Por Simón García López.
Poco se puede decir de Obituary a estas alturas. Así que
hablaré de lo poco que creo queda por decir de ellos y que me parece relevante,
incluido su nuevo disco titulado de manera homónima.
No hace mucho hablaba del crecimiento que un grupo como Bolt
Thrower había experimentado en los últimos años y que los había llevado a
convertirse en un grupo de culto absoluto, favoreciendo el éxito fulminante de
un disco como el “For the fallen” de Memoriam. A Obituary les ha sucedido algo
parecido pero en vida. Al igual que el referente de la discográfica era una
muestra clara del nivel de Memoriam, fichados por Nuclear nada más formarse, en
Obituary lo es también siendo sus dos últimos discos editados por Relapse, algo
para nada casual tampoco.
Desde “Inked in blood” hasta nuestros días el grupo vive una
segunda juventud que sin duda están aprovechando y no de manera contemplativa,
ya que allá por donde pasan arrasan. Su directo es de lo mejor que se puede ver
en cualquier grupo de Death metal a nivel mundial. Una apisonadora basada en
una puesta en escena impresionante, un carisma a prueba de bomba y un sonido
demoledor y compacto. Se lo han currado y se lo siguen currando.
Pero en Obituary no todo han sido días de vino y rosas.
Tuvieron una época donde como muchos iniciadores del Death sufrieron el
desprecio y el olvido de la escena, a causa de las circunstancias y el mercado,
y de la falta de calidad de su propio trabajo (“Back from the dead” dista mucho
de ser un buen disco), que los llevó como a muchos otros a la desaparición.
Aprovechando el resurgimiento comercial de los ritmos más
extremos, regresaron al panorama 6 años más tarde con un sincero “Frozen in
time” de 2005 donde mostraban tal cual que su música e intenciones se habían
congelado durante su retiro, recuperando el espíritu de su mítico “The end
complete” tanto en concepto de portada como en sonido. Algo parecido a lo que
representa este nuevo “Obituary”. Lo que mejor saben hacer y lo que sin duda
los caracteriza. Riffs pesados made in Trevor Peres, punteos gloriosos por
todos lados, la voz mítica, monstruosa y única de John Tardy invadiéndolo todo,
con un sonido de batería más Death clásico que nunca donde la caja suena que
atruena y juega un papel fundamental en el conjunto… Obituary. Ya sabéis de lo
que os hablo. Pueden hacer lo mismo toda la vida y siempre molarán. Como AC/DC,
pero en Death. ¿Qué es el mismo riff de siempre? Sí y no me canso de
escucharlo. Si no te gusta hay millones de grupos haciendo riffs con millones
de notas que no transmiten ni la mitad que los de ellos con dos putas notas.
Esencia amigo. O se tiene o no se tiene, y ellos la tienen toda. Eso no se
aprende en los tutoriales de guitarra de Youtube. Se capta escuchando música,
sintiéndola, interiorizándola hasta que te invada el tuétano. Celtic Frost les
llegó al tuétano y no les hizo falta mucho más. Eso y pillar la ola Death de
Florida de lleno. Resultado: Obituary.
“Obituary” es más Death metal y es un disco mucho mejor y
más inspirado e intenso que “Inked in blood” donde además
el sonido no era del todo bueno. Empieza con dos trallazos como “Brave” y
“Sentence day”, y mantiene el nivel hasta el final con la inclusión de los
míticos medios tiempos lentos donde Tardy desaparece para dejar el protagonismo
a lo instrumental como en “Kneel before me” o “Turned to Stone”.
El disco es un goce para todo amante del Death más clásico.
Con esto queda dicho lo poco que quedaba por decir de ellos, por lo menos lo
que yo podía aportar.
Obituary es el Death metal. Punto.