lunes, 13 de febrero de 2012

Crónica Concierto: ABSENTIA. Oviedo. Sala Kandela. 27.01.2012


ABSENTIA
Sala Kandela, Oviedo. Viernes 27 de Enero de 2012.
Entrada 4.-€, 10.-€ con CD, 12.-€ con 2CD's.

Aunque a veces pueda parecer lo contrario, no me gusta nada redactar crónicas sobre conciertos de grupos en los que tocan amigos. Creo que nunca me quedan bien, y en el mejor de los casos lo que consigues es que no se te disguste ninguno. Tienes que hilar más fino que en las ocasiones que hablas de músicos desconocidos, porque si durante el concierto te cercioras de algún fallo o si ves algo que no te gusta, a la hora de describirlo tienes que andar con pies de plomo para expresarlo, que capten el mensaje y que no se molesten. Y si todo va bien, y se lo dices, luego piensas que pueden considerar que les haces la pelota. Vamos, un lío, y con Absentia no iba a ser una excepción.



Cualquiera a estas alturas de mi narración estará ya espectante pensando que vengo con el cuchillo entre los dientes. Amigo lector, si así piensas, puedes ir buscando cualquier otra entrada de este blog que te gustará más. No va a ser el caso. Porque las buenas bandas el día menos inspirado lo hacen regular, pero mal, lo que se dice mal, ya es más complejo.

Absentia es uno de esos grupos. Su nivel de autoexigencia es tan excelso que acaricia la paranoia. El concierto de presentación de “Our Bleeding Sun” se llevaba gestando meses, procurando ensayar en el local todos y cada uno de los detalles de lo que iba a suceder durante su actuación en la Sala Kandela. Escudriñando como sonar perfectos en un sitio donde sencillamente es imposible y al que la gente acude porque a pesar de que el local no es para tirar cohetes, al menos si es acogedor, está céntrico y tiene unas condiciones de visibilidad del escenario bastante buenas, o al menos lo suficiente como para pasarlo bien. Y desde luego mucho mejores que las que se puedan dar en otros locales pequeños de la ciudad.


Teniendo en cuenta todos estos detalles, intuíamos que lo que íbamos a ver el último viernes de enero no iba a ser malo. Así que lo que más me preocupaba era la cuota de asistencia al concierto. Estamos en una época bastante saturada de conciertos y el que Absentia estuviesen solos en el cartel tampoco ayudaba en demasía.

Cuando llegué a la Sala, vi que aquello no estaba lleno, pero al menos el aspecto era bastante bueno, y la banda superó el centenar de tickets vendidos, algo que desgraciadamente en los últimos tiempos es bastante complicado de conseguir para nuestras bandas de la escena local e incluso para algunas que vienen de fuera. Si no que les pregunten a Morphium, Wild y Leize por nombrar los casos más cercanos en el tiempo.


Salieron al escenario con muchas ganas y con nervios, demasiados. Con un exceso de responsabilidad como si aquello en vez de ser un concierto rodeados de amigos, y un momento de pasárselo bien fuera un examen. A pesar de esos nervios mi primera sensación, que siempre es la visual, fue muy buena. En este mundo en el que vivimos la imagen es sumamente importante. La música no lo puede ser menos. Absentia en el escenario tienen presencia. Su música se puede etiquetar de mil maneras según los gustos de cada uno, pero en el fondo esto es lo que ahora se llama metal. Lo que antes todos llamábamos heavy metal, aunque algunos ahora se hayan quedado solo con el apellido. Pues bien, Absentia sobre el escenario son cuatro tíos de negro y melenas, a excepción de su batería, pero eso no importa. Los de la vieja guardia a los baterías siempre se lo hemos perdonado todo, al fin y al cabo la inmensa mayoría de las veces ni les vemos con tanto follón como edifican a su alrededor. Además entendemos el calor que se debe pasar tras tanto tambor y platillo y el esfuerzo físico que representa pegar con energía su instrumento. Por eso no nos importa que vayan en pantalón corto, con el pelo atado o lo que quiera que sea que vayan a hacer. Indudablemente venden mejor imagen Randy T. Black,  Rafael Yugueros o Victor Valera, que cualquier batería alopécico o que el pintacuadros Lars Ulrich.

Comenzaron como debe ser, con la primera canción de su último álbum, mas aún cuando ese corte es uno de los mejores del disco, y en este caso lo es. Tras la música de introducción, “The end of the line” marcó el comienzo de las hostilidades con un Ian que en el escenario se transforma en un Mr. Hyde y olvida la persona sosegada que aparenta ser fuera de las tablas para convertirse en una bestia del bajo.


A lo largo de la noche pudimos disfrutar de la interpretación de todo el nuevo álbum, que es lo que más esperábamos por ser uno de los trabajos discográficos más brillantes del país en 2011. Pero también hubo tiempo para algún que otro tema de su anterior trabajo “Heaven Still Burns” que como mencionó Julián “para eso lo tienen”.

Hubo errores, siempre los hay, yo he visto a Motorhead y a los mismísimos Iron Maiden tener que para una canción y volver a empezar, algo que no le pasó a Absentia, ni mucho menos. Hubo problemas técnicos, casi siempre los hay y no siempre se pueden evitar. En este caso rara vez tiene la banda culpa. Hubo una vez que se quedaron sin luz en el escenario, y la aparición de Ani durante “Inferno” quedó deslucida pues su micro al principio no se oía. Todo ello contribuyó a que la formación no se viera cómoda del todo sobre el escenario. Desde el público tampoco ayudamos. Estuvimos demasiado fríos.


Además de interpretarnos su último disco entero y de hacernos llegar los mejores temas de su primer trabajo, hubo tiempo también para las versiones. La primera en caer fue el “Zombie” de los irlandeses The Cranberries. Si escuchasen su tema en versión metal alucinarían. Ya en la segunda parte del concierto dedicaron “The Evil That Men Do” a quién esto escribe. Muchas gracias por ello. No lo podía ni imaginar y fue un detalle que jamás olvidaré, entre otras cosas porque no creo que yo me merezca nada especial.

Para el final dejaron el “Angel Of Death” de Slayer t con él se fueron sin despedirse. Pensamos que iban a volver, pero no lo hicieron. Quizás se fuesen disgustados consigo mismo. Lo dicho, demasiado autoexigencia. Ellos opinan que estuvieron mal. A mi no me lo pareció. Hubo algún que otro error, si, pero no cagadas gordas, y si las hubo ni nos enteramos. Lo único que quizás les faltó fue ese acoplamiento que tienen otras bandas, pero creo que es por la falta de actividad sobre los escenarios. Necesitan tocar más en directo, dejar que su música fluya de forma natural y no tocar tan encorsetados. Un par de fechas más y seguro que les llega eso que les falta.

Merecen que así sea. 

Texto: Larry Runner
Fotos: Dark Jaime.


© Larry Runner 2012

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