sea un disco feliz. No hay tantos estribillos pegadizos marca de la casa. En ese sentido quizás sea un disco más maduro y fabricado más pensando hacia dentro que no hacia fuera, a lo que se pudiera esperar de ellos.
Tengo ganas de saber cómo pueden llegar a funcionar canciones como “Como un mar”, un tema de puro Heavy, colocado de forma estratégica en el disco, o como “Condenado”, que cuanto más la escucho, más loco me vuelve, oscura, pero con ese mensaje de “never surrender” para cantar puño en alto.
No podía faltar la épica en un disco de WarCry. “Orfeo” viene a cumplir con la historia. Su orquestación me alucina.
Si echabas de menos canciones para el hermanamiento en vivo, ahí está “Solo Sé” al final, tema que seguro en vivo estará a la altura de los más grandes éxitos del grupo.
En definitiva, un disco distinto, probablemente mucho más de lo esperado, pero mejor de lo que a primera escucha pudiera parecer.
Que Se Vaya
La Hora De Sufrir
Para Siempre
Con Tu Luz
Desde El Dolor
Como Un Mar
Ego
Condenado
Orfeo
Inténtalo
Solo Sé
Pablo García (guitarra), carta del as de púas. El Mago, la carta, la púa. Fácil.
Víctor García (voz), la cosa se complica, su V está basada en un símbolo del antiguo Egipto.
Santi Novoa (teclados), un calderón, símbolo musical.
Rafa Yugueros (pulpo), un pulpo con alas con un Ying-yang, reflejando el equilibrio y la libertad.
Roberto García (bajo) , símbolo de los cuatro elementos alquímicos, reflejo de su personalidad.
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