lunes, 2 de mayo de 2016

LAS SANGUIJUELAS DEL ARTISTEO.


Firma Invitada: Yayo Alonso*.

Aviso: Los personajes y situaciones aquí descritos son solo fruto de la imaginación. Cualquier parecido con la realidad, es pura coincidencia.

Tras la lectura y a colación del artículo publicado por Larry Runner en este link, no he podido reprimir mi necesidad de escribir lo que no deja de ser una opinión personal, sin ánimo de nada más que de sacarme de encima toda la mala leche que me genera la gran cantidad de injusticias y desigualdades en algo tan básico y fundamental como el apoyo por parte de estamentos o entidades públicas a la escena musical.

Llegado a este punto, uno empieza a meditar sobre el tipo de productos musicales que se mueven en el panorama nacional, llegando a la conclusión final de que solo aquellos que viven y "negocian" con dinero público. No jugar en esta liga es de mediocres, esta es la puta primera división del arte y todo lo demás, una cantera jugando en un lodazal donde a la vez, entre aspirantes y buenos jugadores, también retozan cerdos, vacas y todo tipo de ganado.

En realidad, estoy convencido que esto del artisteo de élite, es una invasión de sanguijuelas en toda regla que se ha extendido a todos los ámbitos y estilos musicales del que se retroalimentan los unos de los otros, ya se sabe que hay una máxima entre las sanguijuelas: "chupa más, la que más lame". Una cadena de favores donde el medio promociona o incluso genera al artista (fifty-fifty que diría aquel), para que los políticos o en su lugar los "amigos" de estos, contraten con dinero público al susodicho aparte de proporcionarle toda la infraestructura y gran parte de la producción, por supuesto, todo perfectamente convenido sin un precio fijo en ninguno de los apartados y menos aún por parte del artista, ya que el "caché" simplemente lo marca el propio presupuesto. La cosa es sencilla para quien no lo entienda, el artista cuesta el tope presupuestado menos unos pocos céntimos. El truco está en no pasarse ni quedarse corto, matemática simple de la EGB, ya sabemos todos que para estas cosas no hace falta más.

Mientras, nosotros... tú, yo, aún no gustándonos el artista en cuestión o incluso, estando a miles de kilómetros del lugar de celebración, pagamos no solo al artista, si no que también corremos con el gasto de todo lo demás: seguridad por medio de policía y cuerpos del estado (3 cuerpos de policía, ambulancias, bomberos, etc.), sobregastos generados en el lugar de celebración (servicios de limpieza, ahora casi todos privados, de las plazas de pueblos y ciudades, mantenimiento de los recintos deportivos que incluso pueden ser subcontratados, teatros o pabellones, etc, etc, etc) más obscenidades varias como escenarios de 20x40 que ocupan más del 50% de la plaza del pueblo o un despliegue de iluminación y sonido que casi se ve y se escucha desde la mismísima estación espacial internacional, todo para que el cantante de moda grite a ritmo pachanga aquello de "bomba!!". Y todo ello, por supuestísimo, en las fechas de mas tirón de la localidad de celebración (siempre en fiestas patronales, que ya se sabe: dónde hay patrón, no manda marinero).

En conclusión, todo un despliegue para aparentemente tener contento al populacho mientras en los despachos se negocia todo tipo de detalles, como quién se queda la recaudación de las barras (que se lo pregunten a "Fiiiiiiiiii"),o qué empresas privadas se contratan para todas las cuestiones subcontratables posibles (incluso el señor de los barquillos no está ahí por casualidad), y cosas tan serias como las comisiones de venta de entradas on-line (esto se negocia casi a punta de pistola, que es como hacen los negocios las mafias), medios que realizan reportajes y entrevistas (esto se negocia comiendo po***), y un etcétera tan extenso, que hace imposible recabar la información total de donde ha ido a parar el dinero público, que cual truco de magia y pasando de mano en mano, se transforma en una factura con más ceros que los que muestra una calculadora "made in china" escasa de pilas.

Y en esta práctica al final entran los de siempre, la liga de los grandes... inflados como un globo aerostático a golpe de pulmón público, con el que se paga todo el sarao para que los abuelos y las abuelas, por un día, saquen su lado más salvaje a golpe de copla, de pasodoble, o incluso de rock casposo con ligeros toques pop al que solo una minoría le hace ascos, claro, la minoría que sabe lo que es dejarse la piel en la carretera o aquellos que para escuchar música no tiran de radiofórmulas o listas Top10 o Top40 que también las hay. En este punto, yo me cuestiono si esto sería igualmente criticable si pudieran beneficiar todos por igual (ciencia ficción, obviamente). Porque claro, yo no soy músico pero si seguidor, entonces me digo "O todos o ninguno", pero luego me paro a pensar detenidamente sin tener en cuenta mis gustos musicales y una voz en el fondo me grita: "que hostias, que se lo curren y que arriesguen igual que lo hace el panadero de la esquina". No se si tú que me lees entiendes que quiero decir...

En definitiva y a lo que iba, que al final, como buenos parásitos, entre lacas y gominas siempre hay cabezas pensantes que convierten la lógica ayuda que debería incentivar una industria, en este caso la musical, en un engaño más de tantos a los que nos tienen acostumbrados, que ya ha pasado a formar parte del manual esencial de gestión de cualquier ayuntamiento, del mismo modo y sin diferencia que cuestiones tan habituales como repintar pasos de cebra que no llevan a ninguna parte a ambos lados de la carretera, levantar y volver a poner las mismas aceras previo cambio de las mismas tuberías, o cambiar insistentemente el alumbrado público antes de que la farola en cuestión esté descatalogada y que la bombilla, no se haya fundido ni una sola vez.

Ya con los temas de sanidad, educación e infraestructuras que no llegan a ninguna parte no me meto, que hablar de ello le acaba sacando a uno sarpullidos en el mismísimo "arco del triunfo".

Esto es lo que hay, la liga de los grandes en realidad es un saca dinero de lo público, de cientos o miles de millones, a la que jamás entrarán a formar parte quienes no entren por el aro del "sistema". Un sistema en el que el summun llega cuando te cuelgan la medalla de algún mérito, la llave de alguna ciudad o te invitan a alguna gala donde codearte con los de siempre, amos y señores del papel cuché y por supuesto, de todas las casas y villas que cada día limitan más accesos a las costas y playas de nuestro entorno.

Paz y amor.

* Yayo Alonso es el responsable de la Plataforma de Promoción gratuita Rockmasmetal.

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