Por Larry Runner.
GUS G. está de vuelta en solitario, lo cual, personalmente, celebro. Y es que sus dos anteriores discos en formato alone “I Am the Fire” (2014, Century Media) y “Brand New Revolution” (2015, Century Media) me maravillaron.
Llega una tercera entrega del griego con temas que difícilmente encajarían en el sonido de Firewind pero que sin duda alguna son grandes canciones, cortes cantados y otros instrumentales que completan una vez más un disco que ha quedado redondo del todo.
Para la ocasión le sirven de escuderos dos grandes nombres de la escena musical. Al bajo y a la voz solista encontramos a Dennis Ward, que también ejerce de coproductor. El Pink Cream 69/Unisonic se nos muestra inmenso al micro, jugando con diferentes registros y completando con nota su trabajo en el disco. El puesto de batería está cubierto por Will Hunt, el máquina de Evanescence que hace que todo suene real.
Comienza el álbum con tres temas “Lettin Go”, “Mr. Manson” y “Don’t Tread on Me” que bien podrían haber ido en un disco de Ozzy Osbourne. Es como si las canciones hubiesen tenido una vida anterior, o como si hubiesen sido descartadas de su época con el “Madman”. Sin duda alguna podrían haber ido en “Scream”, aunque, sinceramente, me parecen mejor que la inmensa mayoría del material que apareció en aquel disco, sobre todo la última de las tres, aunque quizás esa sea la que menos sonido Sabbath tenga y la que peor pudiese encajar en un álbum del ex-Black Sabbath.
“Fearless” es el segundo single, y es una muy técnica instrumental. Aquí Gus G. se suelta de lo lindo con su Jackson y si bien en los temas con voz se queda a gusto, en las instrumentales ya es el desparrame, eso sí, tirando de un muy buen gusto y logrando en este caso todo un hit que se puede disfrutar en video.
“Nothing To Say” es la balada del disco y precede a un curiosísimo cover del “Money For Nothing” de Dire Straits llevada a terreno heavy y pasada a medio tiempo.
“Chances” es otro hit con un salvaje riff que bien podría haber ido en sus anteriores discos pues sigue esa línea melódica de sus anteriores obras. Lo mismo ocurre con la siguiente, la también instrumental “Thrill of the Chase”, una maravilla en la que se vislumbra quizás una influencia Schenker.
“Big City” es contundente, ruda, muy heavy, muy americana y diferente a todo lo que hayas podido escuchar de Gus G. hasta la fecha, lo cual no la hace mejor.
El disco se cierra con muy buen gusto gracias a “Last of My Kind”, otro tema melódico en el que como en todo el disco el trabajo a la voz de Dennis Ward hace crecer la canción hasta el nivel de hit.
Hay una edición con bonus tracks, pero no es de la que yo dispongo. Tiren ustedes de tienda, el disco salió el pasado día 20 y vale cada puto euro que les pueda costar. Altamente recomendable.