martes, 15 de diciembre de 2015

THE SHRINE: Rare Breed (2015- Century Media) USA.




By Diego Rodríguez Liébanas.

Cuando se habla de Rock´n´Roll hay ciudades que se nos vienen inmediatamente a la cabeza y Los Ángeles es una de ellas. Además de funcionar como máximo exponente del denominado Rock and Roll Life Style, citar la variedad de estilos y de grandes grupos que se han engendrado y desarrollado en sus entrañas sería interminable. Para las nuevas generaciones que adoptan esa forma de sentir, vivir y crear música, una ciudad así debe ser una inagotable fuente de inspiración. Si a esto le unimos el hecho de que en la actualidad casi nadie restringe su panorama musical a un estilo sino que paladeamos las múltiples posibilidades que se nos ofrecen estaremos más cerca de comprender los cimientos que sustentan la música de THE SHRINE.


La banda nace en 2008 y está formada desde entonces por el batería Jeff Murray, el bajista Court Murphy y el guitarrista Josh Landau. Es este último, con su look mezcla de Brant Bjork y Ted Nugent, el que se lleva todas las miradas en los conciertos y sobre el que recae la responsabilidad de ser la cara más visible del grupo. En 2012 la banda comienza a despegar con la publicación de Primitive Blast pero es Bless Off el disco que les confirma y que llama la atención de Century Media que les ficha para sacar este Rare Breed y pone a su disposición a un ingeniero de sonido como Dave Jerden que ha trabajado, atención, con Rolling Stones, Red Hot Chili Peppers, Social Distortion, Anthrax, Alice In Chanes o Biohazard… Telita.

Psychedelic Violence Rock and Roll. Así es como define este Power Trio su propuesta. Manifiestan que cualquier influencia es buena desde Black Flag a Black Sabbath. ¿Y esto en qué se traduce? En un Stoner pesado, sucio y enérgico muy enraizado en eso que conocemos como Classic Rock. La banda no se anda con rodeos y nos presenta gran parte de su material más trabajado al principio de la obra a través de sus dos primeros temas. La apuesta por ambos es importante ya que han grabado un videoclip para cada uno de ellos. El primero es Coming Down Quick, tema divertido, desenfadado y sencillo, Punk Rock con mucha melodía, pero con mucha fuerza y energía que me recuerda a los también californianos Farside. El segundo, Death To Invaders, mola muchísimo. También muy sencillo, culmina en un estribillo que se queda grabado en la memoria. Base rítmica muy potente y mucha guitarra que revolotea todo el rato por aquí y por allá sin meterse en berenjenales que tiene un poco del Communications Breakdown de los Zeppelin pero llevado a un terreno más sucio y punkarra.

Psychedelic Violence Rock and Roll

Continuamos con Rare Breed, con el que la banda se mete de lleno en sus raíces stoner, y Acid Drop, en la misma línea que el anterior pero volviendo a sacar la vena punk que tanto le gusta a Josh Landau. Seguimos con What´s Left For Me un tema más Heavy Metal que te puede recordar a unos Pentagram o a unos Judas Priest en su vena más 70s. Rápido, sucio y potente nos asalta Savage Skulls and Nomads justo antes de la crudeza Doom de The Vulture. La manera de cantar de Josh Landau no basa sus fuertes en la técnica o en aullidos, sino que se mezcla de forma natural con la oferta instrumental de la banda de forma agresiva  o más suave dependiendo de lo que requiera el tema. Sus solos, punteos y fraseos siempre están ahí para dar un toque ácido al asunto pero también realiza un buen trabajo cuando lo ensucia todo a través de rítmicas muy ágiles pero no ligeras. Never More Than Now, sin más cometido que prolongar dos minutos más el disfrute deriva en Pull The Trigger, un solo de guitarra bien ejecutado pero que a mí me sobra al igual que Dusted and Busted, quizá por no estar preparado para tal pasteleo a estas alturas de disco. De todas maneras este bajonazo se logra encauzar y de qué manera con Space Steppin, temazo de tomo y lomo en el que sale a relucir la vena más épica y sofisticada de la banda.



Para resumir, THE SHRINE nos ofrecen sus mejores momentos al principio y al final de este Rare Breed, con unos temas intermedios inspirados pero con algún que otro traspiés. Su propuesta me convence más en estudio que después de verlos en directo el otro día. No es que dieran un mal concierto pero fueron de más a menos y la selección de temas parecía ser “una de punk rock, una de heavy metal, una doom, una más stoner…” que dejaba una sensación un tanto deslavazada que ni siquiera el carisma y el buen hacer de Josh Landau pudo remediar. Su ecléctico listado de influencias necesita algunas vueltas de tuerca más y estoy seguro de que su mejor obra está por llegar todavía. Aun así este es un disco notable que demuestra que THE SHRINE es una banda con unos mimbres excepcionales que está en pleno crecimiento y a la que esperan cotas más altas si siguen progresando como lo demuestra el hecho de que no paran de girar por todo el mundo y el año que viene tocarán en grandes festivales como el Hellfest francés.





© Diario de un Metalhead 2015.

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