jueves, 4 de mayo de 2017

NO SEAS RATA.


Por Larry Runner.

Por todos es conocido que el tema de la piratería es la mayor de las lacras en el panorama musical actual. La falta de cultura y de moral, los elevados precios y los abusivos impuestos a la cultura hacen que el mundo de habla hispana sea líder en eso, en robar música. Vale que toda la vida se grabaron cassettes y luego cd’s, pero una cosa es eso, ampliar tu colección porque no puedes permitirte el lujo de comprarte todo y otra cosa es no gastarte nunca un duro en un producto original, que es lo que hacen algunos.


Y es que puede estar bien bajarse este o aquel disco que al final casi te da igual, que no te aporta nada y que probablemente tras un par de escuchas lo vayas a aparcar. Evidentemente, si no fuese posible piratearlo, probablemente nunca lo habrías escuchado. La inmoralidad llega cuando un disco te encanta, lo escuchas una y otra vez, y no aportas nada al artista. Esos discos que disfrutas sin parar, que te encantan, que a veces se quedan contigo para siempre, deberían ser de compra obligada, y no haría falta que nadie te lo dijese.

Hace unos días un buen amigo músico, a punto de publicar su nuevo álbum, me dejaba escuchar un par de canciones. A pesar de ser alguien que lleva muchos años en la música, una persona acostumbrada a trabajar y con una amplia carrera detrás, sus ojos reflejaban una pasión que jamás verás a un profesional de ningún otro campo. La ilusión con la que te hablaba de las canciones, de como se habían gestado, de como iban tomando forma para ver pronto la luz hacía brillar sus pupilas. Sí su cara expresaba un sentimiento de orgullo y pasión difícil de describir, algo que jamás verás a nadie en ningún otro trabajo, te lo aseguro.

Y es que en un disco hay noches en vela, horas de composición, de estrujarse el cerebro con las letras, de grabar maquetas, de ensayos, de grabación, de miles de mensajes y llamadas para las mezclas, para la fabricación ... y tantos detalles más. Mucho esfuerzo, trabajo, dedicación y sí, también dinero invertido para poder ofrecer un producto que haga feliz a mucha gente. ¿Qué pasa si luego esa gente que va a disfrutar de horas y horas de diversión de por vida es incapaz de gastarse unos euros o unos dólares en comprarse ese disco? Que la música se morirá.

Sí, porque el músico necesita ver su esfuerzo premiado, en forma de dinero, pero sobre todo de reconocimiento. Necesita ver que las cajas de los discos se vacían, que los pedidos llegan, que su música es valorada.

Así que tenlo siempre presente, el próximo disco que te descargues y que te llegue al corazón, que veas que disfrutas durante horas, cómpratelo. No por el afán de almacenar, de coleccionar, de presumir de tener más discos que nadie, si no por recompensar a esos músicos que hacen que tu vida sea más fácil, mejor, que conviertes tus días de mierda en noches fabulosas gracias a sus canciones. 

No seas rata, cómprate discos.

© Diario de un Metalhead 2017.

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