sábado, 20 de octubre de 2018

Karaoke True. ROSS THE BOSS + BULLET + CRYSTAL VIPER. Oviedo, 16.10.2018. Crónica y fotos.


Texto: Larry Runner.
Fotos: Sergio Blanco.

Fue una buena noche de heavy metal. Lo fue para casi todos, no así para el promotor. Meterse en un bolo de esta envergadura un día de semana era un altísimo riesgo. Algunos cercanos se lo hicimos saber, pues veíamos la empresa demasiado ambiciosa para ser un martes. Al final, teníamos razón. Sí, hubo gente, pero no la necesaria para cubrir los gastos que una producción como esta acarrea. Una pena y un toque de atención para que el promotor se de cuenta de que por muy grande que sea un nombre, un día de semana es un mal día para un concierto.

Dejando atrás temas económicos y de organización -en eso todo estuvo de sobresaliente cumpliendo los horarios a rajatabla- vamos a hablar de lo que dio la noche de sí. La Sir Laurens presentó un fantástico aspecto, aunque como digo no fue suficiente, pero digamos que la noche fue para no pasar frío.

CRYSTAL VIPER.



Antes de las 7 ya estaban Crystal Viper sobre el escenario. En Oviedo las salas están obligadas a tener horarios europeos, ya podíamos en nuestros trabajos tenerlos también. A esas horas aún estábamos en familia. Abrieron con “The Witch is Back”, la primera de su último “Queen of the Witches”, un discazo que si no lo tienes desde ya te recomiendo te hagas con él y donde por cierto colabora el que iba a ser protagonista de la noche Ross The Boss así como el también ilustre Mantas de Venom.



Desde el principio vimos el potencial de la banda en vivo y lo de que los discos no era cuento. Eso sí, el bajo sonaba a culo y no era cosa de la mesa, porque los bajistas siguientes sonaron bien con el mismo equpo. No importó. Casi nadie miraba para él pendientes del buen trabajo a las guitarras y de la pequeña en tamaño pero enorme en actitud y buen hacer Marta Gabriel. Vozarrón, estilo y tablas. La polaca lo tiene todo para dejar boquiabiertos a los más trues. El resto lo ponen las canciones, temazos del último disco como la lenta “When the Sun Goes Down” que se deja cantar fácil o “Flames and Blood” se combinaron con otras de discos anteriores como el himno “Metal Nation” o la final “At The Edge of Time”. Fueron 40 minutos que a mí se me hicieron cortos y demasiado escasos. Lo mejor de la noche.

BULLET.





Llevaba ya un par de años queriendo ver a Bullet. Los suecos se presentaban en medio del paquete con su personal estilo que tan pronto te recuerda a Accept como a AC/DC pero en el que no faltan las influencias de bandas clásicas, sobre todo en las guitarras, como Thin Lizzy. Con un cero en interacción con el público fueron a soltar su repertorio -creo que mal elegido- sin más. El resultado fue un show lineal hasta el punto de que acabé bostezando, algo que hacía tiempo que no me pasaba. Vale, había sido un martes duro de trabajo y de madrugón, pero con las otras dos bandas no ocurrió. Canciones como “Ain’t Enough”, “Rogue Soldier” o “Rolling Home” no fueron capaces de engancharme y creo que no fui el único. Pocos brazos en alto se vieron. Aburridos.

ROSS THE BOSS.




Y por fin llegaba el momento Ross the Boss. La leyenda estaba en Oviedo porque en Asturias no somos menos que en Madrid o Barcelona. No sé los números de asistencia a los otros dos bolos de la gira, pero casi apostaría porque la de Oviedo fue la mejor de este mini-tour de tres fechas. Salieron a ganar tirando de los méritos pasados de Manowar. “Blood of the Kings” fue la canción de salida y toda una declaración de intenciones de que iban a pasar por su música casi de puntillas. El set-list se basó casi por completo en canciones de Manowar, algo que fue recibido con agrado por un público que pareció hambriento de recordar tiempos de adolescencia. La Sir Laurens se convirtió en un karaoke gracias a los clásicos de los comienzos del grupo, curiosamente de antes de ser una banda ilustre y cabeza de cartel. Tiempos de taparrabos que concluyeron con “Fighting the World”, que fue cuando realmente pegaron el petardazo y se hicieron grandes. Hubo varios momentos especiales a lo largo de la noche en los que los presentes, muchos hoy en día con más pelo en la cara que en la cabeza, disfrutaron de lo lindo cantando puño en alto. Con “Sign of the Hammer” ya vislumbramos los primeros abrazos y apenas iban unos minutos de show. Pero creo que sin duda el más especial fue el de “Battle Hymn”. La nostalgia hizo su aparición estelar. Solo en esos momentos se veía feliz a la gente. Una pena, pues cuando sonaron temas propios como “This is Vengeance” afloró la indiferencia a pesar de ser grandes canciones. El cierre vino con “Hail and Kill” y la verdad, a pesar de los 90 minutos se me hizo corto. Marc Lopes a la voz está a la altura para defender las canciones y Ross The Boss llama la atención de los todos los flashes, demasiados una vez más. Tener al Symphony X Mike Lepond al bajo tan de cerca fue un lujo también. En definitiva el show fue bueno, aunque no sé hasta que punto le podríamos calificar de “tributo”. Al fin y al cabo casi todo fue Manowar. Pero bueno, era lo que la mayoría de los asistentes querían y el público manda. Así que ... bien.



En definitiva, una gran noche de Heavy Metal, así, con mayúsculas. Hacen falta más pero los promotores locales han de mirar hasta donde se puede estirar para que no pase lo mismo y tener en cuenta de que algunas cosas valen lo que valen y quizás no sea tanto como piden algunos.

© Diario de un Metalhead 2018.