viernes, 2 de noviembre de 2018

PORTAL: Ion (2018, EVP Recordings) Australia.


Por Simón García López.

Un día un amigo fanático del Crust y el Grind más puro me contó una anécdota que en principio me resultó cómica, aún hoy me lo resulta, pero que esconde en el fondo una curiosa necesidad. Viviendo fuera de casa, donde tenía toda su colección de discos, tuvo la necesidad de escuchar “su música” y con nada a mano que llevarse a la boca, en un arrebato desesperado, incapaz de encontrar en la radio nada que saciase su sed, puso el dial sin más, logrando relajarse y matar la angustia. 

Esta anécdota esconde no la necesidad de escuchar música por encima de todo. Alguno la tendrá y con buscar en el dial de la radio cualquier emisora con hilo musical saciará esa necesidad, pero no hablo de eso. Ni tan siquiera esconde la necesidad de escuchar “su música” en el fondo, de algo conocido por él de antemano, sino de algo más profundo. De algo desarrollado a través de la música extrema o descubierto gracias a ella. Esconde la necesidad de lo perturbador, de lo insano, de la impureza, de lo vil, que en el fondo y hablando sólo en términos musicales, algunos tenemos en ocasiones puntuales y que curiosamente, al contrario de lo que pueda parecer, nos hace mantener el equilibrio espiritual. Ese equilibrio que algunos encuentran escuchando Bisbal, otros lo encontramos escuchando Neurosis por ejemplo. Caminos diferentes para lograr la misma paz. 

Si miramos al pasado, hay una gran cantidad de grupos que han hecho de lo malsano, de la locura o maldad su bandera a través de los tiempos. No hablo solo de un concepto extremo de la música. Hablo de algo más. De explorar a través de lo extremo esos conceptos de maldad y locura. Algunos son famosos, otros menos. Grupos como Immolation, Incantation o Gorguts han sabido alcanzar ese horizonte de maldad, estos últimos en concreto, uniendo la locura a la maldad a través de la oscuridad, disonancia y complejidad de tiempos en un disco como “Obscura” adelantado a su época, y que muy pocos lograron comprender o sentir. No fui yo uno de los elegidos. En aquel momento me pareció algo absolutamente inaccesible y que solo con el paso de los años y muchas horas de escucha he podido asimilar. 


Otros grupos más “accesibles” que han profundizado en conceptos relacionados con la locura o los sentimientos más depresivos u obsesivos han sido Neurosis, sobre todo a partir de “Through silver in blood” o Meshuggah con dos trabajos conceptuales como “I” y sobre todo “Catch 33”. 

Hay muchos otros pero destaco sólo los principales, los iniciadores, los referentes máximos desde mi punto de vista. Después de ellos han llegado una gran cantidad de bandas que de una u otra manera y con mayor o menos acierto han logrado emular el concepto que se buscaba. 

Cuando hablamos de un grupo como Portal hablamos en el fondo de otra cosa. De un paso más nunca dado antes y que ya se veía desde sus inicios. Son la sublimación del mal a través de la música y eso ha hecho que en el underground mundial sean unas leyendas absolutas. Cada disco de ellos es la referencia para todos los aquellos que se mueven dentro del Dark Death o Death experimental. Cada vez que su nuevo trabajo ve la luz el underground lo escucha con atención por la curiosidad que despierta lo que hayan podido crear, el nuevo límite al que hayan podido llegar, la nueva barrera mental que hayan podido dinamitar. Este camino les ha llevado a acercarse y rozar lo etéreo, a moverse dentro de un nihilismo musical que lo único que pretende es la destrucción del propio concepto musical en pos del mal. 

Adentrarse en el concepto musical de un grupo como Portal es adentrarse en los abismos de la locura, sentir el miedo a descubrir la abominación que se oculta en los recovecos más inaccesibles de nuestra mente. Es aceptar un viaje a través de nuestro lado más oculto, arriesgándonos a descubrir la parte más oscura de nosotros mismos, la que ocultamos al mundo, la que abominaría por su pestilencia y monstruosidad a quienes nos conocen y conviven con nosotros. Su música es el vehículo necesario para llegar a donde nunca antes habías llegado, a ese lugar al que no habías osado asomarte. Es el caja que desata los demonios, la que nos muestra la desolación, la locura, la angustia y el terror insondable que esconde el lado inexplorado de  nuestra propia existencia. 

Es un viaje de 37 minutos a nuestro infierno personal. Puedes subirte al vagón o no, pero la abominación ya ha sido creada. Siempre existirá un vagón al que puedas subirte para descubrir la maldad y locura absoluta hecha música. 

No se trata de entender, no lo intentes. No está ni bien ni mal en el fondo. Se puede sentir o no. Es arte experimental y conceptual. Es Portal.

https://profoundlorerecords.bandcamp.com/album/ion







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