Triste, estoy muy triste. Una de mis bandas favoritas ha pasado a ser historia. Hace unos meses tenía la suerte de poder entrevistar a Niko del Hierro ante la última visita de la banda a Asturias y ahora todo eso ya no existe.
Tocaron en el Leyendas del Rock. Lo tuve casi al lado, le admiro tanto que no me atreví ni a saludarle para no interrumpir, por no molestar. Siempre será un ídolo y yo jamás me acostumbraré a poder pasearme a veces entre ellos.
Luego tocaron, parece que lo hicieron muy bien, como siempre, pero yo estaba camino de casa. No quise quedarme a verlos. Era el último concierto, no estaba preparado para tal emoción. Soy cada día más incapaz de despedirme de la gente, no podía soportar la idea de verles desaparecer.
Algunos hablan de que si los proyectos paralelos, de que si las colaboraciones, de que si una o mil razones han llevado a la banda a esta situación. En el fondo todo es dinero. Niko maneja la banda, para lo bueno y para lo malo. Si la situación actual es ésta, seguro que es que las cosas no van bien. El primero en sufrirlo es él. Probablemente los números no salgan.
Yo tengo todos sus discos, originales. Solo me quedan el pataleo y las lágrimas por la impotencia, aunque tenga la conciencia tranquila. Siempre les he apoyado.
Ojalá solo sea temporal. Ojalá vuelvan algún día. Ojalá.
Maldigo a todos aquellos malnacidos que nos han llevado a esta crisis para enriquecerse a nuestra costa y que fruto de ello estemos viendo como algunas de las cosas que maquillaban nuestra vida con un poco de felicidad desaparezcan de golpe y porrazo.
© Larry Runner 2013
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