Conozco a TRUCKFIGHTERS desde que en 2013 formaran parte del cartel del Kristonfest. A
Bilbao nos fuimos para disfrutar de Clutch, de Orange Goblin y, ya que
estábamos allí, de unos suecos de nombre llamativo a los que no conocía de
nada. Una semana antes del evento, como suele ser costumbre, me puse a
investigar de qué iban y lo primero que leí fue que contaban con el
apadrinamiento de Josh Homme, lo cual siempre es una buena referencia. Lo
siguiente fue escuchar “Mania”, disco que, a día de hoy, sigue siendo mi favorito
de la banda y que forma parte de mis preferidos de la última década. Así que, después
de la descarga de los nórdicos, a pesar de los conciertazos que se calcaron
tanto Clutch como Orange Goblin, no había otra banda en la que pensara:
Truckfighters, Truckfighters, Truckfighters…
El verano que vino
justo después del Kriston ponía el “Mania” a todas horas en el coche, quizá el sitio
en el que más me gusta escuchar música. Será por eso que, cuando retomo esas
canciones, me traslado de forma imaginaria a aquellos lugares y vivencias. Es
curioso cómo ese momento en que una canción o un disco te impactan, dejan una
huella tal en la memoria que se llevan consigo paisajes, estados de ánimo y
sensaciones las cuales, como por arte de magia, se recuperan cuando vuelves a
escucharlo. Esperaba que publicaran nuevo material como agua de mayo y por fin,
en 2014, cinco años después de “Mania”, vio la luz “Universe”. No me sació ni
un poco. Le di varias oportunidades y ahí está en la estantería muerto de risa.
Es verdad que, muchas veces, cuando caes rendido ante un LP, las expectativas
suben tanto que el siguiente lo tiene jodido para cumplir con unos mínimos que
parecen máximos. Pero después del carrusel de sensaciones que me posibilitaba
el anterior, “Universe” me pareció un disco soso y previsible.
¿Qué nos ofrece
este “V”? Con sus primeras obras dieron un salto cualitativo enorme, consiguiendo
muy pronto algo que muchos no logran nunca, que es encontrar su propio sonido
dentro del Stoner y desarrollarlo. Las melodías vocales, casi siempre
inspiradas, llevadas a cabo por Oskar Cedermalm con ese toque melancólico y,
porque no decirlo, accesible, siguen bebiendo directamente de los grandes del
Grunge, y se complementan perfectamente con los fraseos, efectos y solos de
Niklas Källgren quien, además, es capaz de trocearte la cabeza de vez en cuando
con unos riffs gruesos, ásperos y rocosos presentados de manera ciertamente
original. Quien haya visto a este guitarrista en directo sabe que tiene aspecto
y puede realmente ser un verdadero cavernícola pero que también es capaz de
ponerte los pelos de punta con el solo más detallista, pausado y sensible.
Entonces… ¿No hay
nada nuevo bajo el sol? Lo esencial sigue estando ahí y bienvenido sea pero hay
un par de aspectos novedosos. Los temas que conforman este disco, como en
anteriores ocasiones, siguen siendo pocos, siete, y bastante largos ya que
ninguno baja de los seis minutos. En esos cortes se van modificando las
melodías pero no las velocidades. Realmente no hay partes lentas y rápidas sino
partes más lánguidas y tranquilas que prestan su melodía a pasajes venideros
más duros y agresivos que retuercen los riffs jugando con ellos. En este “V” hay
más espacio para esos juegos que desarrolla una guitarra en constante cambio sonoro
y con ganas de llevar los riffs a puntos de mayor complicación. Sabida es la
costumbre de los dos líderes del proyecto de complementarse con un batería
diferente cada cierto tiempo. Para esta ocasión han elegido a Daniel Israelsson
quien, con un estilo que destila puro nervio pero que es también detallista,
contribuye a que la obra sea menos contemplativa y tenga un mayor empuje.
¿Stoner Progresivo?
No me parece que la etiqueta sea la correcta pero no hay duda de que esos pasajes
más intrincados le han comido terreno a aquellos largos interludios atmosféricos
de trabajos anteriores. También debemos destacar que las partes cantadas son
más numerosas y prolongadas equilibrando su cuantía con las estrictamente
instrumentales cosa que antes no sucedía. Con todo esto, mi conclusión es que
“V” es una obra muy consistente que tiene detrás un trabajo compositivo de
nivel por lo que no es, en absoluto, soso o predecible al estilo “Universe” sino
que puede situarse al lado de “Mania” sin palidecer aunque sin llegar a
igualarlo. ¡Qué manía con compararlo con “Mania”! Sí, soy un pesado. Ya sé que
cada disco tiene su momento y que tampoco es plan de dar la chapa con ello pero
ese álbum me marcó tanto que no puedo hablar de TRUCKFIGHTERS sin tenerlo todo
el rato en mente.
© Diario de un Metalhead 2016.