lunes, 26 de septiembre de 2016

NO MORE TEARS. 17.09.2016. Oviedo. SOUND OF SILENCE + POSESSION. Crónica y fotos.


Texto y fotos: Larry Runner.

Mientras en otros lugares algunos se encargan de ponerse a llorar en las redes sociales por su falta de tirón o echan la culpa de su situación a los medios, compañeros de “profesión” y a cualquiera en vez de mirarse a su culo comportándose como Mourinhos del metal, otros trabajan más, hablan menos y se crecen ante la adversidad para sacar adelante sus proyectos.

No han corrido buenos tiempos en el pasado reciente ni para SOUND OF SILENCE ni para POSESSION. Ambas bandas han visto frenadas sus carreras por muy diversas circunstancias, sobre todo las laborales, que en mayor grado a los primeros les han vuelto locos y a los segundos les tuvieron parados todo un año.


Los dos grupos parecen haber superado el tsunami de la desgracia y han regresado a la actividad con ganas. Por otra parte parecen haberse dejado llevar en parte por gente que bien les quiere y el pasado sábado 17 ambos afrontaban juntos el primer reto.

La oferta de ocio en la ciudad para el día marcado parecía complicar las cosas. Los chiringuitos de San Mateo en la calle de los que parece a veces imposible despegarse; varios conciertos más coincidiendo en horarios, algunos incluso gratuitos; gran parte de la parroquia futbolera camino de Getafe; y varias fiestas organizadas en los bares más duros de la zona; parecían presagiar nubarrones y convertir la convocatoria de concierto en una auténtica temeridad. El lugar escogido fue La Salvaje, una sala que nunca hasta ahora tras la reforma y el cambio de nombre había acogido un concierto de metal. El resultado: sold-out.


SOUND OF SILENCE abrieron la noche. Una vez más sin Rubo. Ahora se presentaban, y parece que va a ser para largo, con un nuevo miembro en sus filas. A la guitarra Dimitri, rubio venido de tierras del este que sorprendió a muchos que no le conocían aunque otros, a pesar de no haberle visto nunca antes tocar en vivo, sabíamos bien de sus maneras por lo que nos habían contado algunos cercanos suyos. Entre esos cercanos estaba su profesor de guitarra Pablo García, director de la Rock School de Oviedo que no perdió detalle de los movimientos de su pupilo.

Sí, Dimitri se ganó al público por su destreza a las seis cuerdas en un concierto, el ofrecido por el quinteto, que me sonó más duro que en anteriores ocasiones, menos melódico, más tirando a lo tradicional y menos a la melodía. Sigo pensando que algún día deberían interpretar su El Anochecer de principio a fin. Tan maravillosa obra no debería quedarse sólo en tres canciones de muestra. Vale que los temas más antiguos suenan muy bien hoy en día, pero están ya más que vistos y sin embargo dejar fuera 7 Veces o En Nombre del Honor parece que duele.


Nefta se trabajó una mesa barata venida de Suecia a modo de plataforma y bien que valió para dar juego durante toda la actuación. Sintiéndose atrapados en el pequeño escenario de La Salvaje no dudaron en bajar a mezclarse con un público más que variado, que aún se presentó un poco frío, aunque con el paso de los minutos y el correr de las cervezas fuera entrando en calor. Heavies, algunos rockeros famosos de la ciudad, gente de la Otero Crew e incluso algún skinhead de las JVC se mezclaron de buen rollo chocando cervezas disfrutando de una banda que parece que va recuperando la esencia que la hizo enorme en su día y que me parecía había perdido hace unos meses. Celebro que estén de vuelta.


POSESSION actuaban a continuación. Instauran un ambiente de oscuridad que te va absorbiendo, una sensación que sólo he experimentado algunas veces con algunas bandas de black metal, pero nunca con una de death. Esa atmósfera a mí me deja paralizado, y creo que no soy el único. La gente se queda como absorta por la avalancha de sonido recibida desde el escenario y pocos son los que se meten a darse unos empujones. Su volumen fue más alto que el de SOUND OF SILENCE y una vez más convirtieron su sonido en un denso muro.


Sufrieron muchas contrariedades técnicas con la guitarra de Pablo y quizás las largas detenciones entre temas durante casi todo el bolo cortaran un poco el rollo a la parroquia. Acaso como dice la canción, el diablo estuviera presente y sonriera entre el público que abarrotaba la sala. De todas formas, en cuanto los inconvenientes se quedaron a un lado fueron tomando el ritmo y con El Último Día aparecieron los empujones en la parte delantera con Nefta de Sound of Silence metido en el barullo. Mientras tanto, otros como yo, permanecimos quietos, con cara de zombies ante la dureza de una música que nos deja hipnotizados. Sinceramente, a pesar de que el concierto no fuera perfecto, creo que el cuarteto se viene a la mejor época de su larga historia cuando están a punto de celebrar su vigésimo aniversario. Lo celebraremos con ellos.

© Diario de un Metalhead 2016.

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