jueves, 28 de julio de 2011

Diario de un metalhead. Capítulo XVII: The Big 4


A Jorge le conozco de toda la vida. De críos éramos vecinos en el Bronx de Turón, en el Barrio de San Francisco. Lo fuimos hasta que yo cumplí 12 años y mi familia se mudó de vecindad. En “Los Cuarteles” que así se llamó siempre nuestro barrio obrero, vivíamos felices, jugábamos a las chapas, a  indios y vaqueros; de vez en cuando nos zurrábamos y a veces se nos hacía de noche jugando al fútbol en el patio trasero de las desaparecidas escuelas del barrio, que era de césped, todo un lujo.


Recuerdo con nostalgia las noches de San Juan, con unas hogueras altísimas para las cuales los pequeños arrastrábamos pesadas soleras desde la bocamina del Pozo que estaba frente a nuestras casas hasta el final del barrio, ya lindando con la Casa de Baños del Pozo San José. De vez en cuando también íbamos por la noche hasta el otro extremo de la barriada, a lo que llamábamos “Los Cuarteles viejos”  por sus calles sin asfaltar, y les robábamos la madera para su particular hoguera sanjuanera. Jorge y yo éramos de los más pequeños, pero en esos jaleos, solíamos estar presentes.

Así era el barrio de San Francisco en el que nosotros crecimos.

¿Y los partidos? El fútbol entre barrios casi siempre acababa igual, a ostias. Nosotros vestíamos del Athletic, calzón negro y camiseta rojiblanca y Jorge era el portero, como su hermano lo era en el  CD Turón. Cuando jugábamos entre los del barrio, a veces la Copa era una “Casera de naranja”.


En su casa escuché ya de bien chiquitín, y gracias a su hermano Roberto, el primer heavy metal, aunque  no recuerdo ni que lo llamáramos así. El caso es que ya de aquella, recuerdo sostener entre mis manos el Unmasked de Kiss con su mítica portada de cómic. La chispa adecuada ya estaba en mí. Jorge de aquella ya tocaba la guitarra. Y cuando me tuve que ir a vivir a Cabojal me junté “a lo peor” y a partir del Killers de Maiden cambió mi vida. Pero esa es otra historia.


Con el tiempo Jorge formó parte de varios grupos y en uno de ellos, incluso durante un par de años, coincidimos. Fue el líder de Pan de Leña, en el que yo hice de vocalista durante un tiempo. Hoy en día es el bajista de los geniales Blast Open al lado de tres ex-Innerself. ¡Qué buenos son los cuatro! Tanto dentro como fuera del escenario.

Foto promocional de Blast Open. © Sergio Blanco 2010

A Ferreira le conocí también de crío. Me apunté a un grupo de teatro que dirigía el tristemente desaparecido Nel Amaro. Allí fue donde le vi la primera vez. Aunque la profunda amistad con él, llegó algunos años más tarde.

A alguien se le ocurrió crear un equipo de futbito con el patrocinio de la OJE, hoy en día Casa de la Juventud, y seleccionaron a los chiquillos que creían que eran mejores de entre los numerosos equipos de barrio de nuestro Valle. En ese equipo jugaba con el 9 Ferre, (yo con el 6) conocido entonces por Josín, nombre que a veces todavía se nos escapa como si todavía fuese aquel pequeñajo goleador.

Era un crack. Un par de años más joven que el resto de los que formábamos la plantilla. No tenía miedo a chavales mucho más grandes y bola que pillaba, bola que clavaba. Tenía un olfato que no tenía ningún guaje en todo el Valle de Turón. No se acojonaba y todo el equipo le quería.

Con Quini en el Hermanos Felgueroso de Turón, en un partido amistoso.

Luego pasó a las categorías inferiores del Turón y en juveniles era el terror. Marcaba más goles que nadie. Aún con esa edad pasó a jugar en el C.D. Turón en Tercera División. Aquel verano fue el pichichi de la pretemporada e incluso le metió un gol al Sporting. Pero luego en la liga, el míster de entonces no contó con él y poco a poco se fue estancando. Luego sí que llegó a ser titular en el Turón, pero el daño estaba hecho, y algunas veces que se dieron cita varios ojeadores de equipos importantes para ver su buen hacer en el campo, le sentaron para que no se lo llevaran. Atrás quedó la posibilidad de irse al At. Madrid o al Valladolid. Aquel entrenador incompetente prefería a viejos que dieran patadas que a chavales con futuro y técnica.

Con el Turón, en el antiguo Carlos Tartiere en un  partido Real Oviedo B - C.D. Turón

Es el único jugador del Turón que yo recuerde, que ha tenido una Peña dedicada, la cual integrábamos un buen número de colegas del pueblo y que tenía como sede oficiosa el Bar La Bolera. Al Felgueroso, el campo de fútbol del Deportivo, que así se llamó siempre al Club Deportivo Turón, acudíamos con pancartas, bombo y banderas. Aún recuerdo el día que le “castigaron” jugando de lateral izquierdo y metió un golazo por la escuadra como pocos se vieron en nuestro campo y que me vino a dedicar. ¡Qué orgulloso estaba su padre de que Jose tuviera una Peña en su honor!


Ocupando un lugar en la prensa con el segundo uniforme del Deportivo

Fuimos juntos al instituto. Compañeros de clase e incluso de habitación en aquel inolvidable viaje de estudios a Mallorca en el que pusimos un poster de las Vixen adornando la pared. De aquel viaje nos trajimos una camiseta de Fuck Off los dos. ¡Dónde irían a parar! Y por cierto, ¡quién nos iba a decir de aquella que veríamos a Fuck Off en directo años después!

Con el tiempo fue perdiendo el pelo, pero eso sirvió para que con la visita de Primal Fear, más de uno le tomara por Ralf Scheepers, así que tan malo no fue. Desde entonces, para nosotros,  ya es "el Pequeño Scheepers".

Alejandro el día del concierto de Primal Fear en Turón. Lo máximo.

Alejandro es sobrino de Jorge y es mucho más joven que nosotros, aunque a pesar de ser de otra generación, nunca te das cuenta de ello cuando estás con él. Mamó el métal (así, con acento en la E, como dice él) casi desde la cuna. Con alguien tan bueno como Jorge al lado, no podía ser de otra forma. Pasaba todas las tardes con su tío atronicando a su abuela y mamando videos. Así le ganamos para la causa. Hoy es el cuarto hombre y el primero de ellos que se viene conmigo al Wacken.

Como curiosidad, siguió la estela futbolística de su tío. Fue portero también, como lo era Jorge de pequeño, y acabó siéndolo en el Deportivo Turón como su otro tío más mayor, aquel que nos ponía a los Kiss a Jorge y a mí de guajes.

Posando con José Izquierdo de Angelus Apatrida

Ellos tres van juntos a todas partes, y cuando a mi chica no le apetece ir a algún concierto me vuelven a acoger en el seno del grupo. Ferre y yo nos turnamos en el volante porque los otros dos no tienen coche.

Cuando nos unimos, la liamos, eso seguro. Y en los últimos tiempos no nos cortamos con el kilometraje. La más sonada fue en Enero. Nos marchamos para Albacete a ver a Angelus Apatrida y a Crisix en un viaje preparado en pleno calentón en la madrugada de nochevieja, vivida, como no podía ser de otra manera, en La Bolera.

La Bolera. ¡Ah La Bolera! ¡Cuántas noches sin dormir! ¡Cuántas emociones vividas! ¡Cuántas cervezas bebidas! Casi una segunda casa. El mejor sitio para ver los partidos de fútbol. Donde en los Barça- Madrid todos somos culés, aunque en mi caso, solo lo sea por un día. Donde sabes que vas y te encuentras siempre a alguien. Donde las charlas de música no tienen fin. La academia del Rock del Valle. Las historias vividas allí darían para muchos libros. Por allí han pasado algún que otro músico ilustre en su visita a Turón. A Primal Fear no los llevamos, pero al 40% de Crisix, cuando vinieron al Tronar, sí los llevamos a chuzarse allí. Normalmente nos martirizan con música que nos la sopla, pero ha habido momentos para la música dura y hasta hemos disfrutado de la caña de In Flames.

Ha habido fiestas más tranquilas y otras más desfasadas y en estos últimos años estamos haciendo del  festival de Luarca una tradición. Habrá más movidas juntos, seguro, y es que juntos los cuatro nos lo pasamos  ¡DE PUTA MADRE!

The Big 4 en el TNT de Albacete.

Este es un homenaje a los amigos de toda la vida. A los que conservas desde que tienes memoria y que siempre están ahí. Gracias a los tres por ser como sois.

Haciendo click en las imágenes se pueden ver a mayor tamaño. Cada imagen subrayada es un enlace a una nueva e interesante web.

© Larry Runner 2011