lunes, 23 de marzo de 2020

BajopresióN: Imperio de Monstruos (Autoeditado, 2020)


Por Larry Runner.

Ya está aquí "Imperio de Monstruos", el nuevo disco de BajopresióN que llega con un giro total en el sonido de la banda, tendiendo hacia el progresivo e incluso con un punto sinfónico que realmente me ha sorprendido de forma muy grata.

Abre “Imperio de Monstruos” un álbum que evoluciona el sonido del grupo hacia unas estructuras más complicadas, tirando hacia el progresivo y dejando un poco de lado lo que era hasta ahora el concepto musical de la banda.

El bajo tiene un peso fundamental, omnipresente en el sonido, suena intenso, a muy buen volumen, como una guitarra más, pues como tal se comporta. Los teclados evitan que aparezcan incómodos vacíos. Las guitarras son de todas formas las protagonistas, con mucha variedad según las canciones. En cuanto a las voces, las líneas vocales no son sencillas precisamente. Hay un gran trabajo tras ellas, pues el concepto musical de los temas no siempre es el mejor para meter unas voces.


Y es que el grupo ha evolucionado a un concepto sónico como decía, más complicado, más retorcido, más progresivo, y su nueva forma de ser no siempre hace sencilla la labor vocal ni lo pone fácil para intentar brillar en unas canciones que hablan de “un Imperio que narra la realidad de una sociedad destruida por el poder". Las canciones se suceden sin que casi te des cuenta, y es un álbum conceptual en todos los sentidos, también en el musical, y pasa de un tema otro sin fisuras. Que existan pasajes comunes a veces contribuye a esa sensación de todo completo y cerrado.

Ese concepto musical progresivo evita que la música sea tan pegadiza como antaño. Los estribillos no siempre son lo pegadizo que se podría esperar. La banda ha perdido un punto de comercialidad, aunque bien es verdad que no siempre ocurre lo que cuento, y hay canciones con aire de hit como “Ya eres uno más”, un tema muy bien trabajado y quizás de lo mejor que haya parido la banda hasta ahora. “Reos del poder” sería otro buen ejemplo, solo que en este caso le meten además un solo de guitarra estratosférico.



Destacaría los aires de epicidad de “Mi Rebelión”, tema que sin dejar el concepto progresivo, sí que tiene un punto a los BajopresióN de “La máquina de sueños” como también lo tiene la balada “Calor y Fuego”, el único momento en el que acaramelan su sonido y le imprimen un rollo un tanto comercial.

Mención aparte merece “Surcando los bares”, que convierte una letra de compadreo en una canción épica con un punto muy Running Wild, muy heavy metal de estos, como dice la canción, “piratas de ciudad.

El álbum se cierra con “El fin del tiempo”, un largo tema de más de diez minutos que transcurre por diversos pasajes y atmósferas. Comienza con voz, piano e orquestaciones con un Antonio Robledillo logrando lucirse al micro apoyado en unos leves coros que le dan brillo a la canción. Luego pasa a una parte muy melódica donde continúan las orquestaciones y entra en juego un doble bombo que le da aire de power metal. Detrás una parte más pausada con aires de folk y tirando de acústicas, luciéndose también el bajo. La canción va así cambiando de continuo y va mostrando una enorme variedad de sonidos, con un trabajo de guitarras sensacional que deja vislumbrar hasta influencias flamencas. Los teclados de fondo están presentes de forma tenue, con un punto a lo que Queen solía hacer en su época 80’s, aunque sin tanto volumen. En definitiva, un muy buen y completo final.


En definitiva, BajopresióN juega fuerte y arriesga en este disco, evolucionando su música hacia un metal más progresivo. Se alejan del power y pierden los aires de comercialidad típicos del heavy español. Suenan más contundentes. Sin duda han complicado mucho las estructuras dejando mucho espacio para que guitarra y el bajo de Canseco se luzcan casi de continuo, sobre todo el segundo -que está muy por encima de la media, como a mí me gusta- poniéndoselo difícil a las líneas vocales que por otra parte suenan sobresalientes a pesar de lo complicado de su trabajo.


Mejor que su predecesor. Bastante más atractivo y distinto y sin falta de colaboraciones estelares. Con personalidad. Y sonando muy bien. Me alegro por ellos, porque ya no son unos críos, llevan toda la vida en esto y nunca han podido cosechar lo que probablemente se merezcan por trayectoria y calidad. Ahora sí.

El portadón es de Harley Velasquez. 










© Diario de un Metalhead 2020.

1 comentario:

Vicky dijo...

Sin duda un gran trabajo, se nota la evolución de la banda, un disco con mucha fuerza y cuidando al máximo cada detalle. Brutal!!!