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domingo, 9 de enero de 2022

Pondremos mascarilla y miraremos a otro lado.


Por Larry Runner.

Cada día se me hace más cuesta arriba hablar de los grupos estatales que empiezan. Las envidias y los malos rollos están llegando a un nivel que apesta más que los alrededores de la factoría de Serín. Si antes ya había problemas, ahora vienen más. Vuelan cuchillos.

Críticas por la espalda cuando de cara todo son sonrisas, insultos en redes sociales ... no hay límite. Da igual que trabajes de forma altruista.

Te vienen con exigencias gente que a veces ni sabes que existen porque jamás se han dignado a mandar un triste correo. O mandaron uno hace dos años y no has vuelto a saber de ellos. Como si pudieses publicar las 70 noticias que te llegan como mínimo al día y hacer la reseña del medio centenar de cd's en descarga que te han hecho llegar.

Pero hay cosas peores. Los hay que traen y llevan. Mensajes, conversaciones, pantallazos y lo que haga falta con tal de joder. Siempre te acabas enterando. A unos les das en el morro y a otros simplemente les dejas de lado y a otra cosa. Son gente prescindible y no volverán. Normalmente son pobres diablos que si no fuera por eso jamás tendrían ni un minuto de gloria en esta vida. A veces lo hacen por despecho, porque no les has dado la atención que te pidieron. Funcionan como chiquillos. 

Los hay que hacen daño sin mala fe. Simplemente meten la pata y luego se arrepienten. Normalmente por un calentón que brota por un malentendido. En este caso las redes sociales son especialmente dañinas. Una vez soltada la lengua ya no hay remedio. Todo se estropea por no pensar en frío o simplemente no hablar. Siempre entra un tercero que estaba viendo los toros desde la barrera a intentar joder, a pinchar, a machacar y a disfrutar con el barro. La pandilla basura. Palmeros de mierda que no pasan nunca de mediocres. Gente que no son nadie fuera del facebook. 

Luego los hay que se arrepienten. Se acercan un día y te dicen que lo sienten, pero lo hacen en privado, cuando lo correcto sería hacerlo en público, como en su día procedieron con la afrenta. Con lo cual, vale, muy buenas palabras pero la mierda ahí se queda. La disculpa se queda a medio camino. No vale, porque nunca nada vuelve a ser lo mismo. Son casos a veces dolorosos, porque llegan de gente de la que no te lo esperas o que hasta te debe favores. Esas heridas curan con el tiempo. Más adelante miras la cicatriz y dices ¡qué se le va a hacer! Ni siquiera les guardas rencor. Te puede la indiferencia.

Por último están los auténticos hijos de la gran puta. Los que van a hacer daño de forma premeditada. Su maldad no tiene límites. A veces piensas que puede que lo hagan porque sean estúpidos, pero no, son malas personas. Dejas que el karma entre en acción. En la mayoría de las ocasiones ves que así sucede. 

Llevamos en esto más de una década y hasta se ha llegado a dar el caso de un fulano que nos escribió para que no pusiésemos su música en radio ni le sacáramos en la web. El pago a respetar su voluntad fue echar mierda contra nosotros porque no hablábamos de él y de su mierda de banda. ¿Qué os parece? Con esta mierda hay que convivir. 

Pero bueno, la verdad es que tenemos que ver cada cosa que es alucinante. Nos pasa a todos los que hacemos algo. Que se lo pregunten si no a la organización de FestiAMAS. He visto a gente ponerles a caldo y luego presentarse al concurso. Hace falta ser gilipollas. Algunos hasta se presentan con más de una banda. Tiene cojones.

¿Qué hacer la respecto? Pues seguir trabajando para los pocos que lo merecen. Avanzar e ignorar a esos cadáveres. Intentar hacerlo lo mejor que sabes y al que no le guste que se vaya a picar a otro lado o directamente a la mierda, que es a donde probablemente acabe acudiendo, pues a decir verdad la inmensa mayoría de los que nos han hecho daño hoy en día son historia y nadie supo más de ellos. 

Sí, la escena está infectada, enferma. No la vamos a curar. No pensamos gastar nuestra energía en ello. Nuestras fuerzas serán para los buenos, para los que lo merecen, porque el virus de la mala gente no nos va a afectar. A nosotros incluso a nivel local nos atizan a muerte. Tenemos una pequeña banda de detractores, de haters, de gente que vive para contaminar. Nadie es profeta en su tierra y la envidia es muy mala cuando viene de resentidos que buscan culpables porque son incapaces de meter a 30 personas en sus conciertos.

Piden apoyo, pero eso se gana, no se exige. El apoyo no es una obligación. Repetimos, el apoyo no es una obligación. Y antes de pedirlo, mira a ver en qué apoyas tú, qué has dado a cambio, qué haces por los demás y a cuantos conciertos vas cuando ni siquiera das un like o un compartir.

Si crees que nos has dado algo y crees que te hemos fallado, dínoslo, pero no vengas exigiendo cuando nada te debemos y desde luego, no vayas a llorar al facebook. Piensa antes de enmierdar, probablemente seas tú el que estés en deuda.

En fin, que seguiremos con lo nuestro. Vamos a intentar continuar  trabajandoy cuando pasemos al lado de alguien infectado por el virus del amargado pondremos mascarilla y miraremos a otro lado.


Foto: Mick Thomson de Slipknot con mascarilla. Download Madrid 2019.
Autor: Sergio Blanco.  www.sergioblanco.com


© Diario de un Metalhead 2022.

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