By Diego Rodríguez Liébanas.
La banda de Salt
Lake City nace en 2010 y su primera publicación, el EP de 2012 Final Spell, les permitió acompañar en
el escenario a bandas como Korpiklaani y llamar la atención de Metal Blade. El
sello norteamericano les ficha en 2014 y a lo largo de ese año se multiplican
sus actuaciones abriendo para bandas como King Diamond o Raven mientras
perfilaban la publicación del que iba a ser su primer LP, The Revenant King, a principios de este 2015.
Hay quien nota en
ellos ciertos parecidos con bandas como Vicious Rumours, Helstar o Metal Church
pero yo no acabo de ver el ataque y la agresividad tanto en el sonido como en
las composiciones de estas bandas en VISIGOTH. Su propuesta musical se enmarca,
para mí, dentro del Heavy Metal más tradicional con una carga importante de
Power Metal americano, eso sí, pero sin la suciedad característica y la
acometida de esas bandas. Los grupos que se me vienen a la cabeza cuando escucho
a Visigoth son sus compatriotas Omen, Manilla Road y Manowar así como también
Dio y Iron Maiden o los suecos Grand Magus.
Uno de los puntos
fuertes del álbum es su sonido. Fue grabado en el Boar´s Nest Studio de la
capital de Utah por el productor Andy Patterson, un amigo de la banda que les
ayudó a conseguir su objetivo de que no sonara recargado sino natural y
directo. Tres canciones como son Iron
Brotherhood, Vengeance y Blood Sacrifice proceden de sus Demos y
EPs anteriores y han sido regrabadas como petición expresa de Metal Blade lo
que supone que en el álbum conviven cortes de reciente factura con temas que
tienen casi cinco años de vida. Todas, sin embargo, comparten el común
denominador de tratarse de canciones largas cuya duración sube siempre de los
cinco minutos, y también comparten el hecho de que existe mucha miga en cada
una de ellas.
una brillante tarjeta de presentación
Les gusta componer
temas en los que se van desarrollando diferentes partes y logran mantenerte
interesado en cada una de ellas como The
Revenant King, el temazo con el que comienza el disco en el que se
encuentran presentes todos los elementos que hacen interesante este trabajo
como la poderosa voz de Jake Rogers, uno de los grandes atractivos del disco, o
los riffs de guitarra perpetrados por Jamison Palmer y Leeland Campana. También
tienen cabida elementos como los coros épicos y la velocidad de Dungeon Master, que te hace levantar el
puño en alto cosa que también sucede muy al estilo Manowar con Iron Broherhood.
Blood Sacrifice, una de mis
preferidas, es un tema largo pero nada complicado con duelos divertidísimos de
solos guitarreros, y la batería a toda mecha de Mikey T. que te lleva en
volandas para luego serenarse con momentos Hard Rock/Heavy Metal tipo setentas.
Superan con nota también la ejecución de la versión del Necropolis de Manilla Road. Sin meterse en ningún berenjenal
extraño, Visigoth consiguen hacer justicia al clásico en el que a la postre es
el tema más corto y directo del disco.
En Vengeance me recuerdan mucho a los
anteriormente mencionados Grand Magus quizá porque además de compartir gustos,
influencias y modos compositivos tienen ese sonido gordo y consistente que a
los suecos también les gusta. Para completar la terna de mis preferidas junto a
The Revenant King y Blood Sacrifice, nos queda la última y
más larga que es From The Arcane Mists Of
Prophecy con sus casi diez minutos de duración en los que tienen cabida
cabalgadas muy Maiden, elementos melódicos muy agraciados y acercamientos a
terrenos más propios del Doom que no es la primera vez que tienen cabida en el
álbum.
La banda tiene muy avanzadas las labores de
composición del que será su segundo álbum por lo que no sería de extrañar que a
lo largo de 2016 tuviéramos nueva entrega de VISIGOTH. Es innegable que The Revenant King es una brillante tarjeta
de presentación que nos permite augurar un futuro prometedor para la banda por
lo que estaremos muy pendientes de ese nuevo trabajo.
