lunes, 30 de diciembre de 2013

Los promotores españoles son unos hijos de puta.



By Larry Runner. 

Menudo título ¿eh? No, no me he vuelto loco. He intentado llamar la atención sobre este artículo de opinión, y si ahora estás leyendo estas líneas es que ha funcionado.

Si alguno se ha quedado en el título y en estos momentos me está criticando es que es un imbécil, alguno habrá, pero espero que no sean muchos. Aunque nunca se sabe hasta dónde llega el grado de imbecilidad en este país. Mira quién nos gobierna y como lo perpetra, supongo que me entenderás.

La afirmación “Los promotores españoles son unos hijos de puta” no es mía. Esta expresión entrecomillada, así como la habéis leído ahora, tuve oportunidad de verla hace bien poco en mi muro de facebook. Venía de un "amigo" de dicha red social y producida por su estado emocional en un momento de calentón. Aunque ni por esas es disculpable.

Y lo digo porque tengo la suerte, porque es una suerte, de tener amigos promotores y a otros que intentan serlo con más o menos fortuna. Y aunque a veces he visto mierdas que no me han gustado nada, la mayoría de los casos en festivales, siempre afirmaré que para dedicarse a dicha profesión, hay que tener los huevos muy gordos. O los ovarios, según el caso.

“Es que nadie tiene huevos a traer la gira de ...” “Es que si trajeran a ... lo petaban”. Palabras, palabras, palabras. Si tan sencillo lo ves, ¡atrévete! Cualquiera puede hacerlo. Sólo hace falta tener arrestos y ganas de trabajar. Sí, trabajar. Y trabajar mucho.

Ser promotor no es ir, llamar a un fulano de una sala, hablar con un grupo y a correr. Es mucho más. Hay mucho trabajo detrás. Muchas horas de dedicación. La Sala. El equipo de sonido. Los técnicos que hacen falta. El catering (los músicos comen como todo el mundo y no te cuento nada si son vegetarianos o veganos la que te pueden preparar). Los hoteles. Los vuelos. La cartelería. La pegada de dicha cartelería. La impresión de las entradas (ya no te cuento si tienes que tratar con los vendedores de entradas on-line). Dejar las entradas. Recoger la recaudación. Devolver la pasta si se cancela. La publicidad... Y eso es lo fácil.

Luego ponte a pelear con oficinas de contratación. Con mánagers que en muchos casos o son estúpidos o cosas peores. Con Tour Mánagers, que con la disculpa de que es su trabajo pueden amargar la vida a cualquiera en cuestión de minutos y por estupideces. Y, finalmente, con músicos, que en ocasiones son basura de cara a la gente que trabaja con ellos, aunque hacia los fans suelen ser encantadores. Aunque ya se sabe que a veces son basura sobre el escenario y fuera de él. Por todos son conocidos los caprichitos que tienen en ocasiones las estrellas. Los caprichitos de los que se creen estrellas aunque metan a 20 en una sala. Que eso sí que tiene cojones. 

Ponte a a ello campeón, métete a promotor, y ya verás. Vas a saber de verdad lo que es trabajar. Y te lo dice alguien que los ve y los ha visto muchas veces. Que los tiene cerca. Que les ayuda en lo que puede. Y que les ve currar a unos a un nivel más alto y a otros un escalón más bajo. Que hablan con una Sala que promete el oro y el moro y que cuando llegas no tiene ni dónde aparcar. Que contratan unos vuelos y resulta que uno de los guitarristas perdió el avión y no llega. Que llaman a un runner que se dice profesional y se le jode el aire acondicionado por el camino cuando la temperatura es de más de treinta grados. Que paga un caché por adelantado y el día del concierto hay una huelga de no se qué pollas y tiene que cancelar y pierde un dineral. Que después de vender un montón de entradas y para una vez que todo iba de puta madre llega un mongol el fin de semana anterior, pega una navajada, y por su culpa cierran el local. Que a la asociación de no se qué mierdas de Dios le ofende y te echa encima a los políticos a ti y a la banda porque hace quince años cantaron no se qué. Que al batería se le jodió una mano, que al guitarra le pica un pie, que el cantante tiene catarro, etc, etc, etc.

Nadie que no haya nunca organizado un concierto sabe por lo que se puede llegar a pasar. Pero es como todo, uno lo lleva dentro. Yo mismo lo llevo, aunque gracias a Dios mi mujer me frena y es responsable de que no siga ante las ganas de hacer cosas que probablemente fueran a ser ruinosas. Porque esa es otra, el dinero.

Y es que tú, que estás leyendo esto, cuando te tiras horas y días currando, supongo que te gustará que te paguen por ello. No digas que no. Sólo tienes que ir mañana a tu curro y decirle al jefe que lo vas a hacer sin trabajar, a ver si te motivas de esa manera. ¡Ah vale! ¡Que no tienes curro! Joder, tú lo tienes más fácil. Vete a cualquier tienda, supermercado, bar, taller o la mierda que sepas hacer, y di que quieres trabajar gratis. Pues eso es lo que mucha gente pretende. Que los que se rompen el culo por organizar un concierto encima no ganen dinero. Que lo hagan por amor al arte. Y ojo, que aún así, muchas veces lo hacen. Curran a cambio de nada, o incluso ponen pasta, cosa que jamás debería ocurrir. 

Y es que es muy triste currar como un cabrón y ver que si te va bien y la banda llena, al día siguiente te llaman cerdo capitalista y si te va mal que a ver si querías hacerte rico con una mierda bolo.

Por razones que no llevan al caso me vi envuelto en la organización de dos noches de heavy metal el pasado mes de marzo, a pesar de que no quería bajo ningún concepto, y al final, tras haber trabajado durante dos días en compañía de unos buenos amigos, todavía tuvimos que leer estupideces del tipo “ganaron 14.000 euros”, cuando las entradas eran a 12 euros, se vendieron 216 y hubo que pagar hasta la luz y bregar con Ayuntamiento, Policía Local, Protección Civil y toda la mierda que con la que hay que tratar a  veces, siendo además políticamente correcto y sacando tu mejor sonrisa, cuando lo que te apetece es cortar cuellos. Echa cuentas y si te salen, ahí tienes el salón. Por cierto, acuérdate de que la gasolina no es free.

Ahora el 18 de enero tenemos otra en la Sala Malecón, de momento ya se han pagado cartelería, y entradas y flyers. Fon y yo tendremos que poner pasta por delante de momento, en gasoil también, con la esperanza de recoger el día 18 lo que hemos puesto y luego, con lo que se saque, repartir entre las bandas. Si la gente no responde, además de haber trabajado de gratis, quedaremos mal.

Así que antes de echar la lengua a pacer, antes de criticar y antes de quejarte, párate a valorar el trabajo de las personas. Y si tan fácil lo ves, métete a promotor. Yo seré el primero en apoyarte. Ah! Y gratis! En Diario de un Metalhead no cobramos. Aunque algunos nos exigen como si nos pagaran y hasta se enfadan e insultan. A esos les dedicaría el título de un disco de Extremoduro, pero se nos sale de la línea editorial.

¿Ves como no son tan hijos de puta?


© Larry Runner 2013.