Por Diego Rodríguez Liébanas.
En octubre de 2015 publicamos la reseña de “Heads Held High”, segundo disco de los suecos Dead Lord. De aquel trabajo resaltábamos la influencia de Thin Lizzy en el sonido y en la manera de componer de la banda. Dos años después, tras escuchar varias veces este tercer “In Ignorance We Trust”, no podemos decir que ese punto Lizzy haya desaparecido totalmente ya que ahí siguen algunos de esos clichés tan fácilmente identificables de la banda irlandesa pero debemos reconocer que con este trabajo Dead Lord van más allá mostrando una evolución fuera de duda. Desde la primera escucha tuve la impresión de que la banda ha dado un salto cualitativo importante situándose en el camino adecuado para alumbrar una propuesta musical con personalidad propia.
Fruto probablemente de la intensa actividad en directo que han mantenido en los últimos tiempos nos encontramos una banda superior a nivel interpretativo destacando sobre manera la labor vocal Hakim Krim, mucho más expresiva, visceral, espontánea y personal, pero también el impresionante trabajo del bajista Martin Nordin cuyo sonido a lo largo de todo el disco es sencillamente brutal así como la contundencia y versatilidad mostrada por parte de Adam Lindmark a la batería. ¿Y las guitarras? Ni que decir tiene que Öde Hedenström y Hakim Krim son los grandes protagonistas de un disco muy guitarrero pero digamos que ese aspecto ya era su punto fuerte en anteriores entregas por lo que la noticia está en lo mucho que se han puesto las pilas en las demás cuestiones, sobre todo en la composición.
Frente a la homogeneidad de “Heads Held High”, los cortes que forman parte de “In Ignorance We Trust” son mucho más variados y diferentes entre sí. Nos encontramos de inicio con “Ignorance”, un tema puro nervio, duro y enérgico con el que sacan a relucir su parte más “heavy”. Estos primeros compases nos sirven para darnos cuenta de que la producción de sonido es más definida y limpia que da mucha cancha a un bajo electrizante, aspecto que va a ser la tónica a lo largo de todo el disco. Breve pero efectiva, la siguiente es “Too Late”, mucho más melódica y con un estribillo muy pegadizo. Emotiva aunque no tranquila se nos presenta “Reruns” que cuenta con unos coros muy inspirados. “Leave Me Be” es uno de los temazos del disco. Baladón de los buenos que emociona pero no empalaga mostrándonos una banda que sabe hacer más cosas que temas guitarreros.
Otra diferente y remarcable es “The Glitch”, que sorprende con esos matices rockabillys y mantiene un tono inquietante durante toda la canción. Destaca también “Kill Them All” ya que a pesar de las buenas virtudes de muchas de las canciones, cuando acabes de escuchar el disco lo más probable es que te vayas tarareando esa y no otra. “Never Die” es otra balada, más poderosa, con un tono más épico y, qué queréis que os diga, supone otra flecha en la diana. Una pasada de tema. Con una armónica realmente evocadora comienza “Part Of Me” recordando al mejor Neil Young. El tema se desarrolla suavemente sobre una base de guitarras acústicas hasta la parte final cuando se endurece pasando a modo eléctrico. Y para rematar “They!” canción marca de la casa en la que las guitarras dan rienda suelta a toda clase de peripecias.
Tras este repaso a los temas queda patente el crecimiento de una banda que parecía ir a piñón fijo pero que con este trabajo demuestra que, aunque siga circulando por sendero Classic Rock o Hard Rock setentero, como queráis denominarlo, es capaz de sorprender, emocionar y de ofrecer una variedad de la que en anteriores entregas no podía presumir y además con mucha calidad y gusto. De esta manera podemos confirmar que el título “In Ignorance We Trust” no hace apología del desconocimiento musical sino del momento político que se vive en Estados Unidos y todo lo relacionado con su nuevo presidente. Más cachondo aun podría haber sido “In Ignorance We Trump”. Disco muy recomendable.
© Diario de un Metalhead 2017.
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