By Larry Runner.
No saben estos chavales de León lo que podrían sacarme si ellos quisieran. Primero, porque son de León, una ciudad que por diversas circunstancias ocupa un hueco grande en mi corazón. Segundo porque hacen thrash metal, que es mi sonido favorito, mi debilidad. Y tercero porque tenemos un montón de amigos en común y sólo por eso ya podrían casi abusar.
TÖXIK WALTZ, lejos de ello, no se toman confianzas, y de repente te mandan el disco como si tal cosa, sin ruido, sin arrogancias. Eso lo dejan para el escenario, donde comandados por Txavas, dan la nota a base de bien, lo cual me encandiló desde el primer segundo la primera vez que tuve la ocasión de verles en vivo.
Por fin llega su esperado disco. Al menos por mí sí que era muy esperado. En su día bien que disfruté de su demo. Llegan con una notable evolución en las maneras y en el sonido desde su demo "The Night of the Living Oldmen" (2013). Han tardado, pero ya están aquí sus canciones. Por fin.
Nueve cortes se incluyen en este debut “Declassified”. Dos de ellas ya venían en la demo, “Thrashing like a Maniac” y el hit “Octogenarian Violence”. Llegan más elaboradas, evolucionadas, en tonalidades graves como todo el disco, aunque la primera conserva la esencia. Adiós al puntillo crossover. Y es que al menos en disco, han perdido el tono festivo americano que me recordaba a Anthrax para envolver todo en un sonido más oscuro, más tirando a thrash alemán, aunque no tan serio como Destruction. Consiguen evitar la formalidad a base de coros, que suenan a panda de borrachos cuando entran, en plan Tankard, lo cual me gusta.
Han buscado sonar bien, matizar mucho los temas, producirlos en condiciones y quizás lo hayan conseguido, pero por otra parte han perdido la frescura que les hacía especiales, el ambiente festivo que a buen seguro en directo no han perdido. Ese directo que me enganchó a ellos en su momento y por el que intentamos hacerlos protagonistas en aquella fallida aventura con Fueled by Fire.
Fíjate en temas como “Beyond the Wall of Sleep”, suenan serios, demasiado formales, no es lo que yo me esperaba. El sonido es uniforme a lo largo de todo el disco, los tonos apenas varían y origina un disco un tanto lineal. Por otra parte, no me convence la batería, creo que no tiene toda la fuerza que cabría esperar, aunque eso habría que achacarlo más bien a la falta de presupuesto. Por contra, me gustan mucho las guitarras rítmicas. El que no me acabe de convencer del todo quizás sea más un “problema” más mío que suyo. Tenía una idea preconcebida de por donde podía ir el disco y ha ido por otro palo distinto al esperado. Cuando eso ocurre, te deja un poco “plof”.
Grabado, producido, mezclado y masterizado en Biohazard Studios de Gijon por Nathan Cifuentes y los mismísimos Töxik Waltz, que se lo llevaron muy en secreto y o avisaron. Colaboran el mismísimo Nathan con un solo en uno de los cortes y Txema Trinidad, también de Vendaval en los coros.
Me encanta la ilustración de la portada, obra de Javier García-Miranda.
Podéis escucharlo, descargarlo, comprarlo, en su bandcamp. Aquí.
© Diario de un Metalhead 2016.
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