viernes, 9 de septiembre de 2016

VIVALDI METAL PROJECT: The Four Seasons (2016- Pride & Joy Music/GerMusica) Italia


By Larry Runner.

Mistheria, compositor, productor y teclista italiano cuyo nombre ha ido unido en el pasado a artistas como Bruce Dickinson, Rob Rock o Roy Z entre otros gracias a diferentes colaboraciones, es el padre de esta bombástica obra titulada The Four Seasons, una opera inspirada en la obra de Antonio Vivaldi.


¿Qué nos encontramos tras The Four Seasons? Que nadie se piense que se ha tomado la obra barroca y se ha llevado al metal, para nada, hay muchísimo más. Esta ópera metal se ha basado en la maravilla creada por Vivaldi y si bien en algunas partes se toman prestados compases completos de la obra, también hay mucho material original entre sus 14 tracks.

Más de 130 músicos han sido necesarios para dar forma a esta inmensa y maravillosa obra, donde el virtuosismo se respira desde el comienzo y se completa con un gusto exquisito por la musicalidad.

Tras una entrada inmensamente original y metalera con Escape from Hell, llega The Illusion of Eternity, donde reconocerás la música de Vivaldi pero a la que se la ha dotado de letra y añadido unos arreglos realmente brillantes respetando la obra original sin incurrir en detalles que pudieran afearla. Una auténtica maravilla con tempo de power metal donde las voces femeninas aportan una nueva dimensión al original. Nunca te lo podrías llegar a imaginar. Alucinante versión de la Primavera que hace que te arranques con el disco.

Ríete de las obras proyectadas por Avantasia ante este titánico disco con orquesta de verdad, coros auténticos y voces heavies mezcladas con operísticas. El heavy metal viene aportado también por auténticos cracks y en los créditos encontrarás al mismísimo Rob Rock dirigiendo en ocasiones al lado de Mistheria y a figuras de la talla de Chris Caffery como en Vita.

¿Aún no tienes bastante? ¿Piensas que es broma? ¿Crees que te miento cuando te digo que Avantasia palidece ante este proyecto? Fíjate que artistas: Mark Boals (Malmsteen, Royal Hunt), Fabio Lione (Rhapsody of Fire, Angra), Edu Falaschi (Almah, Angra), el citado Rob Rock (Impellitteri), Mike Lepond (Symhony X), Dani Löble (Helloween), Ruud Jolie (Within Temptation), Mark Cross (Firewind, Scorpions), Steve Di Giorgio (Testament), Rolf Pilve (Stratovarius), Victor Smolski (Rage, Almanac), Ruben Israel (Delain), John Macaluso (ARK), Marco Sfogli (James Labrie), el también ya citado Chris Caffery (Savatage), Mark Wood (Trans Siberian Orchestra), Dirk Verbeuren (Soilwork), Atma Anur (Tony MacAlpine), Vitalij Kuprij, Anna Portalupi (Tarja Turunen), Sean Tibbetts (Kamelot), Martijn Peters (Stream of Passion) ... 

Euphoria, el cuarto corte te pone la carne de gallina. A estas alturas si se tratase de una ópera metal normal yo ya habría cambiado de disco. Soy un anti óperas del metal, lo reconozco, no soporto a Avantasia desde el segundo volumen, me aburre inmensamente y siempre que un disco de este tipo ha caído en mis manos, ha acabado desechado enseguida. Cuando llegó The Four Seasons me lo pedí yo mismo y no se lo pasé a ningún otro miembro de la redacción con ánimo de dar caña a lo que pensé podría ser otra puta brasa inaguantable. ¡Qué equivocado estaba! Y es que detalles como el Hammond del chileno Nicolás Quinteros -si no te suena su nombre puedes preguntar a Uli Jon Roth, Vinnie Moore, o Tim Ripper Owens, que trabajaron con él- aportan un plus realmente sensacional. 

Desde 2013 que se lleva gestando esta fantástica obra en la que encontramos auténticas maravillas a lo largo del recorrido de toda esta maravillosa obra. Detalles como el violín de Mark Wood en Sun of God o el solo de Joe Stump -siempre me encantó este tío- en Euphoria me dejan desbordado. El dúo Elina Laivera - Chitral “Chity” Somapala en Immortal Soul me llega realmente a emocionar. Hacía tiempo que no sabía nada de “Chity” Somapala y celebro que aparezca aquí, pues siempre me ha parecido una voz muy infravalorada.


Marco Sfogli con su guitarra hace las veces de violín en la acelerada Thunderstorm que cierra el verano de la obra original y la voz de Marc Boals aparece deslumbrante en el comienzo de mi favorita, el otoño, un lujo. Otoño que cierra con la aportación de Víctor Smolski en Stige, donde ya dan ganas de encender la traca que nos reserva el final y que parezca un accidente. Aquí es donde te das cuenta realmente de la importancia de la música de Vivaldi en la historia y lo mucho que se plagia y se le ha plagiado encubiertamente en muchas obras por artistas que han sacado pecho de sus “creaciones”. 

La voz de Fabio Lione nos recibe en el maravilloso comienzo del Invierno. El talento de todos los artistas que van apareciendo hace que te de la risa pensando en lo mucho que saca pecho algún mediocre que apenas sabe dar cuatro gruñidos y se piensa el rey, cuando le has visto rodeado de compañeros desafinados sin que ni se dieran cuenta de cómo algunos se descojonaban entre el público de sus humos de salvadores del género. Quizás sea el Invierno la parte que menos me guste de todo el disco, como me pasó en su día con la obra original que mi madre me pinchaba en casa de crío bastante a menudo. Y es que la cabra tira al monte y si bien uno recibió de crío educación clásica, en la adolescencia esperaba en los pasillos del conservatorio leyendo hasta el último detalle de la Metal Hammer -en la que venía el póster de Sabbath- o la Metalli.K.O. en la que figuraba King Diamond en portada. 

No ha sido aportar unos arreglos a una obra de un clásico, ha sido mucho más. Mistheria la ha llevado a una nueva dimensión, moderna, pero con muchísima clase. Más de dos años de trabajo de grabación que concluyeron con la mezcla y la masterización llevada a cabo por Ivan Moni Bidin en “Artesonika” Recording Studio de Italia con Fabio D'Amore como asistente para cerrar una obra maestra de 74 minutos de pasión, talento y fascinación por la música llevada a la máxima expresión. Dicen que Mistheria llevaba desde los 13 años con esta idea enamorado por la obra de Antonio Vivaldi. Supongo que estará orgullosísimo del resultado final.






© Diario de un Metalhead 2016.

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