martes, 20 de junio de 2017

CAMPEONES. METAL ROOTS. Oviedo 03.06.2017. Crónica y fotos.


Por Larry Runner.

Noche de Final de Champions en la tele, día difícil para celebrar un concierto, en este caso un festival, la II Edición del Metal Roots, esa iniciativa que José Ramón de Blast Open se ha empeñado en sacar adelante al menos una vez al año y que así a lo tonto consigue traernos a algunas prometedoras bandas estatales que de otra manera tendrían más difícil venir a Asturias.

A pesar del futboleo, hubo buena entrada, todo lo buena que se puede esperar cuando no hay en el cartel ningún nombre deslumbrante. Dos bandas locales, una banda de Barcelona, otra de Galicia y otra de Euskadi componían el cartel del Metal Roots II.

Personalmente varios eran los alicientes para acudir a la cita y no a otras o quedarme en el sofá viendo el triunfo madridista. Prima Nocte regresaban a Oviedo, pero aún estaban entre mis cuentas pendientes, pues me los había perdido en su visita anterior La Calleja. De Donuts Hole llevaba tiempo oyendo hablar y la curiosidad también me llamaba. Por último, quería volver a disfrutar de Fear Crowd (mi tercera vez) y por supuesto de las bandas de casa Unexpectance y Blast Open, a los que ya he perdido la cuenta de las veces que les he visto.


Prima Nocte fueron los primeros en saltar a escena. En su día me habían mandado “Angel of Sins” y me había gustado mucho, tal y como conté en la reseña del disco. Me había fastidiado mucho perderme su anterior visita a Oviedo y agradecí infinitamente que volviesen. Esta vez los iba a ver mucha más gente tras una primera visita el que no pude estar. Saltan a escena y me llevo una sorpresa, los que estaban ante mí eran una gente muy distinta a la que yo me esperaba. Apenas dos miembros tan sólo de la formación que yo conocía. No estaba al tanto de los cambios e incorporaciones del grupo, y fue toda una sorpresa de mano. Tenía que empezar a tomar notas.

Prima Nocte aparecieron sobre las tablas de Sir Laurens como quinteto y con un line-up en el que sólo quedan dos de los componentes que grabaron “Angel of Sins”: Brais a la guitarra y Chan a la batería. El resto, todos nuevos, al menos para mí. A la voz no estaba Nicole Magariños, de cuyo trabajo en el disco me había enamorado, a cambio aparecía otra chica, de la que luego averigüé su nombre, Pilar Fernández, que tenía la “difícil labor” de convencerme. Al bajo otra novedad: Jordi Rivas. Además, un segundo guitarrista: Edu Ramonde.


Durante su actuación desgranaron “Angel of Sins” tal y como esperaba y además nos soltaron un par de versiones para completar el repertorio y encender un poco el ambiente, que a esas horas aún se presentaba gélido y con los culés aún en el bar de enfrente esperando la desgracia ajena. El temprano desenlace de la dichosa final futbolera hizo que algunos entraran en la sala antes de lo que esperaban, mucho mejor así.

Un “Personal Jesus” que les viene al pelo por su estilo y un “Overkill” de Motörhead que personalmente creo que encaja peor, se intercalaron entre las buenas canciones de un “Angel of Sins” que me encanta. Pilar tenía por delante la complicada labor de convencerme a la voz. Lo hizo. Me gustó mucho su labor, como la de toda la banda, y pienso que con unos cuantos conciertos más, si logran afianzar esta formación, en poco tiempo se puede convertir en una de las mejores bandas de Galicia. Espera que graben otro disco, con algo más de medios, y ya me contarás si tengo o no razón. En vivo intentan dar algo de teatralidad a su puesta en escena, pero les falla. Unos van pintados, otros no, uno con lentillas y otros no. Unos de negro y otros no. Lo musical, a pesar de que se vio que aún les falta algo de conjunción (creo que era el primer bolo de Edu) lo aprueban y a buen seguro que lo mejorarán. La puesta en escena, a nada que la cuiden un poco en vestimenta y maquillajes, la tendrán y el show ganará muchísimo. Pilar iba guapísima vestida, nada que reprochar a Chan a la batería, pero el resto se tienen que poner un poco las pilas en eso. 

Tienen lo más difícil, lo musical, despachado, lo otro es cuestión de dos detalles. Si además te puedes permitir de tocar temazos como “Angel of Sins” o el genial “Dream Eater” con el que cerraron, lo tienes. Me gustaron mucho y Pilar ... me ganó.


Turno para unos Blast Open que se presentaban felices, entre amigos, pues en Asturias son una banda con un tirón que otras no tienen. Quizás se estén convirtiendo un poco en la eterna promesa del metal asturiano, pues ya llevan unos años. Van quemando etapas lentamente, poco a poco, como ese martillo que golpea el clavo en la dura madera y al que le cuesta entrar si no se es constante. Ellos lo están siendo. Han superado dificultades y eternos cambios en la batería hasta llegar hasta donde están ahora, que es su mejor momento, y eso que han vivido momentos importantes años atrás como el llegar a competir en aquella final de la Metal Battle donde sólo los ganadores Trallery y los aquel año subcampeones [In Mute] estuvieron por encima, fíjate de qué dos te estoy hablando.

Su repertorio incluyó su último “Beyond the Hope” (Santo Grial - 2016) completo y lo mejor del anterior “They Destroy our World” (Autoeditado, 2012). Abrieron como se deberían abrir los conciertos siempre, a mí es como más me gusta, con los dos primeros cortes del nuevo disco. Así hacían Maiden en la época de “Powerslave” y desde aquella que a mí me gusta así. De esta manera, muy feliz con que entraran con “The Gates of Hell” y siguieran con “Bring me the light”. Al igual que pasó con los primeros temas de Prima Nocte, el sonido no era el mejor. Pero poco a poco, esa parcela fue mejorando desde la ahora alejada mesa de Sir Laurens, y bien que lo agradecimos. No hicieron falta tapones y para la tercera “The Day of your Death” ya todo sonaba bien.


Sobre el escenario unos Blast Open a los que vi como muy felices, disfrutando mucho de su actuación, pasándoselo genial, sonrientes y contagiando de buen rollo a los que estábamos abajo. Han pasado por una época dura y gracias a Dio todo aquello es agua pasada. Quizás ahora se valore aún más lo que se tiene y por eso se disfrute tanto de la música, más aún cuando juegas en casa y sabes que los que están abajo te quieren de verdad. Un cariño que se han ganado a pulso, pues pocas bandas pueden ofrecer un repertorio con tanto hit. El momento “The Roots of Evil” seguido de “Sniper” y “Blinded” es sublime. Ya no hacen falta versiones, aunque echo de menos aquel “Only” de sus comienzos con el que tanto vibrábamos. Sobresalientes.


Fear Crowd, los Iron Maiden de Bilbao, regresaban a Asturias. Les digo así porque el que me encanten es por eso, por ese fuerte sonido al estilo de los británicos que tanto nos gusta a los que amamos el heavy metal. Poco tiene de original la música del quinteto que encabeza “mi gritona favorita”, ni falta que hace. Cuando Leire, la frontwoman, anunció en su perfil de fb, bien pensé que la banda se iba al garete, aunque ella decía que iba a poder con todo. Pues así es. Currente, madre y vocalista de una banda de heavy metal, lo que no pueda hacer una mujer como se lo proponga. A cambio, le falta la mitad, está más delgada que nunca, pero no fue impedimento para que sacara todo de su garganta y junto con esos fraseos doblados de las guitarras de sus compañeros disfrutáramos como enanos. La fórmula es sencilla, pero nos encanta. Si además puedes cantar bien fuerte canciones como “No pienso caer”, ¿qué más necesitas? Me lo pasé más que bien. Qué pena tener que conducir a la vuelta y no poder tomarme otro par de cervezas para animarme a liarla de verdad, sobre con la final “The Evil that men do”. Proyectan buen rollo, y eso es fundamental. Muy grandes.


Donuts Hole fueron los cuartos en salir. Algunos aprovecharon para abandonar la sala en el descanso y se perdieron la actuación de las dos últimas bandas. La verdad que los sonidos cambiaban a moderno con poco en común entre las tres primeras bandas y la oferta de Donuts Hole y los últimos, que iban a ser Unexpectance.


No había visto nunca a Donuts Hole en vivo y acudía con curiosidad por tenerles delante. Empezaron sonando fatal y fueron mejorando con el paso de los minutos, aunque tardaron bastante en cogerle el punto al show, quizás porque el público no ayudaba demasiado, bastante frío con ellos. Bien es verdad que al final de la actuación lograron arrancar aplausos y algún piropo tras un inicio muy dubitativo, en el que su vocalista Ariel Placenti, que siempre estuvo bien en lo gutural, se le iba el tono en las voces limpias.

No sé si es que el hombre no se escuchaban bien, o qué, el caso es que los primeros cuatro temas fueron bastante desastrosos. Entre que él no andaba fino y las guitarras estaban sonando como una auténtica bola de ruido, el espectáculo era bastante olvidable. Pero mira por donde que como a mitad del show Ariel empezó a parecerse al que se escucha en su último “En Cada Hogar” y acabamos afortunadamente con una imagen completamente distinta a la de los primeros veinte minutos. Probablemente no fuese su mejor día. ¿Falta de calentamiento previo en la voz? Pudiera ser, no lo sé, pero de las primeras canciones al final hubo una notable diferencia.


Unexpectance cerraron una noche que se hizo larga con tanta banda. Sinceramente, creo que en este tipo de actos, tres bandas son lo justo, cuatro puede estar bien si no se alargan en sus shows y cinco es demasiado. Así lo hizo saber mucha gente que pasó de la actuación de los asturianos que cerraban noche. Una pena, porque mira por donde que en mi opinión creo que fueron el grupo más en forma del día.


Sonaron francamente bien a partir del tercer tema y el que sonasen nítido fue fundamental para poder disfrutar de las canciones de ese gran disco que es “La Metástasis de la Desesperanza”. Con un Dani Larriet sobrado en la voz, la banda subió a disfrutar de lo suyo sin tener en cuenta que algunos ya se habían ido. Se lo pasaron bien sobre las tablas y su buen rollo se fue contagiando a los de abajo, que eran pocos pero entregados y agradecidos. Me dejé llevar y no tomé notas durante su actuación. Espero no equivocarme, pero juraría que si no tocaron el disco entero, y por orden, cerca estuvieron. Fue una avasallar constante, sin demasiados speech, salvo para dedicar “Abismo” al bueno de Chris Cornell. Conciertazo. Me encantaron.

En definitiva, una larga noche de metal underground de campeones, a la que afortunadamente la gente respondió bastante bien a pesar de lo cargado del calendario asturiano. El Metal Roots II salió airoso. Ya planean el III.


© Diario de un Metalhead 2017.

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