By Simón García López.
En esto de la música uno no es que sea adivino, ni ganas que
tengo, pero después de muchos años escuchando discos, uno se ve venir ciertas
cosas de lejos. Y he de decir que no me he equivocado.
Antes de continuar he de reconocer también que yo soy uno de
esos a los que les encanta GOJIRA y considero que en los 2000 junto con
Meshuggah, Mastodon, Opeth y quizás Dillinger Scape Plan han aportado una frescura
y originalidad necesaria en un mundo donde hace tiempo que existe una crisis de
ideas importante. Curiosamente ocurre cuando el mercado está más saturado de
bandas de todas clases, edades y características. Hay gente que no valora este
tipo de cosas y que salirse de lo establecido es poco menos que un sacrilegio
propio de modas, pero al igual que yo no me meto con esa gente al que su
mercado musical ya le ha dado todo lo que necesitan en su vida, me gustaría
sinceramente que mostrasen más respeto por los que estamos deseosos de escuchar
propuestas novedosas que mantengan viva nuestra pasión por el Metal. Porque se
comete el error, el agravio incluso, de criticar y juzgar en un plano personal
a quien escucha cierta música en vez de criticar positiva o negativamente el
disco en cuestión. Esto lleva a muchos a coartarse a la hora de mostrar sus
gustos o dar su opinión, porque quien adopta esa postura se coloca en una
supuesta posición de superioridad. Es como cuando un pavo real despliega sus
plumas, pero no deja de ser un simple pavo. Lo que pido debe de ser algo así
como intentar que un cerdo pierda la pasión por revolcarse en su propia mierda.
Todo esto es adentrarme demasiado en un tema alejado del matiz que quería
aportar y es que sí, soy fan de GOJIRA, pero eso no me impide ni con ellos ni
con nadie poner encima de la mesa ciertos puntos que creo incluso son
objetivos. Y ahí voy.
GOJIRA desde From Mars
to Sirius habían comenzado un descenso apreciable en lo que se refiere a la
calidad de sus discos. Este disco supuso el culmen del grupo, una obra
irrepetible, cargada de sentimiento y brutalidad difícilmente igualable no sólo
por ellos, sino por nadie. Su siguiente The
way of all Flesh era un buen disco, pero ligeramente inferior y el último
aún a día de hoy L´enfant Sauvage profundizó
en esa deriva negativa. Otro buen disco, pero en este caso bastante inferior a The way. Algunos ya vimos que algo no
iba bien. El grupo resultaba predecible, las estructuras de los temas se
repetían y las fórmulas que tan bien habían funcionado hasta la fecha se habían
desgastado. GOJIRA necesitaba un cambio y ellos mismos fueron conscientes de su
propio declive compositivo.
Magma es el cambio, la muestra de que el
análisis era correcto. Se acabaron los blast beats, se acabaron los dobles
bombos prolongados de Mario Duplantier, se acabó el sonido demoledor de
guitarra y bajo. No es una evolución, no lo veo así. Lo veo más como un cambio
drástico y necesario en el rumbo del grupo.
De la misma manera que se podía anticipar esto, los temas
adelanto anticipaban los niveles del disco tanto en melodía con Stranded,
como en máximo nivel de brutalidad con Silvera. El disco, independientemente
de los temas instrumentales, ambientales y experimentales propios de GOJIRA,
navega entre esas dos aguas. Es la profundización de GOJIRA en sus propias y
reconocibles atmósferas. La puesta en escena de las voces melódicas, con gran protagonismo
en todo el disco. La contención de las guitarras y los ritmos. Es un plácido
paseo por un lugar inquietante.
Sigue teniendo ese aura melancólica y mística de todos sus
discos pero amplificada por el ritmo tranquilo de las canciones y la calma que
generan las melodías. Porque Magma es
un disco tranquilo incluso en los momentos más agresivos. Y lo es por la
atmósfera que la música genera y porque el sonido como antes decíamos es
sutilmente menos potente que en anteriores entregas. En casi todo momento hay
un sonido de fondo acompañando a la música, sino a través de sintetizadores,
por melodías atmosféricas de guitarra o la propia voz de Joe Duplantier muy
rebajada y más armonizada y efectista que nunca. Magma, canción que le da el
título al disco es la más representativa en todos los sentidos de lo que se ha
venido comentando anteriormente y de lo que estos nuevos GOJIRA nos ofrecen.
No voy a hacer un análisis canción a canción. No suelo
hacerlo y en este caso menos. Esto es un disco y así ha de ser escuchado. Como
un disco, no como un conjunto de canciones. Los temas adelanto en el conjunto
cobran un sentido que por separado yo no veía. Tan importante es la canción
dentro del conjunto para otorgarle el sentido necesario. Todos los discos deberían
de ser así, pero tengo la sensación que este especialmente ha de ser disfrutado
como una unidad, no como una suma de unidades.
Con un trabajo como este, creo que lo mejor es que cada uno lo
escuche tranquilamente en su casa y saque sus propias conclusiones, sobre todo
aquellos a los que hasta el día de hoy el grupo ha sido importante en su vida.
Yo personalmente me quedo con la sensación de que GOJIRA ha acertado decidiendo
reinventarse y ha hecho un disco inteligente cargado de un inquietante buen
gusto. Por ahora no le voy a dar el 5, le doy un 4, pero tengo la sensación de
que Magma se convertirá con el tiempo
en uno de esos discos de los que uno tira cuando está jodido y quiere escapar
un poco de la realidad. Porque para qué queremos la música si no es para que
nos acompañe y ayude en nuestro camino.
No hay mas ciego que el que no quiere ver
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