jueves, 9 de junio de 2016

GOJIRA: Magma (2016 - Roadrunner) Francia


By Simón García López.

En esto de la música uno no es que sea adivino, ni ganas que tengo, pero después de muchos años escuchando discos, uno se ve venir ciertas cosas de lejos. Y he de decir que no me he equivocado.

Antes de continuar he de reconocer también que yo soy uno de esos a los que les encanta GOJIRA y considero que en los 2000 junto con Meshuggah, Mastodon, Opeth y quizás Dillinger Scape Plan han aportado una frescura y originalidad necesaria en un mundo donde hace tiempo que existe una crisis de ideas importante. Curiosamente ocurre cuando el mercado está más saturado de bandas de todas clases, edades y características. Hay gente que no valora este tipo de cosas y que salirse de lo establecido es poco menos que un sacrilegio propio de modas, pero al igual que yo no me meto con esa gente al que su mercado musical ya le ha dado todo lo que necesitan en su vida, me gustaría sinceramente que mostrasen más respeto por los que estamos deseosos de escuchar propuestas novedosas que mantengan viva nuestra pasión por el Metal. Porque se comete el error, el agravio incluso, de criticar y juzgar en un plano personal a quien escucha cierta música en vez de criticar positiva o negativamente el disco en cuestión. Esto lleva a muchos a coartarse a la hora de mostrar sus gustos o dar su opinión, porque quien adopta esa postura se coloca en una supuesta posición de superioridad. Es como cuando un pavo real despliega sus plumas, pero no deja de ser un simple pavo. Lo que pido debe de ser algo así como intentar que un cerdo pierda la pasión por revolcarse en su propia mierda. Todo esto es adentrarme demasiado en un tema alejado del matiz que quería aportar y es que sí, soy fan de GOJIRA, pero eso no me impide ni con ellos ni con nadie poner encima de la mesa ciertos puntos que creo incluso son objetivos. Y ahí voy.


GOJIRA desde From Mars to Sirius habían comenzado un descenso apreciable en lo que se refiere a la calidad de sus discos. Este disco supuso el culmen del grupo, una obra irrepetible, cargada de sentimiento y brutalidad difícilmente igualable no sólo por ellos, sino por nadie. Su siguiente The way of all Flesh era un buen disco, pero ligeramente inferior y el último aún a día de hoy L´enfant Sauvage profundizó en esa deriva negativa. Otro buen disco, pero en este caso bastante inferior a The way. Algunos ya vimos que algo no iba bien. El grupo resultaba predecible, las estructuras de los temas se repetían y las fórmulas que tan bien habían funcionado hasta la fecha se habían desgastado. GOJIRA necesitaba un cambio y ellos mismos fueron conscientes de su propio declive compositivo.

Magma es el cambio, la muestra de que el análisis era correcto. Se acabaron los blast beats, se acabaron los dobles bombos prolongados de Mario Duplantier, se acabó el sonido demoledor de guitarra y bajo. No es una evolución, no lo veo así. Lo veo más como un cambio drástico y necesario en el rumbo del grupo.

De la misma manera que se podía anticipar esto, los temas adelanto anticipaban los niveles del disco tanto en melodía con Stranded, como en máximo nivel de brutalidad con Silvera. El disco, independientemente de los temas instrumentales, ambientales y experimentales propios de GOJIRA, navega entre esas dos aguas. Es la profundización de GOJIRA en sus propias y reconocibles atmósferas. La puesta en escena de las voces melódicas, con gran protagonismo en todo el disco. La contención de las guitarras y los ritmos. Es un plácido paseo por un lugar inquietante.



Sigue teniendo ese aura melancólica y mística de todos sus discos pero amplificada por el ritmo tranquilo de las canciones y la calma que generan las melodías. Porque Magma es un disco tranquilo incluso en los momentos más agresivos. Y lo es por la atmósfera que la música genera y porque el sonido como antes decíamos es sutilmente menos potente que en anteriores entregas. En casi todo momento hay un sonido de fondo acompañando a la música, sino a través de sintetizadores, por melodías atmosféricas de guitarra o la propia voz de Joe Duplantier muy rebajada y más armonizada y efectista que nunca. Magma, canción que le da el título al disco es la más representativa en todos los sentidos de lo que se ha venido comentando anteriormente y de lo que estos nuevos GOJIRA nos ofrecen.

No voy a hacer un análisis canción a canción. No suelo hacerlo y en este caso menos. Esto es un disco y así ha de ser escuchado. Como un disco, no como un conjunto de canciones. Los temas adelanto en el conjunto cobran un sentido que por separado yo no veía. Tan importante es la canción dentro del conjunto para otorgarle el sentido necesario. Todos los discos deberían de ser así, pero tengo la sensación que este especialmente ha de ser disfrutado como una unidad, no como una suma de unidades.

Con un trabajo como este, creo que lo mejor es que cada uno lo escuche tranquilamente en su casa y saque sus propias conclusiones, sobre todo aquellos a los que hasta el día de hoy el grupo ha sido importante en su vida. Yo personalmente me quedo con la sensación de que GOJIRA ha acertado decidiendo reinventarse y ha hecho un disco inteligente cargado de un inquietante buen gusto. Por ahora no le voy a dar el 5, le doy un 4, pero tengo la sensación de que Magma se convertirá con el tiempo en uno de esos discos de los que uno tira cuando está jodido y quiere escapar un poco de la realidad. Porque para qué queremos la música si no es para que nos acompañe y ayude en nuestro camino.









© Diario de un Metalhead 2016.

+ Reseñas de Simón aquí.

1 comentario:

Anónimo dijo...

No hay mas ciego que el que no quiere ver