sábado, 14 de mayo de 2016

EL VERDADERO ARRASE DEL OTERO BRUTAL FEST. 06 y 07.05.2016. Oviedo. Crónica y fotos.


Texto: Simón García López.

El destino quiso que mi tarde del viernes se quedase libre para aprovecharla al máximo y poder pasarme por el Otero Brutal Fest antes de que emprendiésemos el viaje a Barcelona a la Final de la Metal Battle. Si una cosa me fastidiaba de ir a Barcelona era no poder ir a apoyar el festival, pero al final el cielo se abrió y dejó vía libre para poder hacerlo por lo menos hasta la hora de partida alrededor de la medianoche.

Mi novia, bendita sea por lo que me aguanta y ayuda en esto de la música, me llevó a Oviedo y me dejó en la parte alta del Tartiere. Desde allí no había más que seguir el camino de baldosas amarillas del sonido del Otero en acción para llegar a la gran carpa que este año montaron para el festi. 

Antes de seguir, el motivo único de esto no es hacer una crónica del Otero y los conciertos, que también. No juzguéis este artículo por ese lado. La verdadera finalidad es hacer una crónica del catering del Otero, pero ya habrá tiempo de hablar de eso.


Antes destacar dos cosas. Quería agradecer en primer lugar y personalmente al Ayuntamiento de Oviedo por incumplir sus promesas económicas para con ellos, lo que puso al festi y su organización en una situación extrema; y en segundo lugar, poner en valor el hecho de que se hayan reinventado y sacado adelante con un par una situación como esta. Cuando íbamos camino de Barcelona y allí el sábado estuvimos todo el rato pendientes de cómo iban las cosas, y ver que la gente respondió y su trabajo dio sus frutos fue una alegría más la noche del sábado. Hemos tocado en allí dos veces y para nosotros la gente del Otero no tiene precio. Se lo merecen todo. 


Cuando entré en la carpa, Strikeback habían terminado y estaban sonando Totengott. A los gallegos los vi por primera vez en la semi de la Metal Battle en Asturias y me encantaron. Súper animados, capaces de poner patas arriba cualquier fiesta. Muy buenos en directo y geniales como personas. Sevas tenía una sorpresa preparada para nosotros unas horas más tarde.

Totengott sólo se pueden describir con una palabra: Brutales. Menudo sonido. Me quedé realmente impresionado con ellos. Era la primera vez que los veía, ya tenía ganas y la impresión fue brutal. Menuda masa sónica, ¡y siendo solo 3! Oscuridad, lentitud, pesadez. Si os ha gustado su demo Totengott cuando los veáis en directo vais a alucinar. 


Después de ellos llegaron Teksuo presentando su último y valoradísimo disco A New Way To Bleed. Teksuo tienen un directo buenísimo. Nunca defraudan y en el Otero no iba a ser menos. Con Diego han perfeccionado y desarrollado esa mezcla de técnica, melodía y brutalidad Deathcore. Trabajan muchísimo y a través de ese trabajo y constancia no han dejado de crecer desde su primer disco. En el Otero dieron un buen concierto como siempre, igual un poco frío a causa de la hora, pero con las mismas ganas y actitud de siempre.

Thirteen Bleed Promises pisaron acto seguido el escenario. Venían de una larga gira por Europa de presentación de su último The Black Legend y se nota que están muy rodados. El sonido al principio no fue era muy bueno, pero tardó poco en solucionarse y terminaron sonando estupendamente. Turry sabe mover al público mientras su todopoderosa voz sale como una tormenta de su garganta y el resto del grupo no para de moverse. Estupendos también Thirteen. Los podréis ver este verano en numerosos festis de toda España. No os los perdáis. 


Los siguientes, ya con más público y eso se notó fueron los coruñeses Nashgul. Luis Seldón, reputado ilustrador y bajista del grupo se encargó de nuevo del dibujo de los carteles haciendo un trabajo brutal una vez más. Nashgul fueron a piñón. Actitud plena, puesta en escena y Grind puro y duro. El ambiente se calentó con ellos definitivamente y así quedó hasta el final de la noche. 

Sound of Silence es un grupo que no lo ha pasado bien en las últimas épocas y aún así han tirado para adelante a pesar de todo, nunca se han rendido ni tirado la toalla. Verlos en el Otero con Rubo y la formación al completo fue una alegría personal y demostraron de lo que son capaces si las cosas van bien. Ojalá lo de ese viernes se repita muchas más veces, porque se lo merecen. En este punto, tanto nosotros como Sound tenemos muchísimo que agradecer a esos amigos que siempre están ahí, para sacar adelante los grupos de manera sobresaliente cuando alguien por motivos laborales en general no puede ir a los conciertos. Nague de Black Panthys Party, Pablo García de Warcry o Javier Cosmea de Thirteen Bled Promises y Cathexia son entre otros personas que en un momento u otro nos han ayudado a sacar esto adelante. Todo reconocimiento para ellos es poco. 


Dr Living Dead no pudieron asistir al final y eso hizo que se adelantase la actuación de Anestesia. A mí me vino genial, porque era el grupo que más ganas tenía de ver. A casi todos los demás los había visto anteriormente y para más inri, a los de Zarautz me los había perdido en el Resurrection Fest tras su reunión y no quería que aquí me volviese a ocurrir. No me defraudaron. Todo lo contrario. Me alucinaron y me lo pasé pipa con ellos. Cumplí el sueño de verlos y de ver Erantzun en directo. Fue el primer tema que escuché de ellos en un recopilatorio de la Osan Ozenki al poco de editarse el disco y desde la primera escucha me enganché y han pasado 20 años. Son la hostia. Ya me tarda volver a verlos. 

A mitad más o menos de su concierto, Lalo que curraba en Oviedo hasta las 11 llegó al festi y me avisaron de que empezábamos a recoger para marchar. Teníamos que meter la batería de Piti en la furgoneta de Phil, cantante y guitarrista de Soldier al que no tenemos palabras tampoco para agradecer el detalle de prestarnos su propio vehículo para tal viaje. Muchísimas gracias Phil de corazón e Iñaki de Factory Rock por toda la ayuda durante el finde. 

Tener que vaciar la furgoneta para meter la batería motivó la sorpresa de Sebas.


En este punto se termina la crónica del Otero hasta donde pude ver y comienza la verdadera crónica. La del Catering. Tanto Cosmea como Piti estaban en el backstage tras participar como músicos con Thirteen y Sound. Entre pitos y flautas acabamos todos en la zona de catering y una cosa lleva a la otra, el Pisuerga pasa por Valladolid y todo el monte el orégano, comenzamos a probar las suculencias que los amigos del Otero tenían preparadas para los músicos. Las mesas dispuestas a lo larga de las paredes de carpa sostenían viandas de lujo de las que casi sin querer comenzamos a dar buena cuenta. Comida para veganos o para los que no lo somos de todas clases y características. Buenísima la empanada, la pasta, el arroz… La Nutella y Nocilla en botes gigantes, con lo que me gusta el chocolate... Que cenamos vaya. Mientras comíamos Nutella a cucharadas, Dolfo entró por la puerta y tras quedarse parado en la puerta mirando la situación gritó: “¿Qué cojones hacen todos los Legacy arrasándonos el catering?” Descojone máximo. Ahí comenzó la comedia y eso retrasó nuestra partida como mínimo una hora. En esas, salió a escena mi papel como redactor en Diario y la crónica del catering del Otero. ¡Aquí está Dolfo! Estaba todo cojonudo amigo. Hasta nos daba un túper entero de humus del que comimos también pero no llevamos. 
Tras la cena/comedia, recogimos todo (eso creíamos) y tras despedirnos de una gran cantidad de amigos que por allí andaban y agradecer el detalle de la cena, arrancamos para Barcelona a las 12 de la noche. 

Cuando llevábamos aproximadamente una hora y media de camino, a la altura de Unquera, famosa por sus deliciosas corbatas, vimos que teníamos una llamada perdida. Alguien nos llamaba a la una de la mañana. Malo. Al mismo tiempo vimos que teníamos un whatsapp de Sebas el batería de Strickeback, y aquí llega la sorpresa. “Os habéis dejado en Oviedo una caja con CD´S y camisetas.” Cundió el pánico. 12 atributos de corbata (de Unquera) sin decir ni mu, viendo pasar lentamente las luces del pueblo. 

“No puede ser.” “¿Dejamos el merch en Oviedo?” “¿De verdad?” “¿Vamos a Barcelona sin nada que vender, sin ninguna fuente de ingresos?” Así era. Habíamos dejado todo el merch allí tras vaciar la furgoneta para meter la batería. Allí quedó tirado, en el medio de Oviedo, abandonada, en soledad, escuchando a Sodom. Durante más o menos media hora le dimos vueltas a si volvíamos o no, a sí nos podían mandar la caja por algún medio, a sí había solución. Primero el pánico, después la desolación. Durante esa media hora silencio cuando antes todo era comedia. Media hora después comedia de nuevo. Que le den por culo al merch. 

El final de la historia ya lo sabéis.

Dolfo, Roxu, y toda la peña del Otero, sois la hostia. Brutal el festi y el catering también. 


© Diario de un Metalhead 2016.

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