miércoles, 17 de mayo de 2017

MEMORIAM: For the fallen (2017 - Nuclear Blast) UK.


Por Simón García López.

Para cualquier amante del Death metal más tradicional, el anuncio de que ex miembros de Bolt Thrower y Benediction se reunían para formar un nuevo proyecto de Death metal bajo el nombre de Memoriam supuso algo emocionante. Tan emocionante para el fan como para Nuclear Blast, quienes intuyendo el filón no tardaron en cerrar el contrato del supergrupo.

Memoriam se forma a raíz de la muerte del último batería de Bolt Thrower Martin Kearns, como un tributo y homenaje a su persona, según las propias palabras de los miembros de la banda, y todo en la estética y temática del grupo, tiene que ver con esto. El nombre del grupo, el título del disco y la grandiosa portada de Dan Seagrave (se merecería una reseña en sí misma porque es absolutamente grandiosa) donde se ve a un grupo de soldados zombies llevando a cuestas el féretro de quien suponemos sea simbólicamente Martin Kearns. Impresionante. 

“For the fallen” es un disco de 8 temas de Death metal al estilo de lo que Bolt Thrower han sido a lo largo de su vida, pero venido a menos. Quizás alguno de mis amigos se enfade, pero digo esto porque no creo que nadie pueda decir que “For the fallen” sea mejor que cualquier disco de Bolt Thrower y conste que utilizo esa comparación porque desde un primer momento su promoción ha estado unida inevitable y lógicamente al histórico grupo inglés, a un regreso de miembros, de música y concepto. Además y no es una cuestión baladí, Memoriam aprovecha una época donde el público ha colocado a Bolt Thrower en el Olimpo del Death metal, fenómeno que personalmente no deja de sorprenderme, no porque no hayan tenido la calidad suficiente para estarlo, sino porque nunca llegaron a tal reconocimiento mientras existieron. En vida eran un buen grupo de Death metal más, que nunca se dejaron influir por modas ni estilos como otros, eso sí, pero nunca tuvieron el status actual. Esa es la verdad. Por causas seguramente explicables, aunque hasta cierto punto sorprendentes, se han puesto de moda, lo que se traduce en beneficio económico potencial y el interés de grandes sellos del mercado musical como Nuclear Blast. Así funciona. Puede entenderse como crítica o no, pero más allá de eso, este hecho es la constatación de una realidad que pone por delante el beneficio motivado por factores que van más allá de la música, a la calidad de la propuesta musical. Así funciona. No hace mucho antiguos miembros de los primeros Sinister se han reunido de la misma manera que Memoriam bajo el nombre de Neocaesar editando su primer disco “11:11” que ha pasado sin pena ni gloria. Ni sello encontraron. “No fashion, no glory” amigo.


Bolt Thrower fueron unos pioneros en la aparición y desarrollo del Death metal, del Death metal más épico en concreto y de temática de guerra. Siempre ocuparon un lugar de privilegio, pero nunca prioritario, nunca a la altura de coetáneos suyos como Napalm, Carcass, Entombed, y ya no digamos Morbid Angel, Cannibal Corpse o Deicide, quizás porque ninguno de sus discos tuvo una influencia mayúscula o un impacto generacional decisivo. Siempre sacaron buenos discos, y terminaron forjando una discografía robusta y de gran calidad, pero ninguno llegó a un reconocimiento de masas. Sólo el paso del tiempo los ha colocado donde quizás siempre deberían de haber estado, y creo que no porque su trabajo haya terminado siendo reconocido de manera directa, sino por la influencia indirecta que este generó en grupos “grandes” como por ejemplo Heaven shall burn, quienes versionan el tema “The IVth crusade” y que han ayudado a darle trascendencia. Es un punto de vista personal y debatible, claro está.

Al disco, a pesar de que permite rememorar ese ambiente épico transmitido a través del Death del que los ingleses han sido siempre abanderados, creo que le falta algo. No sé si es el sonido, la premura con la que lo han hecho, el agotamiento de la fórmula, o un poco de todo en conjunto. Estoy seguro de que en directo las canciones cobrarán otra dimensión aumentando exponencialmente las sensaciones que transmiten porque son músicos muy experimentados, con las cosas claras y porque este “For the fallen” da para ello por su pesadez y lentitud general, pero en el disco, en lo que tengo delante, me encuentro por ejemplo y de primeras con la pérdida de voz de Karl Willets. Los años pasan y a pesar de mantener su estilo, y seguir siendo fácilmente reconocible su voz no es la que era. Esto poca discusión genera.

Otra cosa con la que me encuentro y que sí puede dar para más discusión es que la batería, aun habiendo sido con toda seguridad tocada y grabada en estudio, se nota en ella por el sonido que todos los golpes han sido sustituidos. ¿Qué produce esto? Pues que en el disco hay alguna que otra imprecisión de tiempo que no ha sido corregida y con esa manía de sustituir todo, cada una de esas imprecisiones canta a la legua. Todos en casa amamos discos imperfectos, discos que no van por claqueta, donde el tempo de la música es el natural, el que sale en ese momento dejando a la canción que fluctúe y respire por sí misma, pero cuando la tecnología busca la perfección, tecnología reñida íntimamente con la imperfección, pues pasa lo que pasa. O lo haces perfecto, o no lo haces. Eso es lo peor del disco para mí.


Fuera de cuestiones técnicas de producción y necedades del viejo que empieza a crecer en mí es un buen disco de Death metal como antes decía, desde la introductoria “Memoriam”, a la final “Last words”, tema que transmite esa melancolía propia de los finales épicos de los ingleses. La única que me desentona en el conjunto es la más punki y rápida “Corrupted system” que a pesar de evolucionar a un tema Death me suena rara en el contexto general del disco. 

En el resto, excepto en la destacada y la más intensa y rápida “Sorrounded by death”, impera la lentitud y pesadez de los riffs. Canciones con “Reduced to zero” o “Flatline”, temas largos de mucho desarrollo que aportan lo mejor de este disco son las que marcan una constante musical que hará las delicias de los amantes del Death épico y de Bolt Thrower más concretamente. 

Un tributo, un disco para disfrutar y un regalo de una gente de la que nadie esperaba nada hace un año apenas. El homenajeado honrado, el sello dando salto de alegría y el fan agradecido. Qué más se puede pedir. 







© Diario de un Metalhead 2017.

130 discos de DEATH METAL más aquí.