By Diego Rodríguez Liébanas.
No han perdido el tiempo los madrileños GRIM COMET en estos dos
años y pico que han transcurrido desde su formación. A la publicación de dos
discos y la remodelación casi total de la formación hay que añadir numerosas
actuaciones en directo repartidas por diferentes localidades del país.
Capitanea el barco Willy Black, guitarrista, cantante y compositor. Le
acompañan actualmente a la sección rítmica, Jorge Mánver a la percusión y
Álvaro Arias como bajista.
El disco comienza con Inner Halls, punkarra y corrosivo, es
un ejemplo claro de los terrenos Sludge que le gusta pisar a la banda. La
segunda, Echoes, sin abandonar del todo zona sucia es más heavy, tomando
los riffs de guitarra más protagonismo de una forma una forma más ampulosa y
pesada. El sonido, crudo y primario, deja espacio para que Álvaro Arias se
luzca con el bajo. Desde el principio de Overdriven Reality es imposible
no acordarse de Alice Cooper, no sólo por el timbre e interpretación vocal de
Willy Black, sino por el enfoque que recibe un estribillo que el mismísimo
Fournier podría haber firmado.
Es curioso como los tres primeros temas, a pesar de su corta duración, dan la sensación de aportar mucho en contraposición con los dos siguientes, que son más largos. A pesar de un inicio interesante, The Path We Ride, el corte se empantana según avanza quizá porque la repetitividad en esta ocasión juega en su contra y el estribillo no es tan inspirado como los anteriores. Cuando tuve la oportunidad de verles en directo hace un mes en lamadrileña Sala Republik, este tema me gustó mucho más así que es posible que no le pille el rollo en el disco o que en directo le logren dar de forma más certera lo que necesita. Seguimos en el mismo plan con This Morning, un blues interpretado a lo Stoner que no logra levantar pasiones aunque contiene un solo de guitarra de nivel.
Tengo que reconocer que me llaman la atención y suelo disfrutar
con las incursiones que realizan, sobre todo los grupos stoners, en terreno
electrónico. Balls´n´Chain con su uso de pedaleras, sintetizadores,
percusión y líneas de bajo que imitan ritmos pregrabados, es un tema sencillo
pero que funciona perfectamente para darle un toque bailongo al disco y
afrontar con aire fresco el final del disco a través de un buen tema como Ghost
y, sobre todo, con Sleep, que posee un cariz más ambiental al principio
para ir tornándose más agresivo, con Willy Black llevando su voz a los terrenos
más rudos de toda la obra.
God Is Dead, Let´s Eat Him es un disco disfrutable con temas
notables pero lo que más valoro de GRIM COMET, además de que me gustaron mucho
en directo, es que se nota que están buscando su camino por lo que debemos
tomar este disco como un paso más en esa búsqueda. Tienen mimbres, actitud y
sonido como para pensar que en próximas entregas pueden sorprendernos con algo
gordo.
© Diario de un Metalhead 2016.