By Simón García López
No tenía pensado hacer esta reseña, pero al final me he
decidido no tanto por la calidad de este disco que tengo entre manos sino por
el grupo del que viene.
STUCK MOJO fue uno de los grupos más importantes dentro de
la hornada de nuevo metal que a principios de los 90 comenzaron a salir por
todos lados. Y destaco nuevo metal porque nacieron antes de que el Nu metal
apareciese y explotase con Korn. Antes de todo eso había una serie de grupos
que ya experimentaban mezclando el metal con el rap, con lo industrial, o con
el funk. Faith no More, White Zombie, NIN o Rage Against the Machine eran
grupos de esos que iban a lo suyo. En esa nueva ola estaban STUCK MOJO. Practicaban
un rap metal con una base musical muy cercana a Pantera y junto a grupos como
los suecos Clawfinger pusieron de moda esa mezcla de estilos tan curiosa y que
tan bien funcionó en los 90.
Century Media los fichó sin pensárselo para editar su primer
disco Snappin´ Necks editado en 1995
punto de partida de una prometedora carrera. Un grupo potente hasta el extremo
con una gran actitud en directo. Tan solo un año después apareció su segundo disco y
desde mi punto de vista su mejor trabajo y más original titulado Pigwalk. Para la producción se pusieron
en las manos de Devin Townsend y eso se notó. Crearon un disco cargado de riffs
bestiales (Devin estaba a punto de editar City
con Strapping Young Lad desarrollando su vena más extrema hasta la fecha), consiguiendo
una mezcla perfecta de rap metal industrial con mucho ritmo y estribillos
pegadizos. STUCK MOJO se habían consagrado como grupo de referencia a nivel
mundial.
Dos años después en 1998 regresaron con su disco más exitoso
titulado Rising con el que llegaron
al 48 del Billboard americano, en este caso con Andy Sneap a los mandos (Andy
siempre te estaré agradecido por cómo hiciste sonar las guitarras del Disembody de Skinlab, de la misma manera
que los vecinos siempre te odiarán por ello.) Rising era un disco
más cercano a Snappin´ Necks fuera de
la influencia de Devin, profundizando los extremos de su música y sonando más
brutal lo brutal, y más pegadizo y comercial lo pegadizo y comercial.
Tras la edición de su único directo HVY1, circunstancia que siempre suele ser un punto de inflexión la
vida de un grupo y justo antes de su disolución, el grupo editó Declaration of a headhunter un buen
disco de nuevo que ponía más de manifiesto la tendencia del grupo hacia los
estribillos más comerciales sin abandonar la potencia, relegando a un segundo
plano el aspecto rap que les había identificado desde siempre. Esto se
explicaba por la ruptura de relaciones entre Bonz, el cantante de siempre y el
guitarra Richard Ward.
A partir de ahí se disuelven y en 2006 vuelven a la
actividad con el rapero Lord Nelson sustituyendo a Bonz.
Sinceramente desde su reunión nunca más me he vuelto a
preocupar por la banda hasta esta semana que me he encontrado su nuevo disco Here come the Infidels. Disco flojito,
como una lectura de verano. No hay nada malo en el disco. Los riffs, las
melodías vocales y estribillos están bien, al igual que los punteos y el sonido
que es perfecto, pero tampoco aportan nada de verdad bueno. Es una evolución inofensiva
del Declaration. Me recuerda a la
sensación que me causó Zeros & Heroes
de Clawfinger. Está bien pero a estas alturas a un grupo así se le exige algo
más. Clawfinger se dieron cuenta de la falta de entusiasmo que ese disco
transmitía y en sus dos últimos trabajos potenciaron la fórmula aumentando la
agresividad, complejidad dentro de los límites de su
propuesta y potencia. Ojalá STUCK MOJO en un futuro lo vean de la misma manera.
A día de hoy me recuerdan más a Linkin Park que a Pantera y a mí por ahí no me
ganan.
Creo que el disco le puede gustar a un amante de la hornada
más comercial del Nu metal y no lo digo como algo peyorativo, lo digo de
corazón con lo cual creo que tiene su interés. Lo recomendaría y recomiendo a
cualquier amante de ese estilo. Estoy seguro de que ellos disfrutarán este
disco. Para todos los demás, si algún día se os apetece probar, hacedlo, pero
si antaño habéis sido fans de la banda creo poder asegurar que volveréis a lo
viejo y aparcaréis esto.
Destacaría del disco Rape Whistle un tema muy Rising, I am Legion y la entrada de Tamborine porque te sacan un poco del letargo general. Lo demás lo dejo para
aquellos a quienes he recomendado el disco.
Por cierto, lo produce de nuevo Andy Sneap y como antes he
destacado, el sonido es inmaculado, pero Andy me gustabas más hace 15 o 20
años. Creo que a día de hoy mis vecinos se alegrarían de ver tu evolución.