domingo, 1 de mayo de 2011

HELLTRIP

                 
By Larry Runner. 

Fue un sábado cualquiera y creo recordar que más o menos a mitad de la década pasada Como todos los sábados, o casi, de aquella época, estábamos en nuestro bar favorito de Mieres, en la añorada y desaparecida La Buraka. Un lugar en el que nos encontrábamos como en el salón de casa y que fue sitio de cita ineludible durante unos tres lustros.
Me acerqué a la barra a por una Foster más y me fijé en algunos cd’s que allí se exponían a la venta, sobre la cafetera, como tantas otras veces anteriores había hecho. Me llamó la atención uno  con la carátula en tonos rojos, y un logo guapo. Le eché un vistazo y por los tristes seis euros que costaba no se iba a quedar allí Así, sin más, lo compré. Me transmitió algo especial, me llamó la atención. Estaba lleno de estrellas y de fotos de tías. Transpiraba actitud y como el precio no era abusivo lo pillé para probar suerte. Al fin y al cabo el grupo era de Mieres, en el peor de los casos habría ayudado a alguien “de casa”, aunque luego, mirando la foto, las caras de aquellos cuatro pavos no me sonaban absolutamente de nada.

El caso es que me llevé aquel disco con canciones de letras en inglés y libreto repleto de mujeres ligeras de ropa, guitarras y estrellitas. Al día siguiente llegó la primera escucha y la sorpresa. Aquellos fulanos sabían lo que se hacían. Sonaban de la hostia y lo que les podía faltar de virtuosismo lo ponían en actitud y en ganas. Me engancharon muy rápido a pesar de que en aquella época no era muy amigo de los sonidos escandinavos. Y que nadie se extrañe. En esos años yo vivía a años luz de esa movida.

Pronto encendí la mecha en mi entorno y fui convenciendo a los amigos para acudir a esas explosiones en las que transforman sus apariciones sobre el escenario. Practicaban un estilo de rock al que yo había permanecido siempre de espaldas, al que nunca le había prestado atención. Un metalhead como yo nunca se había molestado en escuchar a Hellacopters o “mierdas” similares. Pero aquellos de Mieres me abrieron los oídos a toda esa para mí nueva amalgama de sonidos.

Por su “culpa” empecé a escuchar y engancharme a Backyard Babies y sobre todo a Hardcore Superstar. Hellacopters siguen sin ser santo de mi devoción, pero al menos ese rock sucio y macarra ya entra en mi casa y algunos de esos discos ocupan lugares destacados entre mis favoritos.

Si. Así por casualidad un grupo de Mieres, Helltrip, me abrió un nuevo universo sonoro. Un mundo nuevo que gracias a internet se fue ampliando. Desde entonces mi chica y yo, comenzamos a ser habituales en los conciertos de la banda, que el primer día ya nos impactó por salir al escenario de forma elegante y con camisas rojas. Ella pronto se hizo fanática de la banda, más incluso que yo, y desde entonces hemos sido habituales allí donde tocaran: Oviedo, Turón, Villaviciosa, Xixón,  Mieres o Pravia, daba igual. Paralelamente nos hicimos fans de Backyard Babies y sobre todo de Hardcore Superstar. También nos llegaron bandas más o menos parecidas y mucho más cercanas como los buenísimos Dogfight.

Cuando una banda me gusta de verdad, cuando huelo en ellos aptitud, actitud y calidad suelo intentar apoyarla en lo que buenamente puedo. Si luego además llegas a conocer a los protagonistas personalmente y descubres que son gente buena ya ni te cuento. En el caso de Helltrip llegué a ser pesado, haciendo llegar su nombre no ya a los colegas cercanos sino incluso a amigos de prensa y promotores. Si desde entonces y de esa manera más o menos indirecta, en algo les hemos podido ayudar y gracias al modesto y poco apoyo recibido desde nuestra casa han logrado algo ha sido de corazón y jamás buscando ningún tipo de reconocimiento ni palmaditas en la espalda. No soy de esos. De todas formas, una vez me hicieron un regalo espectacular, y a día de hoy ocupa un lugar especial en nuestro salón que en los últimos años se ha convertido en un hall of fame de acceso restringido.

Por todo ello, desde este mi blog, quiero dar desde aquí gracias de corazón a Helltrip por ser protagonistas de muchos buenos momentos y por formar parte de esos grupos a los que los imbéciles califican de ruidosos.

© Larry Runner 2011.

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