martes, 14 de junio de 2016

TREAT: Ghost of Graceland (2016- Frontiers) Suecia.


By Larry Runner.

The Final Countdown de Europe marcó un antes y un después en el hard rock melódico. Cambió toda percepción de todo lo que se tenía como concepto en ese estilo. Todo el mundo sabe los muros que derribó, como la banda se hizo millonaria gracias a sus cifras de discos vendidos, sus giras y demás. Aquel álbum derribó muros y de repente mucha gente descubrió el rockero que llevaba dentro. No fueron pocos los que se engancharon al heavy metal gracias a aquel disco.

Tras aquello florecieron, como suele ser habitual, multitud de bandas de estilo similar, o como otros suelen decir, más que nada a veces por herir, imitadores. La lista por entonces fue interminable, compatriotas incluidos, por supuesto. No fueron pocos los que lo intentaron a la sombra de Europe, y las discográficas fichaban a todo aquel grupo sueco con medio hit, como si por ser de allí ya fuese garantía de calidad. Evidentemente no todo era bueno, y solo hubo una banda que de verdad se acercase, aunque de todas formas estaba bastante lejos de las tropas de Tempest y Norum. Ellos fueron TREAT.

Dreamhunter fue el disco que los puso en el mapa, que se editó en todo el planeta y que les colocó en el mapa. De todas formas aquella moda pasó, y TREAT no lograron mantener aquel estatus, aunque siguieron al pie del cañón.


Ahora, en 2016, regresan a la actualidad con su mejor disco desde entonces. Frontiers Music ha apostado fuerte por los suecos y el pasado 15 de abril publicaba Ghost of Graceland, uno de los mejores discos de este género de la última década, con permiso de los trabajos de los chicos de Eclipse, por supuesto.

Ghost of Graceland es el disco que deberían haber editado Europe, que llevan años publicando discos insulsos de un hard rock de influencia americana que van pasando sin pena ni gloria. Que ven como sus conciertos se llenan de nostálgicos que suspiran por sus hits mientras se mantienen casi impasibles viéndoles naufragar una y otra vez con sus canciones aburridas queriendo parecer del medio oeste americano cuando son de la tierra de Abba.

Sí, TREAT han dado con la tecla. Han juntado un paquete de canciones espectaculares. Es difícil poner un disco y encontrar dos temazos típicos made in Sweden como Ghost of Graceland y I Don’t Miss the Misery. Detrás Better the Devil You Know, con toda la melodía del mundo pero con un toque purpleliano en los teclados pero muy Led Zep en la guitarra. Tres temazos alucinantes, que por si solos ya merecen la compra del álbum.

Buenos riffs, enormes melodías, grandes coros, un trabajo instrumental excepcional en el que domina, como tiene que ser, la guitarra, y unos estribillos sensacionales, que te atrapan. La perfección.


Destacar canciones es muy difícil, porque la docena de temas tienen un nivel tan alucinante, que es una labor dura señalar si esta es mejor o aquella más brillante. Cada vez que el reproductor salta de pista, llega algo bueno que te hace plantearte si no será mejor que lo anterior. Do Your Own Stunts es el cuarto corte, el que llega tras los tres temazos del principio, y es otro hit que de haberse compuesto en los 80 no dejaría de sonar en las FM aquellas que nos pinchaban el Rock The Night. Un medio tiempo que comienza en tono de balada marcado por unas orquestaciones espectaculares pero que se conservan en un segundo plano siempre. Con un piano que entra en el momento oportuno. El estribillo es imposible que te pudiera jamás aburrir y la labor de Robert Ernlund me hace envidiarle hasta el infinito y más allá. 

Endangered llega muy rockera, con un toque americano, apoyada en un colchón de teclas y  justo antes de un hit como los de antes: Inferno. Inferno es la canción perfecta. Con un riff que te hace agitar melena, si es que aún la conservas. Guitarrera, subiendo en intensidad poco a poco hasta que estalla en el estribillo. No me canso de escucharla y no paro de subir el volumen. Es llegar al sexto corte y volverse loco. En el coche dan las ganas de bajar las ventanillas y decirle a la gente: “escuchad esto imbéciles, que estáis atontaos con tanto reggaeton”. Esto es una canción, joder! Riff, solo, guitarra acústica, ¡lleva de todo! ¡Coros! ¡Muero con ella! ¿Estoy ante el disco del año? Seguro que ante un top-10 sí.

Es en este punto donde quiero resaltar la labor a la guitarra de Anders Wikström, que además se marca la voz solista de Together Alone. Las guitarras suenan contundentes, pero siempre lo suficiente melodiosas y cristalinas. El trabajo de composición se nota hecho con mimo y la producción es cristalina. Él mismo ha estado acompañando en esa labor a la mano ejecutora de Peter Mansson, un productor pop que a buen seguro ha sabido aportar el toque de frescura y de comercialidad que las canciones necesitaban para crecer hasta donde han llegado, dando un toque distinto al disco con respecto a todos los demás.

Nonstop Madness es otro superhit de estribillo sobresaliente. Detrás va otra rockera, de tiempo On Broken Wings titulada Too Late to Die Young y House of Fire justo después, contundente en las guitarras pero con estribillazo. Together Alone puede que sea la mejor balada que he escuchado en mucho tiempo con piano y orquestaciones. Muere esta fantástica obra con Everything to Everyone.

Que alguien le pinche este disco a Joey Tempest y a John Norum, por favor. Así se han de hacer las cosas. Que bueno es lo bueno.






© Diario de un Metalhead 2016.

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