Fotos: Jorge López Novales.
Dos años y medio más tarde, regresamos a la Rock The New Beer de Santander. Bastante íbamos a imaginar en febrero de 2020, cuando habíamos estado por última vez, que íbamos a pasar por todo lo que pasamos desde entonces.
En aquella ocasión habíamos viajado hasta la capital cántabra para ver a Crisix, Pandemia y Tyrant. Esta vez actuaban los dos primeros. Noche para el deja-vu.
Con una hora de retraso sobre el anunciado horario, saltaron los locales Pandemia al escenario de la Rock The New Beer, que este año celebra su 35 aniversario, todo un logro que no merece más que aplausos.
Pandemia abrían las hostilidades.
Poco queda de los Pandemia de antaño, y no hablamos de formación ni mucho menos, si no de su manera de actuar, de su directo, a años luz de lo que ofrecían en sus comienzos. Les habré visto como una docena de veces y por eso puedo opinar. La versión Pandemia de hoy en día es totalmente diferente. Lo primero es que no queda ni un rastro de las canciones de sus primeros discos, no tocan absolutamente ninguna en castellano. La formación ha cambiado. Tatu (bajo y voz) y Eder (guitarra) siguen, pero los compañeros han ido cambiando. En esta ocasión debutaba con ellos Ioritz, guitarrista vasco al que quizás conozcas de haberlo visto con los grindcore bilbaínos Obstetra.
Hoy en día sus ritmos son aún más endiablados y suenan mucho más intensos, más duros y más oscuros debido a el uso de afinaciones más graves. Basaron su repertorio en su último álbum “Behind Enemy Lines”, del que sonaron ocho de los nueve temas. La restante fue una canción nueva “Rise of Madness”, quise entender, porque ya sabéis cómo suele presentar la peña las canciones, que si son nuevas a veces es complicado entender el mensaje. Iba a preguntarles luego, pero a pesar de haber saludadeo a Eder, se me fue la pinza y no lo hice.
Ofrecieron probablemente uno de los mejores conciertos que yo les haya visto a nivel sónico. Se ve que aún falta rodaje y un mejor interactuar, los cambios siempre tienen estas cosas, pero en intensidad y agresividad mejor que nunca. Les falta tener un par de temas que de verdad hagan conectar con el público y lo tienen.
Si estás leyendo esto y eres de Asturias, que sepas que el 19 de noviembre estarán con Barbarian Prophecies en la Ángeles y Demonios de Gijón. Si les disfrutaste en el pasado, piensa que a día de hoy su propuesta es muy distinta. No les des por vistos.
Tras la descarga brutal de los cántabros, saltaban a escena Crisix.
El facebook nos recordaba que justo un año antes les estábamos viendo en Oviedo, en el Teatro Filarmónica, con aire desangelado, sentados, y con mascarilla. Parece que ha pasado un siglo. Ahora iba a ser muy distinto.
No se llenó la sala como en su anterior visita a Santander. El momento actual está pasando factura a todas las bandas salvo a los grandes nombres, que para esos siempre hay dinero. La peña va justa de pasta y ha de elegir, son las bandas noveles las que peor lo pasan. Todo esto sin duda traerá una selección natural que se va a cepillar a muchos grupos. Crisix siguen luchando a base de sacar merchan atractivo y discazos, como el nuevo “Full HD”, que ha llegado con canciones que se van a quedar en el repertorio para siempre. Temas que hicieron que nos desplazásemos hasta Santander, que nos metiéramos cuatro horas de carretera tras una jornada laboral, que, afortunadamente, terminó para nosotros a medio día.
Si su repertorio ya era un no parar, no te cuento ahora la que lían en vivo ahora con las nuevas. En esta ocasión metieron cuatro de las canciones de “Full HD”, lo imprescindible. “Speak your truth” fue la de salida tras sonar la intro “A.S.F.H.”. Temazo para arrancar seguida de otra que está haciendo historia, su “Macarena Mosh”, canción a la que han dedicado incluso una camiseta que ya está en mi poder.
“Leech Breeder” fue el primer clásico de la noche y una de las dos que sonaron de “Against The Odds”. No es de mis favoritas, pero sí lo debe ser del grupo, pues probablemente esté en el repertorio desde que publicaran aquel disco por 2018.
Viajamos al pasado con la canción que dio título a su segundo “Rise... Then Rest”. En nada el disco tendrá diez años. ¿Prepararán algo especial como sucediera con la reedición de “The Menace”?
La sala ya estaba bien caldeada y con “Conspiranoia” llegó el primer momento de locura de verdad, con empujones en el pit. El concierto no bajó ya en intensidad en ningún momento. Con el público ya caliente, vinieron a echar gasolina al fuego “Brutal Gadget” (máscara incluida) y “Full HD”. Detrás “Get Out Of My Head”, en el que Juli Bazooka logró hacerse agachar a toda la sala y luego saltar, mostrando una profunda conexión banda-público que todo artista debería intentar.
Para “W.N.M.” Busi prestó su guitarra a Tatu de Pandemia, que se lo gozó a lo grande. Fue justo antes de que Javi Carri abandonara la batería para tomar el micro y gritarse a dúo la punkorrada de su “The Pizza E.P.”: “Raptors in the Kitchen”, para la que Juli se enfundó una careta de dinosaurio. Requena no se movía de la batería dejándole la guitarra a Pla y Juli se colgaba el bajo. Era el momento del medley, que en esta ocasión fue muy cortito. Apenas unos retazos del “Hit the lights” de Metallica, un poco del “Walk” de Pantera y cierre con “Antisocial” en versión Anthrax. Molaría que se lo curraran en francés, como la original de los Trust. Por pedir ...
“G.M.M.” servía para ir anunciando el final. Sabíamos que tenía que ir llegando. La gente se lo estaba pasando de miedo en el pit. A pesar del espacio que podía haber libre, no faltaron círculos y hasta hubo wall of death.
“Bring 'Em To The Pit” y el himno “Ultra Thrash” sirvieron para cerrar la velada.
Escapamos rápido, con una muy fugaz despedida. Quedaba carretera por delante, de noche y con algo de lluvia por medio. Tras el madrugón, mejor salir pronto y no dejar que el sueño nos invadiera. Poco más tarde de las dos de la mañana entraba en casa. Una vez más, el esfuerzo mereció la pena. Les hemos visto ya dieciocho veces en once ciudades distintas y con Crisix siempre merece la pena. Que sean muchas más.
Gracias a Ana Lipec y a Crisix por la invitación.
Un abrazo de todo corazón para mis acompañantes. Jorge López Novales, al que recogimos en Pola de Siero y que se vino para sacar las mágicas que acompañan estas líneas; y a Tino, que me acompañó desde ese Turón que desde Madrid siguen sin reconocer hasta el punto de tener que afincarnos en redes sociales como habitantes de Kansas. Así funciona este país.
© Diario de un Metalhead 2022.
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