martes, 19 de junio de 2018

EVIL IMPULSE: The Unbroken Ritual (2017, Autoeditado)


Por Larry Runner.

No es que fueran malos antes y tampoco vamos a decir ahora que son los nuevos Pantera o una bobada así, no vamos a exagerar. Pero a día de hoy y tras escuchar este “The Unbroken Ritual” de EVIL IMPULSE, sí puedo decir que me parece una banda muy cojonuda.

Y es que el salto de calidad de esta gente con este álbum ha sido realmente grande. No es que antes me disgustaran, pero puedo decir que les veía instalados entre un millón de bandas de un palo musical basado en la caña burra sin que hiciesen nada especial como para volverse locos.

Con este disco, en mi opinión, han pegado un salto de importante, dejando de estar en el grupo de los vulgares, de ser uno más, y subiendo un escalón gracias a la considerable evolución de su sonido dando un paso adelante también en la calidad de las composiciones. 


Instalados en un una corriente musical que bebe de muchas fuentes, encuentro en “The Unbroken Ritual” muchas influencias que agitadas le dan a la banda un sonido peculiar, más personal. Y es que aquí hay groove, thrash, algún tinte death, pero hay mucho heavy metal y si me apuras de power metal americano -del de Vicious Rumors, ya sabes-  lo cual hace que a mí me guste mucho más y deje a “Who's Gonna Kill Who?” lejos. Muy lejos. Dependiendo de la canción y del momento se decantan más a un estilo u otro, lo cual hace que no te puedas aburrir.

Destacaré sobre todo el trabajo a la voz de Toño Ramírez. Sobresaliente, combinando voces guturales en tono panteriano, con otras más thrash 80's  cuando la banda lo parece demandar e incluso con otras limpias que me recuerdan a Matt Barlow muchísimo. Es en ese tono cuando más me gusta el trabajo de Toño y del grupo en general. Cuando le oigo cantar limpio me vuelve loco. No sé porqué cojones no dejan de meter guturales y a la mierda. En los últimos años todo el mundo mete guturales y hay veces en que ponerse a escuchar un disco nuevo con ese tipo de voz se hace cuesta arriba, pues con ellas todo suena igual. Toño puede cantar limpio y lo hace bien. A la mierda con los gritos, eso para el que no sepa. No sé, es una sugerencia, pueden hacerme caso o mandarme a la mierda, es cosa suya, es su música.


Una vez analizada la voz, me voy a las guitarras. Alucinante el trabajo en ese sentido. Notable alto, con algunos solos que son una auténtica pasada, a los que nunca he encontrado forzados, y que en algunos momentos convierten a las canciones en unos putos hits. Ahí tienes el ejemplo de “The Last Breath”. Su solo me levanta de la silla y entre la voz y el estribillo dan fruto a un temazo de banda gorda. Escucha "Owner of Nothing" y alucina. Eso no lo hace ningún novato. Brutal.

Vale, estoy poniéndolos muy bien y algo malo hay que decir para compensar. Si no les das un palo se lo van a creer y luego se nos suben a la chepa y a ver si van a ponerse a pedir cachés y eso. Estaría bueno, músicos que quieran cobrar, qué desfachatez. Lo que menos me gusta es el sonido del bombo de la batería, con una falta de fuerza que no me convence. Respecto al bajo, le habría subido algún decibelio.

Vale, no, no es perfecto. A lo mejor no lo es para mí y sí para otros, que todos tenemos culo y opinión. Da igual. Desde luego a mí el disco me ha gustado y mucho. Ha sido una muy agradable sorpresa.









© Diario de un Metalhead 2018.

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